La incorruptibilidad del cuerpo resucitado (Salmo 16 y Hechos 2 y 13)

Esta entrada es continuación de “No habían entendido la Escritura…” (Jn 20,9). En esta ocasión consideramos como los pasajes del Salmo 16 y de los relatos de Hechos 2 y 13 están interconectados para resaltar como la resurrección de Jesús es el cumplimiento de las profecías del A.T., especialmente en lo que respecta a la no corrupción del cuerpo del Mesías.

El Salmo 16,10 proclama: “Porque no me abandonarás en la región de los muertos, ni dejarás a tu fiel ver la corrupción”. Este versículo es citado dos veces en Hechos 2,27.31, donde se enfatiza que Dios no permitirá que su Santo experimente corrupción: «Porque no me abandonarás en el lugar de los muertos, ni dejarás que tu Santo experimente corrupción. Me has enseñado senderos de vida, me saciarás de gozo con tu rostro. Hermanos, permitidme hablaros con franqueza: el patriarca David murió y lo enterraron, y su sepulcro está entre nosotros hasta el día de hoy. Pero como era profeta y sabía que Dios le había jurado con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo, previéndolo, habló de la resurrección del Mesías cuando dijo que no lo abandonará en el lugar de los muertos y que su carne no experimentará corrupción.»

Pedro concluye que -como el patriarca David, murió y fue sepultado-, el salmo está profetizando sobre la resurrección del Mesías. Lo importante aquí es que aunque el Salmo en sí mismo no trata de la resurrección sino de evitar la muerte, Pedro, da al salmo una interpretación novedosa al decir que profetizaba de la resurrección del Mesías. Esta interpretación novedosa solo es posible tras el acontecimiento de la resurrección. Antes no hubiera sido legítima.

También, como ya vimos, existe otra referencia al Salmo 16,10 en Hechos 13,35-37, donde se argumenta de modo parecido sobre: la resurrección como requisito para no sufrir la corrupción. En efecto, la resurrección de Jesús además de dar cumplimiento a estas profecías, alimenta nuestra esperanza en la resurrección de la carne, en la victoria sobre la muerte, y nos da la seguridad de la vida eterna.


A modo de anexo, y como la incorruptibilidad del cuerpo de Jesús es el tema central de estas citas, vamos a explorar algunas otras profecías del A.T. relacionados con este tema, y luego algunos conceptos básico:

Daniel 12,2: “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.” Aunque este versículo no menciona directamente a Jesús, se interpreta como una profecía general sobre la resurrección de los muertos, cuya primicia es la de Cristo.

Salmo 22. En este Salmo, que contiene la famosa frase “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (cf. Mateo 27,46), se habla también de la pervivencia tras la muerte y la alabanza a Dios después de la aflicción: «sálvame de las fauces del león ... Contaré tu fama a mis hermanosAnte él se postrarán los que duermen en la tierra, | ante él se inclinarán los que bajan al polvo. | Me hará vivir para él,« (vs: 22.24.30)

Ezequiel 37,12-14. En este pasaje, el profeta Ezequiel habla sobre la resurrección de los huesos secos. Dios le dice a Ezequiel que profetice sobre los huesos y les diga: “He aquí, yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel” (v.12). Esto simboliza la restauración y la resurrección de Israel. Aunque no se menciona directamente al Mesías, muchos ven en esto una imagen profética de la resurrección futura a través de la resurrección iniciada por Cristo.

Oseas 6,2: “Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él. Este versículo es interesante porque menciona específicamente el tercer día. Algunos ven esto como una profecía velada de la resurrección del Mesías.

Jonás 1,17. Aunque no es una profecía tradicional, la historia de Jonás y el gran pez tiene paralelos con la muerte y resurrección. Jonás estuvo en el vientre del pez durante tres días y tres noches antes de ser liberado. Jesús mismo mencionó esto como un signo de su propia muerte y resurrección (cf. Mateo 12,40).

Sobre el vínculo Resurrección-Cuerpo incorruptible. En 1 Cor 15,53, se dice: “Porque es preciso que esto que es corruptible se vista de incorrupción, y que esto que es mortal se vista de inmortalidad”. Aunque esta afirmación se refiere a la resurrección de los bautizados y la transformación de sus cuerpos en una forma incorruptible y eterna, deja clara la incorruptibilidad de todo cuerpo resucitado.

Qué dice el NT sobre la incorruptibilidad. Describe al cuerpo resucitado como no sujeto al deterioro ni asociado ya con la muerte (1 Cor 15,42-54); la incorrupción será la recompensa eterna de los santos (1 Cor 9,25; 1 Pe 1,23). A veces, vemos que el mismo término griego se traduce tanto para «incorruptible» como para «inmortalidad» (Rom 2,7; 2 Tim 1,10); y también se emplea en Ef 6,24 para el amor «inalterable«.

La Victoria de Cristo sobre la Muerte. Jesús cumple las profecías al ser crucificado, resucitar y vencer la muerte. Su cuerpo resucitado es ya incorruptible, y su victoria sobre la muerte ofrece esperanza y vida eterna a quienes creen en él y son bautizados.

En definitiva, la incorruptibilidad del cuerpo de Jesús está intrínsecamente ligada a su resurrección y victoria sobre la muerte.

Fuentes:

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