Cómo era el Yom Kippur en el tiempo de Jesús [o del segundo Templo]

Esta entrada es parte de Yom Kippur.

En esta entrada vamos a ver cómo se vivía el Yom Kippur en la época del segundo Templo, es decir, en el tiempo de Jesús. Disponemos de varias fuentes al respecto: 

  • [1] el Antiguo Testamento, especialmente en Lev 16, que describe el ritual de la expiación, y en la Misná, más precisamente en el tratado Yomá
  • [2] El historiador Flavio Josefo también habla de la fiesta del Yom Kippur, a la que denomina «el día del ayuno» (Antigüedades judias 18,94).
  • [3] Por último Filón de Alejandría también habla del Yom Kippur como «la fiesta del ayuno», «la más grande de las fiestas» y «el sábado de los sábados» (De specialibus legibus II, 194). 

Se esperaba este día con gran anhelo y ansia, pues, como se ha dicho, era el único los judíos podían recibir el perdón.

En su celebración había una figura central, que es necesario estudiar detenidamente, la del kohen gadol, el «sumo sacerdote». Solo en este día, él (y él solo!) podía entrar en el Santo de los Santos, ante el Señor, y pronunciar su Nombre Santo, el tetragrama sagrado (las cuatro letras del nombre de Dios: YHWH), que nadie fuera de él podía pronunciar y sólo ese día. Gracias a este hecho, el pueblo obtenía el perdón.

El sumo sacerdote se debía preparar durante bastante tiempo antes y de modo minucioso (cf. Misná, Yomá 1,1-4) todo lo referente a la fiesta:

  • [1] Tenía que cuidar del santuario, 
  • [2] separarse de su familia para evitar toda impureza, 
  • [3] estudiar y revisar el ritual a seguir; 
  • [4] hacer sacrificios y penitencias;
  • [5] comer de modo frugal o ligero;
  • [6] disponerse física y espiritualmente para entrar con «temor y temblor» en el Santo de los Santos; etc

Era tan importante este día, que todos los judíos esperaban el alba con ansia. La Misná testifica que, ya antes del canto del gallo, el pueblo se reunía en la explanada del Templo (cf. Yomá 1,8). Esperaban el canto del gallo, es decir, el alba del Día de la Expiación. En la tradición judía, el gallo es símbolo del discernimiento porque distingue entre el día y la noche, entre la luz y las tinieblas. 

Esto recuerda el maravilloso perdón que Jesús ofreció a Pedro, el canto del gallo que oyó y gracias al cual pudo mirar a Cristo. El evangelio de Lucas narra que Jesús, inmediatamente después del canto del gallo, se giró y miró a Pedro y este se acordó de las palabras del Maestro y lloró amargamente (Lc 22,61-62). Pedro se encuentra cara a cara con Dios mismo, como el sumo sacerdote en el Santo de los Santos en el Yom Kippur; no es tampoco casualidad que Jesús le impusiera el nombre de Kefa, nombre parecido a Caifás, sumo sacerdote en aquel año. En el alba de aquella mañana, Pedro entendió que en Jesús estaba la misma Shekhiná, la Presencia divina, y que en él podía acceder al perdón. Esto le provoca un llanto amargo, pero al mismo tiempo dulce, porque se le ofrece la posibilidad de la teshubá.

El Sumo sacerdote

El sumo sacerdote constituía lo que hoy llamaríamos una «personalidad corporativa», porque representaba a todo el pueblo [y de algún modo también a todo el cosmos, cf. Eclo 50,1-21]. 

Las vestiduras habituales del sumo sacerdote están minuciosamente descritas en Ex 28 y 39: 

[1] llevaba en su pecho el pectoral del juicio, en oro y púrpura, atado al efod con unos ganchos de oro, y con doce piedras preciosas dispuestas en cuatro filas, símbolo de las doce tribus de Israel. Así se simboliza que él debe llevar consigo, ante el Señor, a todo el pueblo. 

