Historia de Judá durante el período persa

Beautiful sunrise over Masada fortress in Judaean Desert
Hermoso amanecer sobre la fortaleza de Masada en el Desierto de Judea

Después de la muerte de Nabucodonosor, sus sucesores en el trono de Babilonia duraron poco tiempo en su puesto, y su poder se fue desmoronando por momentos. Mientras tanto, en la vecina Persia, Ciro había subido al trono en el año 557, y en menos de veinte años llegaría a construir un imperio sumamente poderoso que extendería sus fronteras hasta el Mar Jónico. En el 539 las tropas de Ciro entraban en Babilonia sin lucha, aclamadas por la multitud, debido al odio que tenían a su rey Nabonid por motivos religiosos, puesto que había suspendido durante años las fiestas de Año Nuevo en honor de Marduk. Ciro fue tolerante con las creencias religiosas de los pueblos que conquistó. Restableció el culto a Marduk en Babilonia, y se encargó de la restauración y el cuidado de sus templos. (Cfr. cilindro de Ciro)

Los judíos exilados consiguieron que Ciro, en cuanto accedió al poder en Babilonia, diera un decreto que permitía a los judíos que lo desearan volver a su patria. El texto del edicto se conserva en Esd 1, 2‑5. La misión explícita de este decreto era “la construcción de un Templo al Dios de los Cielos en Jerusalén, que está en Judá”. En Esd 6,3‑5 se menciona también el retorno de los utensilios que Nabucodonosor sustrajo de Jerusalén. El primer retorno de los exiliados tuvo lugar unos sesenta años después de su destierro. Al frente de ellos estaba Sesbasar. Con respecto a la reconstrucción del Templo, sólo pudieron poner los cimientos (Esd 5,16) no se sabe si por despreocupación o por falta de medios materiales, humanos y técnicos para llevar a cabo esa tarea.

Ciro murió en el año 530, y le sucedió su hijo Cambises, que conquistaría Egipto de forma duradera. A su muerte le sucedió Darío I, que colocó como gobernadores en un interés real por la reconstrucción del Templo (Ag 1,1‑11). Según Esd 6,15 se acabó la construcción del Templo el 3 de febrero-marzo del año sexto del reinado de Darío, esto es en el año 515. Se tienen pocas noticias sobre las características peculiares del Templo, pero parece cierto que su disposición no era muy diferente de la que el libro primero de los Reyes describe para el Templo de Salomón; y coincide sustancialmente con el de Herodes, ya que éste se limitó a embellecerlo y agrandarlo, sin cambiar su estructura original. En la época de este “Segundo Templo” se produjo un cambio fundamental con respecto a la época anterior. En ese momento el poder político estaba dominado por los persas, que eran extranjeros, pero la comunidad judía necesitaba una autoridad propia, y esa autoridad sería desempeñada a partir de entonces por el sacerdocio. El rito de la unción, que hasta ese momento era propio de la entronización real pasaría al Sumo Sacerdote, título que aparece en esta época (Ag 1,1). En ese contexto histórico se sitúan las misiones de Esdras y Nehemías. No hay certeza acerca de la cronología, ni siquiera sobre el orden en el que tuvieron lugar sus viajes. Actualmente la mayor parte de los historiadores piensan que primero tuvo lugar la misión de Nehemías, y después la de Esdras.

La reconstrucción sumaria de los hechos, según la hipótesis más probable quedaría así: Durante el reinado de Artajerjes I (464‑424) llegaron a la corte persa quejas de los samaritanos porque se estaban reconstruyendo las murallas y la ciudad de Jerusalén (Esd 4,7), y el rey mandó paralizar las obras. Nehemías era un judío que ocupaba un puesto importante en esa corte y logró que el rey lo enviara allí hacia el año 430 a.C. y autorizara la continuación de los trabajos. A pesar de la oposición de Samaría, Nehemías logró construir las murallas y repoblar la ciudad. Además reorganizó la vida social insistiendo en los aspectos propios del carácter nacional y en la organización del culto del Templo (Neh 9). Esdras era un escriba de familia sacerdotal. No se sabe con certeza cuándo desarrolló su misión. Pudo haber sido un poco antes que la de Nehemías, o a la vez, aunque parece que lo más posible es que la desarrollara unos treinta años después, hacia el año 398 a. C., durante el reinado de Artajerjes II. Recibió del rey Artajerjes II un decreto por el que se renovaba el permiso para que volvieran quienes lo desearan, se le dieron poderes para imponer la “ley de su Dios” como ley del estado persa para los judíos, y recibió aportaciones del soberano para el mantenimiento del culto del Templo (Esd 7,15). Esdras puso todo su empeño en cumplir esta misión. Reunió al pueblo y le leyó “el libro de la ley de Moisés”, y después arregló muchos asuntos de la vida social conforme a lo que se dice en esa Ley, especialmente los matrimonios mixtos. No se sabe con certeza si la expresión “Ley de Moisés” designa en ese momento a todo el Pentateuco o a alguno de los códigos más antiguos, que después quedaron integrados en el mismo.

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