Sentido teológico de 1 Macabeos

En el primer libro de los Macabeos, el punto central de referencia es la Ley. La lucha que narra no es entre los seleúcidas y los asmoneos, ni siquiera entre los reyes paganos y el pueblo judío, sino entre los que observan la Ley y sus adversarios. La Ley no es simplemente un elenco de prescripciones religiosas, sino el testimonio de la Alianza irreversible que Dios ha hecho con su pueblo y que éste debe custodiar con fidelidad, como su más valioso tesoro.

A la vez narra una historia que exalta al mismo tiempo los valores humanos y los sobrenaturales, entre los que se enseña cómo la fe engendra el heroísmo, o cómo el servicio a la nación se identifica con el servicio a Dios. La mejor garantía de triunfo en la lucha consiste en apoyarse en Dios. Las armas invencibles son la oración, el ayuno y la lectura de la palabra de Dios (1 M 3,48). Lo decisivo no son las fuerzas humanas con las que se cuente ni la magnitud del ejército, sino la ayuda divina.

En el libro primero de los Macabeos Dios no comunica expresamente sus designios, sino que los deja ver en el resultado de las acciones emprendidas en su nombre. Los designios divinos están ya contenidos en la Ley y los Profetas, pero cuando se plantean cuestiones que requerirían conocer su voluntad, se espera a que en el futuro aparezca un profeta, como sucede a propósito del destino de las piedras del viejo altar (1 M 4,46).

Algo parecido ocurre con la misma implantación de la dinastía de los asmoneos: si bien ha sido providencial y a través de Dios ha salvado a su pueblo, al Templo y a la Ley, es, sin embargo, provisional. Simón es aceptado como jefe y sumo sacerdote “hasta que surgiera un profeta fiel” (1 M 14,41). Se espera por tanto una situación nueva y una nueva relación de Dios con su pueblo.

La conducta del hombre es juzgada y valorada por su adhesión a la Ley; adhesión que viene a identificarse con el apoyo al partido de los Macabeos. Éstos aparecen como ejemplo de hombres celosos de la Ley y del Templo, misericordiosos con los pobres, y generosos en poner sus bienes y su vida a disposición de la causa del judaísmo. El compromiso en la lucha armada es en 1 Macabeos signo de la defensa de la Ley y del judaísmo. Las crueles acciones de venganza por parte de los Macabeos que aparecen a lo largo del libro se han de comprender en aquel ambiente como expresión de celo y protección de la Ley judía.