La Alianza del Sinaí (Ex 19,1-25; 20,18-21; 24,1-18; 31,18)

El texto que aquí estudiaremos es el de la narración Ex 19-24 (con 31,18 como conclusión) de él hemos extraído las largas disposiciones referentes a los textos legislativos. El texto que nos resulta está dividido en cuatro partes:

  1. Prólogo (19,1-8)

  2. Teofanía (19,9-25; 20,18-21)

  3. Estipulación de la alianza (24,1-11)

  4. La tablas de la Alianza ( 24,12-18; 31,18)


EL PROLOGO DE LA ALIANZA (19,1-8)

Llegada al Sinaí.

19,1 Al tercer mes de la salida del país de Egipto, ese mismo día, los israelitas llegaron al desierto de Sinaí.2 Partieron de Refidín, llegaron al desierto de Sinaí y acamparon en el desierto. Israel acampó allí, frente al monte.

Ya dijimos que la identificación más segura del Sinaí en la del Gebel Musa (2292 m); el desierto de Sinaí debe ser identificado con el espacioso valle Er-Raha, dominado por la cima menos alta llamada Ras-es-Safsafe, con una zona de estepa y algunas fuentes. La referencia al tercer mes de la salida de Egipto no es segura pues el judaísmo tardío se vincula el recuerdo de la promulgación de la ley a la fiesta de las semanas (Pentecostés) siete semanas después de la Pascua.

Promesa de la Alianza.

3 Moisés subió al monte de Dios y Yahvé lo llamó desde el monte, y le dijo: «Habla así a la casa de Jacob y anuncia esto a los hijos de Israel: 4 `Vosotros habéis visto lo que he hecho con los egipcios, y cómo os he llevado sobre alas de águila y os he traído a mí. 5 Ahora, pues, si de veras me obedecéis y guardáis mi alianza, seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra; 6 seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.’ Éstas son las palabras que has de decir a los israelitas.» 7 Moisés fue y convocó a los ancianos del pueblo y les expuso todas estas palabras que Yahvé le había mandado. 8 Todo el pueblo a una respondió: «Haremos todo cuanto ha dicho Yahvé.» Moisés transmitió a Yahvé las palabras del pueblo.

Los vv. 4-5 establecen la relación o nexo entre la liberación de Egipto y la Alianza. Dios a manifestado ser el Dios de los Padres y por su acción salvífica ha adquirido un nuevo derecho a un reconocimiento de soberanía absoluta por parte del pueblo escogido por él y querer establecer con él una relación especial, que se especifica con el nombre de alianza. Encontramos aquí un punto de contacto entre los pactos de alianza hititas entre el soberano y los vasallos: las cláusulas del tratado van precedidas también de un prólogo histórico en el que se narran los hechos que han llevado a la conclusión del tratado mismo.

El carácter extraordinario del viaje se expresa en os he llevado sobre alas de águila. Cuando se dice que os he llevado a mi se refiere al Sinaí, pero no en cuanto lugar de residencia de Dios sino como lugar escogido por Dios para aquella solemne manifestación, que ya no podrá ser olvidada nunca por su pueblo.

Por primera vez en el Éxodo aparece la palabra alianza (berit). De origen incierto parece haber sido adoptada por las tribus seminómadas de la cultura ambiental y era entendida como pacto, tanto el que se da entre reyes como entre el rey y soberanos vasallos. El término aparece en este sentido profano en el pacto de Abrahán con Abimelec (Gn 21,27), entre Isaac y el mismo Abimelec (Gn 26,28) y entre Jacob y Labán ( Gn 31,44). En todos estos casos se trata de un juramento seguido de un banquete que en Gn 31,54 aparece como claramente sacrificial. Pero el termino berit aparece especialmente en sentido religioso para expresar la peculiar relación que se ha establecido entre Dios y su pueblo. La alianza del Sinaí será solemnemente renovada por Josías (2 Re 23,3) y por Esdras (Nh 8s).No olvidemos que esta idea de alianza aparece ya en la historia de Abrahán (Gn 15,18; 17,2); es más la bendición divina después del diluvio es presentada en términos de una alianza con Noé (gn 9,9-17), con esto se pretende hacer comprender la unidad del plan salvífico de Dios.