[2] Además él representa también a todas las naciones. En efecto, en los bordes de su manto púrpura y violeta, había setenta campanillas de oro, alternadas con granadas. Setenta es el número de los paganos. En el sumo sacerdote cuando entraba en el Sancta Sanctorum era, de algún modo, la síntesis de la humanidad y del cosmos. 

  • Para nosotros esto es de gran importancia, pues nos ayuda a comprender tanto el Día de la Expiación como varios elementos del Nuevo Testamento. Solo estudiando a fondo esta singular figura sacerdotal se puede comprender la presentación que la carta a los Hebreos hace de Jesucristo como Sumo Sacerdote.

Sin embargo, en la fiesta del Yom Kippur el sumo sacerdote tenía que entrar en el Sancta Sanctorum, no con sus vestiduras antes descritas, sino con una túnica blanca de lino puro, según se prescribe en Lev 16,4. Además y antes de eso, debía hacer la miqvá (o miqvé; cf. Lev 16,4), de otra manera le estaba absolutamente prohibido entrar en el Santuario, aunque estuviera puro. La miqvá era un baño de inmersión purificador, en agua viva (de fuente o de agua de lluvia). 

  • Por ejemplo, en Misná, Yomá 8, 9, hay un texto muy bello, donde el gran Rabbí Aqiba dice: «¡Bendito eres tú, Israel! Ante quién te has purificado y quién es el que te purifica? Tu Padre que está en los cielos, como está dicho: «Os rociaré con agua pura y quedaréis purificados» (Ez 36,25). La miqvá de Israel es el Señor. Como la miqvá purifica a los impuros, así el Santo, Bendito sea, purifica a Israel». Se trata de un texto fundamental: entrar en la miqvá equivale a sumergirse en Dios, que es, en definitiva, la verdadera miqvá. Sabemos que los orígenes del bautismo cristiano deben buscarse en la miqvá, si bien este bautismo constituye una novedad, pues es una inmersión en la muerte y en la resurrección de Cristo y una inserción en él. Es indispensable conocer este trasfondo para notar tanto la continuidad como la novedad del bautismo cristiano respecto al baño ritual judío.

Después de una primera purificación, el sumo sacerdote se vestía y ofrecía el sacrificio cotidiano. Volviéndose a purificar, vestía la ropa blanca de lino e iniciaba los sacrificios adicionales.

[1] El primer sacrificio por los pecados del sumo sacerdote

Se colocaba un novillo entre el altar y el pórtico, mirando hacia oriente. El sumo sacerdote le imponía las manos y hacía la siguiente confesión de los pecados (citada en la Misná, Yomá 3.8): «Oh Señor, he ofendido, transgredido, he pecado ante ti, yo y mi familia. Te ruego que perdones las culpas, transgresiones y los pecados con los que te he ofendido, que he cometido, con los cuales he pecado ante ti, yo y mi familia, porque así está escrito en la Ley de Moisés tu siervo: «Porque en ese día se hará expiación por vosotroS» (Lev 16,30)». La primera confesión es, pues, por los pecados del sumo sacerdote, que tenía que hacer tres confesiones en este día: primero por él; después por su familia y la casa de los sacerdotes; finalmente, por todo el pueblo (cf. Ley 16,11.16).

(2) Hechas las suertes sobre los dos machos cabríos

Después de lo descrito, el sumo sacerdote debía echar las suertes sobre dos machos cabríos escogidos para el sacrificio, según lo que prescribe Lev 16,5-10 (cf. también Misná, Yomá 3,9; 4,1). Uno de estos animales sería destinado a Dios y otro a Azazel. 

Tras echar suertes, y sobre el destinado a Dios, el sumo sacerdote recitaba esta invocación: «Para el Señor, como sacrificio por el pecado (Rabbí Ishmael sostiene que se decía solo «para el Señor»)» (cf. Misná, Yomá 4,1). Y lo dejaba cerca.

