Las Concordancias han nacido de la necesidad de un máximo aprovechamiento del texto sagrado para la investigación. En ellas las referencias bíblicas se distribuyen en base bien a la ocurrencia de un mismo tema (Concordancias reales) o de una misma palabra (Concordancias verbales). Éstas son las conocidas habitualmente bajo el nombre de Concordancias. Las reales se llaman también léxicos, vocabularios o diccionarios. El orden en ambas es alfabético.
Como texto base de las Concordancias verbales se ha utilizado el latino de la Vulgata (A.T. y N.T.), la versión griega de los Setenta (A.T.), o los correspondientes originales hebreo (A.T.) y griego (N.T.).
- Concordancias de la Vulgata: Las primeras datan del 1250 en París; son numerosas hasta fines del s. XIX; muy difundido ha sido el Concordantiarum SS. Scripturae Manuale, de los jesuitas E. de Raze, E. de Lachaud, J. B. Flandrin, Lyon 1851, con. ediciones y reimpresiones hasta nuestros días (última, Barcelona 1964).
- Concordancias hebreas (A.T.): Las primeras aparecieron entre 1437 y 1445 (Isaak Nathan). Las de Salomón Mandelkern de 1896 superaron todas las anteriores; han sido reeditadas varias veces, la última en JerusalénTel Aviv (1956). Junto con las de G. Lisowsky (1956-1957) son las de uso más general en la actualidad.
- Concordancias de los LXX: Las más elaboradas son las de E. Hatch y H. Redpath (1892-1906, reed. 1955).
- Concordancias griegas (N.T.): las primeras en 1546 (Sixto Bertuleyo). Las dos más importantes han sido las de C. H. Bruder (1842 y 1913) y las de F. W. Moulton y A. S. Gelen (1897, última ed. 1950). Las concordancias manuales de A. Schmoller representan un compendio de Bruder.
Falta aquí hacer una referencia también a las concordancias en lenguas modernas aparecidas sobre todo en el s. XX.
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