En el contexto actual vemos como la alianza:

  1. arranca de la iniciativa de Dios

  2. implica una promesa de Dios, el cual queda vinculado así por su fidelidad a la palabra dada

  3. implica para el pueblo la aceptación de determinadas cláusulas de fidelidad (el decálogo)

  4. Las promesas de Dios se encuentran condicionadas por la fidelidad del pueblo; se cumplirán si el pueblo guarda la alianza.

Según v.5b el pueblo se distinguirá de los demás pueblos en virtud de la alianza por un título de especial propiedad respecto a los demás; la palabra hebrea empleada es segulla cuyo significado es variable. Tal vez significaba un rebaño especial, perteneciente al pastor como propiedad personal, a diferencia del rebaño que él guardaba pero que pertenecía en común a la tribu; o acaso fuera una porción del rebaño, que se apacentaba con cuidado y afecto particular. Mía es toda la tierra pues no es un Dios nacional y por eso el cuidado peculiar de este pueblo es un acto gratuito de su bondad, una preferencia, que hace que sus relaciones con Israel sean de predilección.

El v.6 nos dice que esta posesión peculiar de Dios los convierte en sacerdotes, es decir los sitúa el una posibilidad de servir continuamente a su Dios, lo cual era misión específica de los sacerdotes. Así como el sacerdote es intermediario entre Dios y todos los demás, así Israel será intermediario entre Dios y todos los pueblos. Reino de sacerdotes (predomina más la idea de que Dios es el rey y los súbditos son sacerdotes que la noción de la estirpe real de esos sacerdotes según lo cual todo Israel sería una dinastía regia que ejerce funciones sacerdotales). Nación santa implica dos cosas según el sentido general de la palabra qados, santo. Aplicado a un objeto significa que está apartado del uso profano y reservado para Dios; tratándose de una persona, esta es santa porque está consagrada a Dios, y por tanto le están prohibidas ciertas acciones  por ser incompatibles con el estado de consagrado a Dios y además surge la exigencia de perfección: sed santos, porque yo soy santo (Lv 19,2). Israel al estar consagrado a Dios estña apartado de los cultos paganos de los otros pueblos y obligado a vivir el ideal ético del Decálogo.


LA TEOFANÍA (19,9-25; 20,18-21)

La descripción de la teofanía es un tanto confusa. Se procura crear un cierto clima; ante todo la santidad trascendente de Dios que va a manifestarse se hace presentir por medio de la preparación del ritual. El pueblo tiene que lavarse los vestidos y abstenerse de relaciones conyugales, como los sacerdotes levitas mientras desempeñaban su oficio.

Preparación de la Alianza.

9 Yahvé dijo a Moisés: «Yo me acercaré a ti en una densa nube para que el pueblo me oiga hablar contigo, y así te crea para siempre.» Y Moisés refirió a Yahvé las palabras del pueblo.

10 Yahvé dijo a Moisés: «Ve al pueblo y que se purifiquen hoy y mañana; que laven sus vestidos 11 y estén preparados para el tercer día; porque el tercer día descenderá Yahvé sobre el monte Sinaí a la vista de todo el pueblo. 12 Señala un límite alrededor del monte, y di: Guardaos de subir al monte o de tocar su falda. Quien toque el monte morirá. 13 Nadie pondrá la mano sobre el culpable; será apedreado o asaeteado, sea hombre o animal; no quedará con vida. Sólo cuando suene el cuerno podrán subir al monte.»

14 Moisés bajó del monte, adonde estaba el pueblo, lo purificó y ellos lavaron sus vestidos. 15 Y dijo al pueblo: «Estad preparados para el tercer día; no os acerquéis a vuestra mujer.»