(3) La proclamación del Nombre de YHWH

Y después entraba en el Santo de los Santos, donde el sumo sacerdote pronunciaba el Nombre Santo de Dios, el tetragrama sagrado (las cuatro letras YHWH), solo él y solo en el día del Yom Kippur. La proclamación del inefable nombre divino era un elemento esencial del rito para obtener la expiación y el perdón.

(4) Se pone el lazo rojo al macho cabrío para Azazel

Después de eso, salía y se dirigía al macho cabrío «para Azazel». El sumo sacerdote ataba un hilo de color rojo púrpura entre sus cuernos para distinguirlo (cf. Misná, Yomá 4,2). También, en ese momento, se ponía otro hilo rojo en las puertas del Templo. Y dejaba allí al macho cabrío hasta un momento posterior.

(5) Segundo sacrificio: el del novillo por los pecados de su familia y la familia sacerdotal.

Después el sumo sacerdote regresaba al novillo, le imponía las manos y pronunciaba la segunda confesión de los pecados por su familia y por la casa de los sacerdotes. Acto seguido sacrificaba al toro y recogía su sangre en un cáliz (cf. Misná, Yomá 4,2-3).

(6) El sumo sacerdote entra de nuevo en el Santo de los Santos

Seguidamente, el sumo sacerdote entraba de nuevo en el Santo de los Santos con la pala del incienso y un brasero, donde echaba el incienso de modo que toda la sala se llenase de él. 

Y tras recitar una oración, rociaba siete veces el Santo de los Santos con la sangre del toro. 

(7) Sacrificio del cordero destinado para Dios

Después sacrificaba el macho cabrío seleccionado a Dios (Misná, Yomá 5,1-4) y recogía su sangre para asperger también con ella.

  • La aspersión del Santo de los Santos con la sangre tenía una importancia capital, como da a entender el ritual descrito en Lev 16,14-20 y en la Misná, Yomd 5,5-6. De este texto (5,6) sabemos que los regueros de sangre que salían del lado oriental del Templo fluían hasta el torrente Cedrón (la sangre era vendida también a los campesinos como fertilizante). La sangre de los sacrificios, pues, unida al agua usada para hacerla fluir, salía de un lado del Templo. Uno no puede evitar pensar en la que salieron del costado de Jesucristo después de su muerte (Jn 19,34).

El rito esencial del sacrificio es el derramamiento de la sangre: así es como la sangre de la víctima es ofrecida por los pecados o restituida a Dios; y luego, se recoge para asperger o derramarla sobre [1] el altar (Ex 29,16; Lev 3,2), [2] el sumo sacerdote (Éx 29,21), y [3] el velo del templo (Lev 4,6; Nm 19,4). Esta sangre de la víctima sacrificial tiene virtudes expiatorias (Lev 16,6.15-17) y purificadoras (Lev 14,1ss), como leemos en Heb 9,22: «Pues según la Ley, casi todas las cosas han de ser purificadas con sangre, y sin efusión de sangre no hay remisión». En los sacrificios de purificación y de expiación, especialmente en el Yom Kippur, la efusión o derramamiento de la sangre era lo que alcanzaba la reconciliación con Dios.

(8) El tercer sacrificio del macho cabrío expiatorio para Azazel por los pecados del pueblo

Después de todo esto, el sumo sacerdote salía del Santo de los Santos, se acercaba al macho cabrío para Azazel, le imponía las manos y hacía la tercera confesión de los pecados, esta vez por todo el pueblo (Misná, Yomá 6,2): «Oh Señor, tu pueblo, la casa de Israel ha cometido la iniquidad, ha transgredido, ha pecado ante ti. Perdona, Señor, las iniquidades, las transgresiones, los pecados que tu pueblo, la casa de Israel, ha cometido, con los cuales ha transgredido y ha pecado ante ti, como está escrito en la Ley de Moisés tu siervo: «Porque en este día se hará expiación por vosotros, para purificaros. De todos vuestros pecados quedaréis limpios delante del Señor (Lev 16,30)».

