Pentateuco: redacción final

La redacción final del Pentateuco consistió sobre todo en la sistematización de todo ese material anterior ya escrito, que en ese momento se reorganizó a luz de una doctrina central especialmente viva en la época en que Judá era una provincia persa, tras la experiencia del destierro: que Israel es el pueblo elegido de Dios, que ha recibido la Ley como un don, y que debe cumplirla para permanecer en la tierra.

Esta doctrina aparece con la mayor claridad en el último libro del conjunto, en el Deuteronomio. En efecto, al final del Deuteronomio (Cf. Dt 32) encontramos un cántico puesto en labios de Moisés, que tiene carácter conclusivo, y en el que queda reflejada de algún modo la historia del pueblo de Israel desde la creación del mundo (Cf. Dt 32,8) hasta la vuelta del destierro en Babilonia (Cf. Dt 32,20.26).

En este cántico, que refleja el clima espiritual en el que adquirió su configuración el Pentateuco, se resalta la idea de que la historia del mundo estaba orientada a la elección de Israel por parte de Dios, y que Israel, a pesar de su infidelidad que le mereció el castigo, es el instrumento de la revelación de Dios a todos los pueblos (cfr Dt 32,43). En el mismo libro del Deuteronomio se expresa vivamente la idea de que Israel ha sido elegido cuando era la más insignificante de todas las naciones (cfr Dt 7).

No parece que la labor literaria de redacción final del Pentateuco introdujese propiamente material nuevo, como tampoco eran nuevos la fe y el convencimiento de que Israel era el pueblo elegido de Dios.

La redacción final consistió en componer el texto ordenando, con los convenientes retoques redaccionales, un patrimonio literario formado a lo largo de la historia multisecular del pueblo de Israel, y presentarlo como proclamación de una fe madurada y profundizada con la experiencia del destierro y del regreso a la tierra de Israel.

Cfr. Resumen del recorrido histórico de la redacción del Pentateuco

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