τέλειοι … τέλειος (teleioi … teleios) en Mateo 5,48

Vocabulario bíblico y detalles escondidos

Sobre la palabra  τέλειος (ver nota abajo)

En el Sermón de la Montaña, encontramos la siguiente exhortación: «Sed perfectos (τέλειοι), como vuestro Padre celestial es perfecto (τέλειος (Mateo 5, 48). Este texto se emplea con frecuencia como una invitación a la santidad. Estudiemos con más detalle la cita.

En la cita destaca la forma enérgica de expresar tal aspiración; aunque en griego se trata de una forma verbal de futuro (“seréis”; ἔσεσϑε, esesthe), tiene, sin embargo, sentido de imperativo. Esta exigencia tiene su fundamento en el hecho de que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1,27), es decir, que fuimos creados como hijos de Dios. Esto se evidencia, cuando en Génesis 5,3, se nos dice que: “Cuando Adán había vivido ciento treinta años, engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y le puso por nombre Set”. Es decir, que ser creados o engendrados a ‘imagen y semejanza’, es ser creados o engendrados como ‘hijos’. Y haber sido creados a imagen y semejanza de Dios Padre, implica en los hijos, que también han de reflejar tal imagen y semejanza (la de su Padre). Y de ahí la exigencia-invitación a los hijos de ser perfectos como su Padre celestial es perfecto (cf. Mateo 5,48).

  • Una última cosa. Esta semejanza e identidad con Dios, es decir, esta relación filial con Dios Padre, se hace realidad: “porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado.” (Romanos 5,5), de modo que “su poder divino nos ha concedido que (…) seáis partícipes de la naturaleza divina” (2 Pedro 1,3-4) y en por tanto: “Como sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: «¡Abba, Padre!».” (Gálatas 4,5-6).

Existe el riesgo de una interpretación errónea de la palabra τέλειος de este pasaje que puede llevarnos a un perfeccionismo desmedido, alejándonos del verdadero propósito de la perfección a la que se está refiriendo. Para comprender cabalmente en qué consiste tal perfección, es necesario interpretar la cita en su contexto, es decir, a la luz del Sermón de la montaña. 

La cita aparece como conclusión de la primera parte del Sermón: “Habéis oído que se dijo: “‘Amarás a tu prójimo’ y aborrecerás a tu enemigo”. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.” (Mateo 5,43-48).

  • La palabra griega que se utiliza aquí para perfección (teleios), que es una traducción de la palabra hebrea tāmīm (cf. LXX Deuteronomio 18,13), por tanto, puede también significar la madurez en la fidelidad y la entrega al Señor

Así pues, el contexto deja claro, que la perfección del Padre a la que aquí se hace referencia no es para señalar su infalibilidad, sino su bondad y amor: “Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial” (Mateo 5,44-45)

Si comparamos la estructura de la expresión de Mateo 5,48: “Padre celestial es perfecto” (“ouranios teleios estin”) con la de 1 Juan 4,8: “Dios es Amor” (“theos agapé estin”); resulta que en la frase podemos equiparar teleios con agapé. Es decir, que la perfección divina (teleios) reside en la esencia misma de Dios: el amor (agapé). 

Si Dios, nuestro Padre celestial, es perfecto en su amor, y nosotros estamos llamados a ser perfectos como Él, entonces la perfección para nosotros se encuentra en amar como Él ama. Se trata de imitar a Dios en su capacidad de amar de manera desinteresada, compasiva, misericordiosa y generosa

¿En qué otros lugares del NT se nos dice que el amor y la perfección se necesitan mutuamente? Pondremos solo algunas:

  • En Colosenses 3,14 se dice: “Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta”. El amor actúa como un lazo que une todas las virtudes y cualidades espirituales de manera perfecta. 
  • También, vemos que el amor perfecciona el obrar al quitar el temor: “No hay temor en el amor, sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor tiene que ver con el castigo; quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor” (1 Juan 4,18). De algún modo se nos dice que la perfección está intrínsecamente ligada al amor. 
  • En 1 Corintios 16,14 se dice: “Que todo lo vuestro se haga con amor”. Esta cita simple pero poderosa resume cómo el amor debe ser el motor y el propósito detrás de todas las acciones.
  • A la pregunta sobre la perfección:“Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la ley?” Jesús responde: “Él le dijo: ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente’. Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas” (Mateo 22,37-40). Es el amor quien lleva todo a la perfección plena.

En efecto, podemos concluir que el amor hace perfectas todas las cosas.

