Esta entrada forma parte de Comentarios bíblicos.
Las parábolas de las semillas del Evangelio de hoy- que siendo pequeñas después se convierten en espigas llenas de grano o en arbustos donde incluso anidan las aves- se refieren al reino de Dios que se siembra con la predicación evangélica: algo sencillo y humilde que Dios va haciendo crecer en los corazones de los que acogen su mensaje. «El justo crecerá como la palmera, se alzará como cedro del Líbano; plantado en la casa del Señor, crecerá en los atrios de nuestro Dios» (cf. 1ª lectura. y salmo responsorial). En Cristo crucificado -semilla que cae en la tierra para morir y así dar fruto- encontramos el pleno significado de estas parábolas. El camino de la cruz nos lleva a la plenitud del reino de Dios.
Este comentario se corresponde con el Evangelio del Domingo de la 11ª semana del Tiempo Ordinario – Ciclo «B».
Lecturas: vol. I (B) Aquí para leer las lecturas completas
- Ez 17, 22-24. Yo exalto al árbol humilde.
- Sal 91. Es bueno darte gracias, Señor.
- 2Co 5, 6-10. En destierro o en patria, nos esforzamos en agradar al Señor.
- Mc 4, 26-34 Es la semilla más pequeña, y se hace más alta que las demás hortalizas
El mensaje central de las Escrituras de hoy destaca la manera en que Dios exalta lo humilde y pequeño para manifestar Su poder y gloria. En Ezequiel 17:22-24, Dios exalta al árbol humilde, simbolizando cómo Eleva a los de corazón sencillo y humilde. El Salmo 91 nos invita a reconocer la bondad de Dios y a expresar nuestra gratitud por Sus bendiciones constantes. En 2 Corintios 5:6-10, se nos recuerda que, ya sea en destierro o en patria, nuestro objetivo principal debe ser agradar al Señor, manteniendo siempre nuestra fe y devoción. Finalmente, en Marcos 4:26-34, Jesús enseña que el reino de Dios, aunque inicie de manera insignificante como una semilla de mostaza, crece hasta convertirse en algo grande y poderoso. Estas citas nos muestran que la grandeza del reino de Dios no se mide por su inicio, sino por su crecimiento y su capacidad de elevar lo humilde a través del poder y la gracia divinos.
La parábola de la semilla que germina: Una metáfora del crecimiento imparable del Reino de Dios (Marcos 4:26-29)
En los versículos 26 al 29 del capítulo 4 del Evangelio de Marcos, encontramos la parábola de la semilla que germina, una metáfora cargada de significado sobre el Reino de Dios. Esta parábola, junto a la del sembrador (vs. 3-9), forma parte de un discurso más amplio dirigido por Jesús a una multitud (vs. 2, 33).
Contraste entre la simplicidad y la grandiosidad. La parábola de la semilla que germina resalta el contraste entre la aparente insignificancia del inicio y la grandiosidad del resultado final. Jesús describe a un hombre que siembra la semilla en la tierra y luego se va a dormir, sin saber cómo la semilla brotará y crecerá (vs. 26-27). Esta imagen contrasta con la magnitud de la cosecha final, cuando el grano está maduro y listo para ser recogido (vs. 28-29).
La parábola de la semilla que germina nos invita a reflexionar sobre la naturaleza del Reino de Dios. Es un reino que crece y se expande de manera misteriosa, impulsado por el poder transformador de Dios. Nuestra tarea como creyentes es sembrar la palabra de Dios con fidelidad y confiar en que Dios dará el fruto a su debido tiempo.
26Y decía: «El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra.
- El poder del Reino de Dios. La parábola no se enfoca en la acción del hombre, sino en el poder de Dios. El hombre siembra la semilla, pero no es él quien la hace germinar y crecer. Esta imagen simboliza la forma en que el Reino de Dios se expande y fructifica, incluso cuando no lo vemos o no lo entendemos completamente.
27Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo.
