La Vetus Latina

Origen de la Vetus latina.

No sabemos con exactitud dónde, ni cuándo, ni cómo, fue realizada esta versión. Por las citas bíblicas en latín de los más antiguos escritores cristianos podemos concluir que los datos que poseemos hoy señalan a Roma como el origen de la primera traducción latina de la Biblia; traducción que se remonta, a más tardar, a la mitad del s. II.

La lengua de Occidente más empleada corrientemente en todas partes fue, durante los primeros siglos, el griego. La primera comunidad cristiana de Occidente de que tenemos noticias es la iglesia de Roma; S. Pablo escribe a los romanos, por los años 57/58, en griego; el evangelio se difundió en Roma, sin duda alguna, en griego, y en griego se celebraba la liturgia. Durante largos años el griego fue la lengua cristiana del Occidente latino. El primer texto bíblico que circuló en Occidente, fue, indudablemente, griego; es probable que los primeros predicadores cristianos trajeran consigo los textos del A.T. y que éstos fueran los que utilizó la joven Iglesia. Nada sabemos de textos bíblicos de procedencia judía en el seno de la Iglesia. En cuanto a los escritos que más tarde constituirían el N.T. debieron también ir llegando de Oriente a Roma y a otras iglesias poco a poco. El influjo del latín en el Evangelio de Marcos, por ejemplo, prueba que ambientes de lengua latina no han sido ajenos a la elaboración final de este texto.

Si bien el paso definitivo al latín se efectuó a mediados del s. IV, su uso comenzó en Occidente mucho antes. En la segunda mitad del s. II se utiliza ya el latín en escritos teológicos, y se hacen traducciones de importantes escritos como el Pastor de Hermas y la Epístola de S. Clemente. Los Papas del s. III mantenían correspondencia en griego con obispos orientales y en latín con los de África (cfr. G. Bardy). Tertuliano escribió casi todas sus obras en latín y editó en latín algunas compuestas en griego. El bilingüismo era corriente en los ambientes cultos cristianos; no cabe, sin embargo, afirmar lo mismo para grandes sectores de la población cristiana de Occidente ya durante el s. II, y menos durante el s. III. De aquí que la necesidad de una traducción de la Biblia al latín tuvo que sentirse muy pronto.

Los primeros intentos de traducción de la Biblia al latín son del s. II. Tertuliano (160-220) atestigua ya la existencia de un texto latino. Las Actas de los Mártires de Scillium, en África del Norte, indican que dicho grupo de cristianos poseía libri et epistulae Pauli viri iusti; eran gentes rústicas y con toda seguridad no conocían el griego. Hasta hace poco se consideraban los escritos de S. Cipriano de Cartago (m. 258) como el más antiguo testimonio de un texto bíblico latino fijo y uniforme; es seguro que Cipriano utiliza una versión latina ya tipificada de la Biblia. Estos datos, que convergen todos en África del Norte, hicieron pensar que la primera versión latina de la biblia provenía de África.

Estudios más recientes, sin embargo, han mostrado que en la misma época de S. Cipriano se usaba en Roma un texto latino de la Biblia que no coincide exactamente con el del Norte de África, es el texto bíblico contenido en los escritos de Novaciano. La traducción de la Epístola de S. Clemente Romano, hecha probablemente en la primera mitad del s. II, muestra indicios de una traducción latina del A.T. Estos hechos ponen de manifiesto algunos puntos importantes: no es exacto que el latín cristiano se originara en África, Roma ha jugado un papel más importante que ninguna otra parte del Imperio en el proceso de latinización del cristianismo; los datos que poseemos hoy señalan a Roma como el origen de la primera traducción latina de la Biblia; traducción que se remonta, a más tardar, a la mitad del s. II.

Resumiendo: No hay, sin embargo, que pensar en una traducción uniforme de la Biblia desde el primer momento; probablemente se emprendió de forma anárquica; S. Agustín y S. Jerónimo se lamentan de la multiplicidad de formas con que han sido traducidos los textos bíblicos. Es poco, no obstante, lo que se puede decir de los orígenes de esta primera versión, de si fue una o si fueron varias, de sus mutuas relaciones y dependencia. En el estado actual de la documentación conocida podemos distinguir varios grupos: – el grupo europeo al que probablemente se refiere S. Agustín cuando habla de la versión itala; – el grupo africano representado, como texto típico, por la Biblia citada por S. Cipriano; – a éstos habrá que añadir el grupo hispano que, después de los estudios de T. Ayuso, aparece como grupo suficientemente caracterizado.

Características e importancia del texto de la Vetus Latina.

La Vetus Latina es una traducción hecha sobre el texto griego de los Setenta, utilizando buenos códices griegos de la llamada forma occidental. En cuanto traducción se distingue por su extremada literalidad (las construcciones y el mismo vocabulario se resienten constantemente del influjo griego). Este excesivo literalismo tiene, sin embargo, la ventaja de hacer fácilmente legible el texto griego que subyace, con lo que la Vetus Latina se transforma en un elemento importante para la crítica textual griega de la Biblia.

El latín utilizado en esta versión es el vulgar; los traductores se preocuparon, sobre todo, de hacer inteligible el texto bíblico al pueblo. Por eso, este texto tiene hoy un doble interés: 1) es un testigo importante del proceso de vulgarización del latín que irá posteriormente evolucionando hacia las lenguas romances; y 2) constituye un muestrario excepcional en el proceso de creación y evolución del llamado latín cristiano.