La teofanía

Se suscita una impresión de majestad y terror. Se describe -no es necesariamente una erupción volcánica, que no consta geológicamente- muy probablemente una gran tempestad. Se insiste nuevamente en la prohibición de no acercarse a la montaña que tras la teofanía es, si cabe, más santa.

16 El tercer día, al rayar el alba, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte y un fuerte sonido de trompeta. Todo el pueblo, en el campamento, se echó a temblar. 17 Moisés hizo salir al pueblo del campamento, al encuentro de Dios, y se detuvieron al pie del monte. 18 Todo el monte Sinaí humeaba, porque Yahvé había descendido sobre él en el fuego. Subía el humo como el de un horno, y todo el monte retemblaba con violencia. 19 El sonar de la trompeta se hacía cada vez más fuerte; Moisés hablaba y Dios le respondía con el trueno. 20 Yahvé bajó al monte Sinaí, a la cumbre del monte, y llamó a Moisés a la cima del monte, y Moisés subió.21 Yahvé dijo a Moisés: «Baja y advierte al pueblo que no traspase las límites para ver a Yahvé, porque morirían muchos de ellos. 22 Los sacerdotes que se acerquen a Yahvé deben purificarse también, para que Yahvé no irrumpa contra ellos.» 23 Moisés respondió a Yahvé: «El pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque nos has advertido, diciendo: Señala un límite alrededor del monte y decláralo sagrado.» 24 Yahvé le dijo: «Anda, baja, y luego subes con Aarón; pero los sacerdotes y el pueblo no traspasarán las lindes para subir hacia Yahvé, a fin de que él no irrumpa contra ellos.» 25 Bajó, pues, Moisés adonde estaba el pueblo y les dijo…

El texto sagrado introduce aquí el Decálogo (20,1-17) que lo veremos por separada más adelante

20,18 Todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos, el sonido de la trompeta y el monte humeante, y temblando de miedo se mantenía a distancia. 19 Dijeron a Moisés: «Háblanos tú y te entenderemos, pero que no nos hable Dios, no sea que muramos.» 20 Moisés respondió al pueblo: «No temáis, pues Dios ha venido para poneros a prueba, para que tengáis presente su temor, y no pequéis.» 21 Y el pueblo se mantuvo a distancia, mientras Moisés se acercaba a la densa nube donde estaba Dios.


Ahora aparece el texto denominado Código de la Alianza (20,22-23,33)


LA ESTIPULACIÓN DE LA ALIANZA (24,11)

Entre la orden (1-2) y la ejecución (9-11) se ha introducido este rito de la alianza (3-8). La ejecución de la orden (9-11) consistió en un banquete en presencia de Dios en el monte.

24, 1 Después dijo a Moisés: «Sube a Yahvé, tú, Aarón, Nadab y Abihú, y setenta ancianos de Israel y postraos a lo lejos. 2 Moisés se acercará solo a Yahvé; ellos no se acercarán ni el pueblo subirá con ellos.»

3 Moisés vino y transmitió al pueblo todas las palabras de Yahvé y todas sus normas. Y todo el pueblo respondió a una: «Cumpliremos todas las palabras que ha dicho Yahvé.» 4 Entonces Moisés escribió todas las palabras de Yahvé; se levantó temprano y construyó al pie del monte un altar con doce estelas por las doce tribus de Israel. 5 Luego mandó a algunos jóvenes israelitas que ofreciesen holocaustos e inmolaran novillos como sacrificios de comunión para Yahvé. 6 Moisés tomó la mitad de la sangre y la echó en vasijas; la otra mitad la derramó sobre el altar. 7 Tomó después el libro de la Alianza y lo leyó ante el pueblo, que respondió: «Obedeceremos y haremos todo cuanto ha dicho Yahvé.» 8 Entonces Moisés tomó la sangre, roció con ella al pueblo y dijo: «Ésta es la sangre de la Alianza que Yahvé ha hecho con vosotros, de acuerdo con todas estas palabras.»