- Una vez sembrada la semilla, el campesino tiene poco que hacer para promover su crecimiento (cf. Stg. 5:7). Mientras la vida cotidiana sigue su curso (el campesino ‘duerme y se levanta, de noche y de día‘), en la semilla actúa una fuerza interior. Esta fuerza, que opera ‘sin que él sepa cómo‘, ha sido introducida por Dios (cf. Jn. 3:6; 1Co. 3:6-7). Es esta fuerza creadora la que hace que la semilla germine y brote.
28La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano.
- Se trata del crecimiento del fruto a partir de la semilla. Este fruto no es producido ni causado por el campesino, sino que «la tierra va produciendo el fruto por sí misma«. La palabra utilizada aquí (automatē) puede traducirse como «automáticamente«. Como se mencionó en el versículo anterior, la posibilidad y la fuerza de este «por sí misma, sola» tienen su origen en el poder creador de Dios (cf. Hch. 12:10; Lv. 25:5,11; Jos. 6:5 LXX).
- Para los orientales, el fruto que crece de esta semilla es una maravilla del Creador. Cada etapa—la hierba, la espiga y el grano—es un acto de creación de Dios. El campesino solo puede observar y contemplar este proceso.
29Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega».
- Cuando el campesino observa que el cereal está completamente desarrollado y que «el grano está apunto«, sabe que ha llegado el momento de la cosecha. Para no perder nada, “(enseguida) se mete la hoz«, es decir, pone a trabajar a sus criados.
- El final de esta parábola nos habla de la cosecha, es decir, el tiempo en que el reino de Dios se ha cumplido. Después de una espera paciente (cf. vs. 27), el Señor finalmente interviene cuando llega el tiempo de la cosecha, es decir, del juicio y del cumplimiento del reino. El final de la parábola tiene un significado escatológico e incluso apocalíptico, y coincide con textos como Jl. 3:13 y Ap. 14:15.
La parábola de la semilla de mostaza (Marcos 4:30-32)
30Dijo también: «¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos?
- Las dos preguntas que hace Jesús no surgen de ignorancia, timidez o incertidumbre. Las plantea con el propósito de captar la atención de sus oyentes (cf. también Mateo 11:16; Lucas 7:31; 13:20). Estas preguntas, formuladas de manera similar en Isaías 40:18, se presentan en plural («nosotros«), lo que implica la participación de los oyentes. Jesús les invita a reflexionar con Él sobre una comparación adecuada para el reino de Dios. Estas preguntas sirven de introducción a la siguiente parábola (versículos 31-32). Es posible que los oyentes esperaran una comparación grandiosa para el reino de Dios (cf. Daniel 2:35b, 44; Zacarías 14:9), pero en el siguiente versículo, Jesús sorprende al compararlo con algo pequeño e insignificante.
31Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña,
- Jesús utiliza la imagen de una semilla de mostaza, proverbialmente pequeña, para destacar la pequeñez e insignificancia inicial de la Palabra sembrada. Esta semilla, de aproximadamente 1 mm de longitud, era la más pequeña de las semillas de cultivo (cf. Lucas 13:19) y se usaba frecuentemente como símbolo de pequeñez (cf. Mateo 17:20).
- Lo sorprendente de esta parábola es que Jesús subraya lo pequeño del comienzo, lo que ahora se percibe del reino de Dios. Esto nos lleva a pensar en la Palabra tal como la predicaron Jesús y los primeros discípulos, así como en los milagros que ocurrían entonces y siguen ocurriendo. Aunque insignificante y sin poder ni esplendor aparentes, todo el reino está presente desde el principio, como se infiere del versículo siguiente.
32pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra».
- Aunque la semilla de mostaza es extremadamente pequeña, después de ser sembrada, brota y crece rápidamente hasta convertirse en un arbusto grande, más alto que las demás plantas de cultivo. Esta planta anual puede llegar a medir unos tres metros. Muchas aves, especialmente jilgueros y petirrojos, se posan en sus ramas y entre el follaje para evitar el calor y descansar, atraídas por sus semillas aceitosas. Esto indica el gran tamaño del arbusto, que debido a su altura y tallo leñoso, también es llamado árbol (cf. Mateo 13:32).
