Pablo predica en Iconio, Listra y Derbe

Expulsados de Antioquía de Pisidia, Pablo y Bernabé conocieron las mismas dificultades en todas las ciudades de Licaonia que recorrieron: Iconio, Listra y Derbe.

En Listra tuvieron una aventura singular, que nos revela la credulidad de las gentes sencillas de aquella región. Después de la curación de un cojo, consideraron a Bernabé y a Pablo como dioses que hablan bajado del cielo y tomado aspecto humano: Zeus el dios de Olimpo y Hermes su portavoz. Cuando Pablo se da cuenta del sacrificio que están preparando en su honor, desgarra sus vestidos con indignación y se esfuerza por llevar a sus oyentes al reconocimiento del Dios único, creador del universo. Para ello pone de relieve, como los filósofos estoicos de la época, los beneficios de la providencia, el orden de las estaciones, el gozo de la existencia… En Atenas, con un lenguaje más filosófico, Pablo recogerá este tipo de argumentación. A pesar del milagro y aprovechándose del desencanto de la gente después de las manifestaciones del apóstol, los judíos provocan un motín contra él. Pablo es linchado y dado por muerto (Hech 14, 19). Dura prueba que le tocará padecer más de una vez (2 Cor 11, 25).

Hacen el camino inverso para regresar, y Pablo y Bernabé aprovechan para animar a las jóvenes comunidades a la perseverancia, y designan unos cuantos «ancianos» para su atención espiritual. En las cartas pastorales encontraremos más detalles sobre la organización de las comunidades (pe., en 1 Tim 3, 1-7; Tit 1, 5-9). Pablo no se limita a plantar la iglesia, sino que intenta asegurar su crecimiento.

Esta vez se embarcan en Perge y van directos a Antioquia, sin pasar por Chipre.

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