Las cláusulas de la alianza (3.4a.7)

El rito de la alianza consiste:

  1. en la promulgación de las cláusulas del tratado,

  2. en su aceptación solemne por parte del pueblo, con una promesa que, en aquellas circunstancias, alcanza el valor de un juramento,

  3. y en un rito simbólico, que remacha y sella el carácter de compromiso sagrado y solemne.

Tanto 1 como 2 se hacen dos veces, la primera vez oralmente y la segunda ya con el texto escrito que simboliza la estabilidad y lo definitivo de lo pactado y que va a ser sellado con la sangre (es como el lacre de autentificación). ¿Cuál fue el contenido del texto promulgado? Solo se dice que transmitió todas las palabras de Yahvé (debarîm) y todas sus normas (mispatín), parece querer hacer una distinción entre palabras y normas quizá con ello se quiere distinguir entre el Decálogo propiamente dicho (las diez palabras: Ex 34,28; Dt 4,13; 10,4) y todo el conjunto legislativo denominado Código de la alianza. Pero entonces hay que advertir que la segunda vez el pueblo solo se compromete con (debarîm) cuanto ha dicho Yahvé, y no aparece la expresión mispatín y lo mismo ocurre en la conclusión del v.8: de acuerdo con todas estas palabras (debarîm). Así pues inicialmente la alianza del Sinaí probablemente se concluyó sobre la base exclusiva del Decálogo.

Era costumbre sellar una alianza mediante un sacrificio. Que mandase a algunos jóvenes es por que son menos impuros (el privilegio les vino pues de la ausencia de relaciones conyugales; de Josué se dice que custodiaba la tienda por ser joven -Ex 33,11- a diferencia de Moisés que estaba casado).

Los holocaustos eran los sacrificios más perfectos, en ellos la víctima después de haber sido degollada y dejada la piel al sacerdote, era cortada en trozos y quemada totalmente sobre el altar. La sangre se derramaba a los pies del altar y esto es específico de los israelitas que diferencia estos sacrificios de los griegos y cananeos, así como de los egipcios y babilonios en los que simplemente se preparaba una mesa para los dioses. Esta práctica de la sangre que ya observamos en el sacrificio pascual parece afín a los sacrificios de los antiguos árabes y debe remontarse a la época del nomadismo de Israel. El simbolismo del holocausto (‘ola) consiste en el hecho de que la víctima al quemarse totalmente, subía a la altura con el humo, entrando así en la esfera de lo invisible , el oferente no sólo se privaba de ella sino que de algún modo conseguía que entrase en posesión de Dios. Así el fiel entendía que Dios aceptaba su acto de culto y por tanto se le mostraba propicio.

El sacrificio de comunión o pacífico, llamado selamín, consistía en comer en común la víctima después de haber dado a Dios la sangre derramada a los pies del altar. Según Lv 3,1-17 también se ofrecía a Dios las partes grasientas (riñones, el redaño del hígado que se quemaban) pues en ellas se veía también la sede de la vida o la manifestación del exceso de fuerzas vitales; además se debía ofrecer al sacerdote el pecho y el muslo derecho (Lv 7,28-34; 10.14s). La sangre era considerada como la sede de la vida (alma, vapor caliente de la sangre recién brotada) por eso se reserva a Dios, el Señor de toda vida.

La sangre de la alianza (4.6.8)

En simbolismo de la sangre se emplea aquí para indicar que se establece una comunidad de vida entre los dos contrayentes. Junto al altar que representa la parte de Dios, Moisés erige doce estelas (massebot), unas piedras más bien toscas que en el culto cananeo tenían diversos significados, pero aquí representan a las doce tribus de Israel. De esto modo se representan las dos partes contrayentes. Y entonces con la sangre de las víctimas que se había guardado en unas jofainas, Moisés rocía el altar y, después de la aceptación de la alianza por parte del pueblo, asperje al pueblo, es decir, a las estelas y a la multitud presente, pronunciando la fórmula apropiada para explicar el gesto sagrado: Esta es la sangre de la alianza… La sangre derramada mitad sobre el altar y mitad sobre el pueblo, significa que es la misma sangre la que vincula a Dios y a su pueblo: han contraido una alianza de sangre, pertenecen ya, por así decirlo, a la misma familia.