  • De un modo empírico lo vemos en quien tiene un hobby y como lo perfecciona; quien tiene amor a la cocina, aprende y desarrolla nuevas recetas; quien ama el hogar, lo cuida y mejora continuamente; quien ama su trabajo, se esmera e implica a fondo para mejorar en él; quien ama una asignatura, se esfuerza y aprende más, etc

Así pues la perfección a la que somos invitados radica en esforzarnos por imitar a nuestro Padre Dios en su forma de amar. Aunque no hay una cita bíblica exacta que diga cómo ama Dios, me parece que 1 Corintios 13,4-7 podría describirlo de algún modo: “El amor es paciente, es benigno; el amor no tiene envidia, no presume, no se engríe; no es indecoroso ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. Se trata de un amor incondicional, completo y sacrificial.

Es el momento de concretar y poner este amor de Dios a nuestro nivel. Podríamos decir que para amar como Dios ama se nos invita a hacer lo  siguiente:

  • Ser bondadosos. Tratar a los demás con respeto, misericordia y amabilidad: “Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo” (Efesios 4,32).
  • Ser pacientes: Soportar las pruebas y las dificultades con serenidad y confianza en Dios: “os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor,” (Efesios 4,2).
  • Ser humildes: Reconocer nuestras limitaciones y buscar la ayuda de Dios y de los demás. La humildad es la verdad: “Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad” (Juan 4,24).
  • Ser desinteresados: Buscar el bien del otro por encima del propio como es el amor incondicional de Dios: “En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Unigénito, para que vivamos por medio de él” (1 Juan 4,9). “Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: “Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”»” (Lucas 1,10).
  • Ser perdonadores: Liberar nuestro corazón del rencor y ofrecer perdón a quienes nos han lastimado: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial” (Mateo 6,14).
  • Llenos de esperanza: Mantener una actitud esperanzada y confiar en la bondad de Dios: “En una palabra, quedan estas tres: la fe, la esperanza y el amor. La más grande es el amor” (1 Corintios 13,13)… 
  • La lista podría seguir…

La enseñanza de San Josemaría Escrivá de Balaguer nos recuerda que cada pequeño acto de amor nos acerca a la perfección. En «Camino», escribió: «Hacedlo todo por Amor. Así no hay obras pequeñas: todo es grande. La perseverancia en las cosas pequeñas, por Amor, es heroísmo… El secreto para dar relieve a lo más humilde, y aun a lo más humillante es AMAR» (Cf. Cuadernos; luego en Camino 813 y 418).

Valorar y cuidar las cosas pequeñas, ya que en ellas se encuentra una gran oportunidad para demostrar nuestro amor. Un gesto amable, una palabra de aliento, un acto de servicio, aunque parezcan insignificantes, son prueba de la sinceridad de nuestra lucha por identificarnos con la forma de amar de Dios..

La perfección a la que Dios nos llama no es una meta inalcanzable, sino un camino de amor que, al santificarnos, nos acerca a la fuente de toda perfección: Dios mismo.

No se trata de una búsqueda individualista de la impecabilidad, sino de un proceso de crecimiento en el amor a los demás, que nos identifica con la esencia misma del Dios Amor.


Sobre la palabra τέλειος STRONGS G5046: aparece 19 veces con 8 inflexiones: τελεία — 1x; τέλειοι — 5x; τελείοις — 1x; τέλειον — 7x; τέλειός — 1x; τέλειος — 2x; τελειοτέρας — 1x; τελείων — 1x

Sobre los diversos significados que encontramos de la palabra, tenemos:

