El Acercamiento liberacionista en la interpretación de la Biblia

La teología de la liberación es un fenómeno complejo que no se debe simplificar arbitrariamente. Como movimiento teológico se consolida al comienzo de los años ’70. Su punto de partida, además de las circunstancias económicas, sociales y políticas de los países de América Latina, se encuentra en dos grandes acontecimientos eclesiales: (1) el Concilio Vaticano II, con su declarada voluntad de aggiornamento y la orientación del trabajo pastoral de la Iglesia hacia las necesidades del mundo actual, y (2) la 2ª Asamblea plenaria del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano) en Medellín en 1968, que aplicó las enseñanzas del Concilio a las necesidades de América Latina. El movimiento se ha propagado también en otras partes del mundo (África, Asia, población negra de los Estados Unidos).

Es difícil discernir, si existe «una» teología de la liberación y definir su método. Se puede decir que ella no adopta un método especial, sino que partiendo de puntos de vista socio-culturales y políticos propios, practica una lectura bíblica orientada en función de las necesidades del pueblo, que busca en la Biblia el alimento de su fe y de su vida. En lugar de contentarse con una interpretación objetiva y atenta sobre lo que dice el texto situado en su contexto de origen, busca una lectura que nace de la situación vivida por el pueblo. Si éste vive en circunstancias de opresión, es necesario recurrir a la Biblia para buscar allí el alimento capaz de sostenerlo en sus luchas y esperanzas. La realidad presente no debe ser ignorada, sino al contrario afrontada, para aclararla a la luz de la Palabra. De esta luz surgirá la acción cristiana auténtica, que tiende a transformar la sociedad por medio de la justicia y del amor. En la fe, la Escritura se transforma en factor de dinamismo, de liberación integral. Los principios son los siguientes:

  • Dios está en la historia de su pueblo para salvarlo. Es el Dios de los pobres, que no puede tolerar la opresión ni la injusticia.
  • Por ello, la exégesis no puede ser neutra (aunque tampoco unilateral), sino que, siguiendo a Dios, debe tomar parte por los pobres y comprometerse en la liberación integral de los oprimidos. Conviene aclarar que el compromiso social y político no es la tarea directa de la exégesis.
  • La participación en este proceso de liberación integral permite precisamente hacer aparecer los sentidos que no se descubren, sino cuando los textos bíblicos son leídos en un contexto de solidaridad efectiva con los oprimidos.
  • Puesto que la liberación de los oprimidos es un proceso colectivo, la comunidad de los pobres es el mejor destinatario para recibir la Biblia como palabra de liberación. Además, puesto que los textos bíblicos han sido escritos para las comunidades, es a estas comunidades a quienes es confiada en primer lugar la lectura de la Biblia.
  • La Palabra de Dios es plenamente actual, gracias sobre todo a la capacidad que poseen los «acontecimientos fundadores» (la salida de Egipto, la pasión y la resurrección de Jesús) de suscitar nuevas realizaciones en el curso de la historia.

APORTACIONES

La teología de la liberación comprende elementos positivos:

  1. el sentido profundo de la presencia de Dios que salva;
  2. la insistencia sobre la dimensión comunitaria de la fe;
  3. la urgencia de una praxis liberadora enraizada en la justicia y en el amor;
  4. la relectura de la Biblia que busca hacer de la Palabra de Dios la luz y el alimento del pueblo de Dios, en medio de sus luchas y de sus esperanzas. Así subraya la plena actualidad del texto inspirado.

LIMITES

Pero una lectura tan comprometida de la Biblia comporta riesgos:

  • Esta lectura se concentra sobre unos textos narrativos y proféticos que ilustran situaciones de opresión y que inspiran una praxis que tiende a un cambio social. A veces puede ser parcial, no prestando igual atención a otros textos de la Biblia. Es verdad que la exégesis no puede ser neutra; pero también debe cuidarse de no ser unilateral. Por lo demás, el compromiso social y político no es la tarea directa de la exégesis.
  • Queriendo insertar el mensaje bíblico en el contexto socio-político, teólogos y exégetas se han visto conducidos a recurrir a instrumentos de análisis de la realidad social. En esta perspectiva algunas corrientes de la teología de la liberación han hecho un análisis inspirado en doctrinas materialistas, y en este marco han leído la Biblia, lo cual no ha dejado de suscitar problemas, particularmente en lo que concierne al principio marxista de la lucha de clases.
  • Bajo la presión de enormes problemas sociales, el acento ha sido puesto en particular sobre una escatología terrestre, a veces en detrimento de la dimensión escatológica trascendente de la Escritura.
  • Los cambios sociales y políticos conducen este acercamiento a presentar nuevas cuestiones y a buscar nuevas orientaciones. Para su desarrollo ulterior y su fecundidad en la Iglesia, un factor decisivo será poner en claro los presupuestos hermenéuticos, sus métodos y su coherencia con la fe y la tradición del conjunto de la Iglesia.

Fuente: Documento de la Pontificia Comisión Bíblica,“La Interpretación de la Biblia en la Iglesia”.

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