Esta escena es evocada en Hebreos 9,18s y Jesús mismo alude a ella en la consagración del cáliz (Mt 26,28; Mc 14,24 y Lc 22,30; 1 Cor 11,25):la nueva alianza está fundamentada sobre la sangre de Cristo, víctima de un sacrificio nuevo y definitivo, sangre que une a Dios con el nuevo Israel.

9 Moisés subió con Aarón, Nadab y Abihú y setenta ancianos de Israel, 10 y vieron al Dios de Israel. Bajo sus pies había como un pavimento de zafiro, transparente como el mismo cielo. 11 Él no extendió su mano contra los notables de Israel, que vieron a Dios, y después comieron y bebieron.

El banquete sacrificial (9-11)

Con este sacrificio de comunión se quiere expresar la nueva relación de Dios y el pueblo de la alianza contraída. Parece que hay otra teofanía de Dios pero no se describe nada de Él tan solo se habla de una piedra de lapislázuli o de zafiro en contraste con el gris tormentoso de las otras teofanías.


LAS TABLAS DE LA ALIANZA (24,12-18; 31,18)

Moisés en el monte.

12 Yahvé dijo a Moisés: «Sube hacia mí, al monte; quédate allí y te daré las tablas de piedra, con la ley y los mandamientos que he escrito para que los enseñes.» 13 Se levantó Moisés, con Josué, su ayudante; y subieron al monte de Dios. 14 Dijo a los ancianos: «Esperadnos aquí hasta que volvamos. Aarón y Jur quedan con vosotros; el que tenga algún problema que recurra a ellos.» 15 Después Moisés subió al monte.

La nube cubría el monte.

16 La gloria de Yahvé descansaba sobre el monte Sinaí y la nube lo cubrió durante seis días. Al séptimo día, Yahvé llamó a Moisés de en medio de la nube. 17 La gloria de Yahvé aparecía a los israelitas como fuego devorador sobre la cumbre del monte.18 Moisés penetró en la nube y subió al monte. Moisés permaneció en el monte cuarenta días y cuarenta noches.

En este punto sigue la larga serie de las prescripciones sobre el santuarios y sobre el culto (25,1-31,17) que termina con una fórmula de conclusión general:

31,18 Después de hablar con Moisés en el monte Sinaí, le dio las dos tablas del Testimonio, tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios.

Todas las tradiciones del Pentateuco están de acuerdo en este punto: Moisés recibió de Dios dos tablas de piedra. La designación Tablas de la alianza (Dt 9,9-15; Heb 9,4) expresa su contenido y confirma la tesis de que solamente el decálogo constituye las cláusulas directamente comprendidas en la alianza. La designación aquí de tablas del Testimonio (31,18; 32,15) o solamente testimonio (‘edut: Ex 25,16.21; 40,20) remacha el concepto de que se trata de un escrito análogo a los documentos de alianza o de tratados entre un rey y sus vasallos en el que quedaba éste como prueba o testimonio del acuerdo para el futuro.

Respecto a la crítica literaria observamos una pluralidad de documentos

Los caps. 19-34 aún despojados de los textos legislativos ofrecen para los críticos dificultades de unidad y congruencia; baste para nosotros decir que según la teoría documentaria, que aunque sea vieja es un buen punto de referencia en estos casos la distribución de perícopas procedentes de diversas fuentes (E, J, P, D) forman como un puzzle de difícil solución en estos capítulos.

La alianza junto al Sinaí, en el país de Moab y en Siquem

Conviene aclarar que si bien el contenido original de la alianza era el decálogo posteriormente se añadió el Código de la Alianza muy probablemente en Siquén lugar donde Josías 24 lo promulgó por primera vez como una actualización pormenorizada del decálogo. Con anterioridad se había hecho otra promulgación de la alianza (el código deuteronomista: caps. 12-26) en territorio de Moab y que puesto en boca de Moisés como su último discurso se presenta también como una renovación de la alianza del Sinaí.

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