  • τέλειος, τελεία, τέλειον (τέλος), en griego clásico a veces también τέλειος, τέλειον (cf. Winers Grammar, § 11,1), de Homero para abajo, el Sept. varias veces para שָׁלֵם, תָּמִים, etc. ; propiamente, llevado a su fin, acabado; sin que le falte nada necesario para ser completo; perfecto: ἔργον, Santiago 1:4; ἡ ἀγάπη, 1 Juan 4: 18; ὁ νόμος, Santiago 1:25; (δώρημα, Santiago 1:17); τελειοτερα σκηνή, un tabernáculo más perfecto (excelente), Hebreos 9: 11; τό τέλειον, substantivamente, lo que es perfecto: integridad y virtud humanas consumadas, Romanos 12:2 (otros lo toman aquí como un adjetivo perteneciente a θέλημα); el estado perfecto de todas las cosas, que será introducido por el regreso de Cristo del cielo, 1 Corintios 13:10; de los hombres, crecido completamente, adulto; de plena edad, maduro (Esquilo Ag. 1504; Platón, legg. 11, p. 929{c}): Hebreos 5, 14; τέλειος ἀνήρ (Jenofonte, Cirilo 1, 2, 4s; 8, 7, 6; Filón de querubín. § 32; opuesto a παιδίον νήπιον, Polibio 5, 29, 2; para otros ejemplos de otros autores véase Bleek, Breve a. d. Hebreo II., 2, p. 133s), μέχρι… εἰς ἄνδρα τέλειον, hasta que nos elevemos al mismo nivel de conocimiento que atribuimos a un hombre hecho y derecho, hasta que podamos asemejarnos a un hombre hecho y derecho, Efesios 4: 13 (opuesto a νήπιοι, 14); τέλειοι ταῖς φρεσί (opuesto a παιδία y νηπιαζοντες ταῖς φρεσί), 1 Corintios 14:20 (aquí A. V. hombres); absolutamente, οἱ τέλειοι, los perfectos, es decir, los más inteligentes, preparados para aprehender las cosas divinas, 1 Corintios 2:6 (R. V. lectura marginal full-grown) (opuesto a νήπιοι ἐν Χριστῷ, 1 Corintios 3:1; en simple opuesto a νήπιος, Philo de legg. alleg. i. § 30; por מֵבִין, opuesto a μαντανων, 1 Crónicas 25:8; (cf. Lightfoot sobre Colosenses 1:28; Filipenses 3:15)); de mente y carácter, alguien que ha alcanzado la altura apropiada de virtud e integridad: Mateo 5:48; Mateo 19:21; Filipenses 3:15 (cf. Lightfoot como arriba); Santiago 1:4; en un sentido absoluto, de Dios: Mateo 5:48; τέλειος ἀνήρ, Santiago 3:2 (τέλειος δίκαιος, Sir. 44:17); en cuanto a entendimiento y bondad, Colosenses 4:12; τέλειος ἄνθρωπος ἐν Χριστῷ, Colosenses 1:28 (cf. Lightfoot como el sinónimo anterior: véase ὁλόκληρος, y Trench, § xxii.).

Fuente: THAYER’S GREEK LEXICON, Base de datos electrónica.

  • I. Sobre la palabra τέλειος (ver nota abajo)
    • A. Significado y uso de τέλειος:
      • Significa llevado a su fin, acabado, completo.
      • Implica perfección, madurez, integridad.
      • Se usa para describir tanto el estado de las cosas como de las personas.
    • B. Ejemplos de uso:
      • Se aplica a las obras de Dios y a la Ley.
      • Se refiere a la madurez y perfección de los creyentes.
      • También se emplea para denotar la perfección de Dios mismo.
  • II. La perfección de Dios a la que somos llamados en Mateo 5,48
    • A. La aspiración a la perfección como hijos de Dios.
      • Creados a imagen y semejanza de Dios.
      • Llamados a reflejar la imagen y semejanza de nuestro Padre celestial.
    • B. La relación filial con Dios y su perfección.
      • El amor de Dios derramado en nuestros corazones.
      • Partícipes de la naturaleza divina.
      • Invitación a ser perfectos como nuestro Padre celestial.
  • III. Una interpretación errónea
    • A. Riesgos de una interpretación equivocada.
      • Peligro del perfeccionismo desmedido.
      • Necesidad de interpretar en contexto el llamado a la perfección.
  • IV. La perfección divina: un reflejo del Amor
    • A. La perfección de Dios en su esencia de amor (agapé).
      • Equiparación entre teleios y agapé.
      • Llamado a imitar a Dios en su amor desinteresado y compasivo.
    • B. El amor como la esencia de la perfección divina.
      • Vínculo de la unidad perfecta.
      • El amor perfecto expulsa el temor.
      • El amor como motor y propósito detrás de todas las acciones.
  • V. Imitar a Dios en el amor: el camino hacia la perfección
    • A. Características del amor divino a imitar.
      • Paciencia, bondad, humildad, desinterés, perdón, esperanza.
    • B. Acciones concretas para manifestar el amor de Dios.
      • Ser bondadosos, pacientes, humildes, desinteresados, perdonadores, llenos de esperanza.
  • VI. Las pequeñas cosas hechas por amor: un tesoro invaluable
    • A. Valoración de los pequeños actos de amor.
      • Cada gesto de amor nos acerca a la perfección.
      • San Josemaría Escrivá de Balaguer: «Hacedlo todo por Amor».
    • B. Importancia de los pequeños actos de amor en la vida cotidiana.
      • Gestos amables, palabras de aliento, actos de servicio.
      • Reflejo de nuestra lucha por identificarnos con el amor de Dios.
  • VII. Conclusión
    • A. La perfección como un camino de amor hacia Dios.
      • No una meta inalcanzable, sino un proceso de crecimiento en el amor.
      • Identificación con la esencia del Dios Amor a través de nuestras acciones.
    • B. No una búsqueda individualista de la impecabilidad, sino un proceso de santificación.
      • Perfección en el amor a los demás.
      • Acercamiento a la fuente de toda perfección: Dios mismo.

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