Todo el pueblo estaba en el atrio del Templo y cuando oía que se pronunciaba el Santo Nombre de Dios (era la segunda vez que sucedía), postrándose en el suelo aclamaba: «Bendito el nombre de la gloria de su reino por siempre!» (Misná, Yomá 6,2). 

De este modo se ponían todos los pecados del pueblo sobre el macho cabrío y se le conducía al desierto, donde tenía que morir como maldito y “pagar”, digámoslo así, para expiar por todo el pueblo. Debían asegurarse de que el animal moría, de lo contrario la expiación no tendría lugar. Se hacía una larga procesión con el macho cabrío, y durante el camino se le alimentaba y se le atendía (Misná, Yomá 6,4-6): debía morir en el desierto, a cinco kilómetros de Jerusalén. Se le precipitaba por un barranco y se debía constatar su muerte. El pueblo, al ver señales de humo, entendía que el macho cabrío había muerto, entonces el sumo sacerdote podía quemar las partes sacrificiales de los animales (Misná, Yomá 6,8).

Según la Misná (Yomá 6,8), cuando el macho cabrío para Azazel moría en el desierto, sucedía un milagro: el hilo rojo de la puerta del Templo se volvía blanco. Se trata de una referencia a Is 1,18: «Así fueren vuestros pecados como la grana, cual la nieve blanquearán. Y así fueren rojos como el carmesí, cual la lana quedarán» (cf. Midrash Sifré Dt 1,7). Por esto, una de las denominaciones del Templo en la época de Jesús era «monte Líbano»: el nombre «Líbano» en hebreo tiene la misma raíz que el término labán («blanco»). Se trataba de algo parecido al “milagro” de la nieve sobre los montes del Líbano, sobre el monte Hermón: en el Templo se producía el perdón de los pecados e Israel volvía al candor de la nieve. El Talmud narra que desde cuarenta años antes de la destrucción del Templo (desde el 30 d.C., fecha probable de la muerte de Jesús!) El milagro ya no tuvo lugar: el hilo rojo no volvió a cambiar de color nunca más (Yomá 39b).

Una última curiosidad: ¿Qué significa dicha vestidura para los judíos? (1) es el vestido de la pureza, de la inocencia, de la santidad; (2) también es vestido de fiesta, así como (3) la vestimenta nupcial que la esposa debe regalar al esposo; (4)  es también un vestido de sepultura: los judíos son sepultados con la vestidura blanca, en posición fetal, como signo de la espera en la resurrección; (5) es el vestido del sacerdote en el santuario; y (6) la del sumo sacerdote en la liturgia del Yom Kippur, tal como se vivía en el Templo.

Bibliografía

  • El Antiguo Testamento, especialmente en Lev 16
  • La Misná, más precisamente en el tratado Yomá.
  • Flavio Josefo en Antigüedades judías 18,94.
  • Filón de Alejandría De specialibus legibus II, 194.
  • Francesco Giosué Voltaggio en Las fiestas judías y el Mesías 


4 comentarios sobre “Cómo era el Yom Kippur en el tiempo de Jesús [o del segundo Templo]

  1. Muy buena la explicación sobre todo lo que se hacía en el día de la expiación,lo cual ayuda a tener un mejor entendimiento de lo que nos habla la Biblia,en el Libro de Levíticos,capítulo 16.Una fiesta profética,cuyo cumplimiento se hará realidad con la segunda venida de nuestro SeñorJesús.Bendiciones hermano,Dios le guarde y lo siga iluminando con su sabiduría.

  2. Desde hace 2 años en mi mente Yehováh me dice que debo de saber que año fue el último en el que se pudo hacer este ritual; no pudo ser el año 70 porque la destrucción del templo fue antes de la fiesta de Trompetas y de Yom Kippur; en el 69 estaban sitiados??? se realizó la ceremonia???, fue en el 68????. No se hebreo, pero en una lectura en inglés entendí que según Maimonides fue en el 68. Alguien podría por favor resolver mi duda. Gracias anticipadas

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