Jesús y la sanación por contacto físico

Esta entrada pertenece a la categoría “Detalles escondidos en la Biblia” -y enlaza con el índice de “Detalles escondidos” y de “comentarios exegéticos”-. Se trata de poner en relieve detalles que pasan más ocultos y que pueden enriquecer la comprensión del texto.

En este caso ponemos al descubierto un detalle interesante sobre la palabra ἅψωμαι ἅπτομαι (haptomai) que se traduce normalmente por tocar. Aparece en el NT 36 veces (en 33 versículos; y 11 veces están en el pasaje de la hemorroísa), donde tiene el sentido de contacto físico y en situaciones de curación: Jesús toca al enfermo (p.ej. Mt 8,3) o el enfermo toca a Jesús o su manto (p.ej. Mc 6,56).

En efecto, en muchos pasajes de los evangelios se nos dice que Jesús curaba a los enfermos por contacto físico: los tocaba o le tocaban. Por ejemplo:

  1. En Marcos 1,31, Mateo 8,15, y Lucas 4,39, Jesús toma la mano de la suegra de Pedro y cura su fiebre.
  2. En Marcos 9,14-29, Mateo 17,14-21 y Lucas 9,37-43, Jesús sana a un muchacho endemoniado tomándole de la mano
  3. En Mateo 9,18-25, Marcos 5,21-43, y Lucas 8,40-56, Una mujer que sufría de hemorragia toca el borde del manto del Señor y se sana, y luego toma de la mano a la hija de Jairo y la resucita
  4. En Mateo 14,31, Jesús toma de la mano a Pedro cuando este se hunde al caminar sobre el agua.
  5. En Mateo 20,34, Jesús toca los ojos de dos ciegos para sanarlos.
  6. En Lucas 7,11-17, Jesús toca el ataúd de un joven que había muerto y lo resucita.
  7. En Lucas 22,51, Jesús toca la oreja de un siervo del sumo sacerdote que Pedro había cortado con una espada y la sanó.

Estos son solo algunos ejemplos, y muestran la compasión y el poder sanador de Jesús a través del contacto físico.

Este modo de proceder de Jesús es único y totalmente original. Jesús fue el primero en curar a enfermos tocándolos (no hay paralelos idénticos ni en el AT, ni en Qumran, ni en el mundo greco-romano anterior a él). Así lo afirma un interesante artículo de P. J. Lalleman , “Healing by a mere touch” (aquí para ver el resumen de este artículo).

Sabemos que los milagros de curación de Jesús tenía, entre otros, el propósito claro de evidenciar la llegada del Reino de Dios, al mostrar -por ellos- la superioridad del Reino sobre el príncipe de este mundo. Por eso era importante ir a los enfermos (existía la creencia de que el pecado era la causa de la enfermedad) y a los endemoniados (cf. exorcismos en Marcos 1,23-28; 5,1-20; Mateo 8,28-34; 9,32-34; 12,22-28; Lucas 4,33-37). 

Pero, ¿por qué tocar a los enfermos? ¿Por qué asumir el riesgo de contraer impureza legal o, peor aún, de contagiarse de la enfermedad? Y ¿por qué preferir curar enfermos de clases bajas a las altas? No es fácil responder. El uso del contacto físico por parte de Jesús para sus curaciones puede tener varios significados:

  • En primer lugar, puede ser una expresión de su amor y compasión por los enfermos. Al tocarlos, Jesús les muestra que se preocupa por ellos y que quiere ayudarles.
  • En segundo lugar, el contacto físico puede ser una forma de sanación simbólica, es decir, a través del signo del contacto, Jesús les transfiere su poder sanador.
  • En tercer lugar, el contacto físico puede ser una forma de romper las barreras sociales y religiosas. En la cultura judía de la época, los enfermos eran considerados impuros y se les aislaba de la sociedad. Al tocar a los enfermos, Jesús les muestra que son aceptados y amados por Dios, independientemente de su condición. Además está la valentía al asumir el riesgo de contraer la enfermedad por medio del contacto.

Quizás la explicación más profunda para explicar este proceder de Jesús esté en lo que se afirma en Catecismo (CAT) n. 1504: «Los enfermos tratan de tocarlo (cf Mc 1,41; 3,10; 6,56) «pues salía de él una fuerza que los curaba a todos» (Lc 6,19). Así, en los sacramentos, Cristo continúa «tocándonos» para sanarnos.«

En efecto, también hoy Jesús se acerca a nosotros buscando sanar nuestras heridas y renovar nuestro espíritu. Lo hace de manera especial a través de los sacramentos, la oración y la lectura de su Palabra. Pero también a través de la vida familiar y los acontecimientos de la vida diaria. 

De algún modo ese gesto de Jesús de tocar a los enfermos nos recuerda la imagen de sarmiento injertado en la vid (unido a través de ese punto de contacto), haciéndonos partícipes de la gracia y continuadores de su misión: “Todo lo que Cristo vivió hace que podamos vivirlo en Él y que Él lo viva en nosotros” CAT n. 521. 

Aquí algunos enlaces a anécdotas sobre el poder curativo del tacto:

  1. online.bibliadeestudio.org/
  2. “Diccionario enciclopédico de la Biblia” de Herder
  3. “Diccionario exegético del Nuevo testamento» (2 tomos) de Sígueme
  4. http://www.degruyter.com
  5. EBR Encyclopedia of the Bible and its reception
  6. blueletterbible.org

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