Historia posterior de la Vetus Latina.

La antigua versión latina no tuvo larga vida. La aparición de la Vulgata de S. Jerónimo señaló el principio de su ocaso. El cambio de texto en las iglesias de Occidente fue, sin embargo, lento; todavía en la época de S. Gregorio Magno (m. 604) se usaban ambos textos de forma más o menos parecida. Puede decirse que la Vetus Latina dejó de usarse en el s. IX. Estos largos siglos de convivencia de los dos textos en las iglesias cristianas produjo su mutua contaminación. Prácticamente no existen hoy códices vetus-latinos que puedan considerarse inmunes de esta contaminación con formas textuales de la Vulgata.

Principales códices.

Prescindiendo de las citas del texto bíblico contenidas en antiguos escritores cristianos, son numerosos los códices que total o parcialmente contienen formas de la antigua versión latina. B. Fischer (Vetus Latina, I. Verzeichn¡s der Sigel für Handschriften und Kirchenschrifteller, Friburgo 1949) enumera 453 códices. En la siguiente lista ponemos los principales, utilizando la numeración de B. Fischer e incluyendo entre paréntesis la antigua nomenclatura en letra minúscula y el nombre con que es conocido:

  •       1. (k, Bobiensis) s. IV. Contiene Mt y Mc. Edición fotográfica, Turín 1913.
  •       2. (e, Palatinus) s. V. Evangelios. Ed. L. F. K. Tischendorf, Leipzig 1847.
  •       3. (a, Vercellensis) s. IV. Evangelios. Ed. A. Gasquet, Roma 1914.
  •       4. (b, Veronensis) s. V. Evangelios. Ed. E. S. Buchanan, Oxford 1911.
  •       5. (d, Cantabrigensis) s. V. Evang. y Act. Ed. fotográfica, Cambridge 1899.
  •     7. (g1, Sangermanensis) s. IX. Vulgata con partes de Vetus Latina. París, Biblioteca Nacional (fondo latino 254).
  •       8. (ff2, Corbeiensis) s. V. Evangelios. Ed. E. S. Buchanan, Oxford 1907.
  •       10. (f, Brixianus) s. VI. Evangelios. Ed. Bianchini, Roma 1749.
  •       14. (r1, Usserianus) s. VII. Evangelios. Ed. T. K. Abbott, Dublín 1884.
  •      64. (r, r2, r3, q) s. VI y VII. Fragmentos del N.T. de Freising. Ed. D. de Bruyne, Roma 1921.
  •       100. (Lugdunensis) s. VII. Heptateuco. Ed. U. Robert, París 1881, Lyon 1900.
  •       116. (Quedlinburgensis) s. V. 14 Reyes. Ed. DegeringBSckler, Berlín 1932.
  •      134. (Oscensis, Biblia de Huesca) s. XII. Vulgata entera con Tob y Idt de la Vetus Latina. Madrid, Museo Arqueológico 485.
  •    410. s. IX o X. Salterio mozárabe. Madrid, Biblioteca Nacional, Vitr. 5,1. Este Salterio es una de las muchas muestras de Salterios mozárabes hispanos. Pertenece al tipo de Salterio mozárabe representado por el del códice Complutense (Univ. de Madrid, 31). Otra variante es la del contenido en la Biblia Cavense (s. IX) (cfr. T. Ayuso, Psalterium Uisigothicum Mozarabicum, en Biblia Polyglotta Matritensia, VII, Madrid 1957).

Fuente: GER, voz Biblia VI.

Otros enlaces de interés:

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Codex Corbeiensis, (siglo V)

9 comentarios sobre “La Vetus Latina

  1. HE LEIDO esta riqueza pastoral, teológica y exegética de temas relacionados a la Biblia, Versiones, Salmos, Salterio y me he quedado profundamente satisfecho por el contenido que es un soporte de apoyo a la tarea pastoral de mi parroquia . Muchas gracias por el excelente material y que el Señor devuelva en gracias y bendiciones el múltiple beneficio que aporta a la Iglesia ya la fe de los creyentes.

  2. Leyendo todo esto me queda duda entonces que si la vetus latina ya existía para el siglo II entonces nos genera dudas de lo que se ha dicho que ha sido la IGLESIA CATÓLICA quien nos ha dado la Biblia, si para el año 382 cuando San DÁMASO 1ro decaro al MUNDO que la Biblia traducida por SAN GERONIMO es PALABRA DE DÍOS ya existía la VETUS LATINA, entonces como podemos ver qué no fue la Vulgata latina la primera Biblia, es ahí dónde se genera mis dudas cuando decimos que ha sido la IGLESIA CATÓLICA quien nos dió la Biblia, quisiera que me aclarara eso ya que no hay registros de quién es el autor de la VETUS LATINA y esa VETUS LATINA fue inspiración para SAN GERONIMO, la diferencia es que la VETUS LATINA contenía más libros, pero los libros de los que ahora tiene la actual Biblia católica son los mismos libros que contenía la VETUS LATINA, me gustaría que alguien que esté más empapado en el tema me aclarara esa duda, soy CRISTIANO CATÓLICO APOSTÓLICO ROMAMO Gracias

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