- Con esta imagen, Jesús explica que aunque el reino de Dios tenga un inicio pequeño e insignificante, finalmente alcanzará un tamaño enorme. La imagen de un gran árbol donde se posan las aves ya se usa en el Antiguo Testamento como símbolo de un gran reino (cf. Ezequiel 17:23; 31:6; Daniel 4:12, 21). Este gran final, imponente, se puede interpretar de la misma manera que el tiempo de la cosecha mencionado en el versículo 29.
Jesús enseña en forma de parábolas (Marcos 4:33-34)
Los versículos 33-34 de Marcos ofrecen un comentario contemplativo que cierra la sección comenzada en los versículos 1-32. Este contenido está relacionado con la introducción de la enseñanza de Jesús en ese día (v. 2). Jesús ha estado hablando sobre «la palabra», la cual trata del reino de Dios y del mensaje que Él trae (cf. Marcos 1:15; 2:2; 4:14). Estos versículos revelan que Jesús contó más parábolas en ese día que las registradas en este capítulo de Marcos.
33Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender.
- La palabra «autois» («les») se refiere a la multitud, como se deduce del versículo 34 (cf. también versículos 1-2).
- El comentario «acomodándose a su entender» sugiere que Jesús continuó enseñando mientras ellos pudieran asimilarlo. De esta manera, podían escucharle, pero no necesariamente entenderlo, a pesar de las reiteradas exhortaciones de Jesús a prestar atención (cf. versículos 3, 9, 23; cf. también versículos 11-12).
34Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
- Con el primer comentario de este versículo, Marcos indica que la enseñanza de Jesús está llena de parábolas; cada faceta de lo que enseñaba iba acompañada de una o más parábolas (cf. v. 11). Por una parte, esto era una invitación para aquellos que querían escuchar con un oído y un corazón abiertos (cf. vv. 24-25), y por otra, esto manifestaba la distancia entre Jesús y el reino de Dios por un lado, y los oyentes que no estaban abiertos a recibir su mensaje por otro (cf. v. 1).
- ‘Pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado’… Esta segunda parte del versículo explica que Jesús revelaba cada vez más acerca de los misterios del reino de Dios a aquellos que estaban dispuestos a recibir su Palabra, es decir, a sus discípulos. Si no entendían su mensaje encubierto en parábolas (cf. v. 13) y tenían preguntas al respecto (cf. 13:36), Jesús se lo explicaba todo. No les ocultaba nada, sino que les revelaba cada detalle (cf. 2 Pedro 1:20). Esto confirma la verdad expresada en el versículo 25.
Anécdotas y otros
- Si no siembras…
- Una parábola sobre la colaboración con lo divino
- “¿Cómo será el cielo?”
- El que se humilla será ensalzado
- Por qué Jesús predica en parábolas
Fuentes
- deiverbum.org
- https://online.bibliadeestudio.org/
- 27 de abril de 2008: Santa Misa con ordenaciones sacerdotales | Benedicto XVI
- 9 de mayo de 1999: Viaje apostólico a Rumanía: Misa en el parque Podul Izvor de Bucarest (9 de mayo de 1999) | Juan Pablo II
- Seguimos el texto en español de la Biblia de la Conferencia Episcopal Española
- El texto griego que seguimos es el editado por Nestle-Aland
- Comentarios de la Biblia de Navarra
- Comentarios de la Biblia de Jerusalén
- Comentario Bíblico san Jerónimo
- Profesores de Salamanca, Biblia Comentada, BAC
- Eugui J. – Mil anécdotas de virtudes
- Solé Roma, J. M., Ministros de la Palabra. Ciclo A, Herder
- Sobre el espíritu santo – La Santa Sede
- Catena Aurea
- Jesús y la Ley
- Jesús y el Antiguo Testamento