Pentateuco: su significación en la fe de la Iglesia

Leído a la luz de la fe cristiana, el Pentateuco no sólo no pierde nada de su excelso sentido religioso, sino que éste se llega a percibir con mayor profundidad ya que se sitúa en el conjunto de la revelación divina testimoniada en la Biblia. El contenido del Pentateuco aparece así como una etapa, la primera, de la historia de la salvación, historia que continúa y alcanza su culminación en Jesucristo y la Iglesia, nuevo pueblo de Dios.

El Dios que se revela en Jesucristo es el mismo que se había dado a conocer a Moisés y los patriarcas, el Dios único, trascendente misericordioso que actúa en la historia humana. Pero el Nuevo Testamento nos enseña que esa actuación de Dios ha llegado a un límite insospechado: Dios se ha hecho hombre para salvar al hombre; y se ha revelado como Padre, Híjo y Espíritu Santo, como Trinidad de Personas siendo el Único Dios.

La finalidad de la “elección” de Israel, ser instrumento de bendición para todos los pueblos, se ve cumplida en el Nuevo Testamento, en cuanto que éste muestra cómo, en efecto, el Salvador ha surgido del pueblo de Israel. Cristo representa a Israel pues El es el Elegido de Dios para traer la salvación a todos los hombres, y con El y a través de El el número de los elegidos se ha desplegado por encima de cualquier limitación (Cf. Gal 3,26‑29).

Si en el Pentateuco la elección va unida a la “promesa”, en el Nuevo Testamento se nos enseña que las promesas se han cumplido mediante Cristo, el Elegido. El es el sí a las promesas. Promesas que a lo largo de la historia de la salvación testimoniada en el Antiguo Testamento, sobrepasaban ya la posesión de la tierra para apuntar al Reino de Dios. Es la nueva situación que Cristo instaura, pero cuyo advenimiento definitivo sigue siendo promesa irrevocable.

Las “alianzas” que ratificaban la elección y las promesas culminan en la nueva y definitiva Alianza sellada con la sangre de Cristo. Pero ésta no serla comprensible sin aquellas, ya que las primeras, teniendo ciertamente un contenido propio, eran preparación para la definitiva. Esta es la Nueva Alianza porque existía la Antigua.

Y, junto a la Nueva Alianza, la Nueva Ley que, fundamentada también sobre la Antigua, se presenta ahora como Ley de Cristo, inscrita en el interior del hombre por el Espíritu Santo. En todos estos aspectos, La Ley, comprendiendo el conjunto del Pentateuco, era y sigue siendo, como enseña San Pablo, el pedagogo que nos lleva a Cristo (cfr Gal 3,24).

Fuente: Sagrada Biblia por Universidad de Navarra

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