B) Los inicios de la crítica literaria del Pentateuco (de 1092 a 1844)

Siglo XI

En el siglo XI, R. Abrahán Ibn ‘Ezra’ (1092) de Tudela afirmó, con su característico estilo enigmático, que Moisés no pudo ser el autor de todo el Pentateuco. Dijo así: “No comprenderás su verdadero sentido si no captas: el secreto de los doce; Moisés escribió la Ley; entonces los cananeos estaban en el país; en la montaña del Señor se proveerá; su lecho era un lecho de hierro”. Con esas frases misteriosas alude a que la Torah era demasiado larga para que pudiera ser escrita en doce tablas de piedra, y a algunos anacronismos del texto.

Siglo XVI

En el s. XVI, D. A. Bodenstein Carlstadt planteó abiertamente el problema de la autenticidad mosaica del Pentateuco: Moisés no pudo escribir la narración de su propia muerte, y además, el estilo de ese pasaje coincide con el de otros pasajes del Deuteronomio, de los que tampoco sería autor.

En el mismo siglo A. Maes (Masius) hablaba de una redacción o al menos de algunos retoques posteriores a Moisés; además los libros que son continuación del Pentateuco, habrían sido escritos por hombres piadosos como Esdras con la ayuda de materiales anteriores.

Siglo XVII

Siglo XVII. En el cap. 8, B. Spinoza en su Tractatus Theologico-politicus (1670) hizo la lista de los versículos (Dt 1,1; 3,11; 27,1-8; 31,9; Gn 12,6; 22,14) que según Ibn ‘Ezra’, no podían haber sido escritos por Moisés y aporta algunos datos más (nota).

Por parte cristiana el sacerdote oratoriano francés R. Simon atribuye a Moisés la autoridad de la Ley (1678: “Histoire Critique du Vieux Testament”), pero muestra con varios ejemplos que hay textos históricamente posteriores al mismo (nota.).

Siglo XVIII

En el s. XVIII comienzan a aparecer una serie de trabajos críticos.

El joven pastor protestante H. G. Witter (1683-1715) nota las diferencias de estilo entre los dos relatos de la creación que aparecen al inicio del Génesis.

J. Astruc, poco después, propondrá la Hipótesis de los documentos: observa la alternancia en el uso de los nombres divinos en el Génesis, y piensa que esto se debe a que los textos proceden de dos documentos paralelos.

Continúa con esta línea Eichhorn, que, con ocasión de los relatos del Diluvio, precisa las características específicas de estos dos documentos principales, aunque propone que han de existir algunos documentos más.

A final del siglo Ilgen hace notar que los pasajes que emplean el nombre de Elohim han de proceder de dos documentos distintos y, por tanto, son tres los grandes documentos.

Siglo XIX

A comienzos del siglo XIX nadie se va atreviendo a hablar de grandes documentos, pues cada vez más va pareciendo que su dimensión habría de ser reducida, debido al gran número de ellos que se van viendo obligados a admitir y a las sucesivas correcciones de la anterior hipótesis. Por eso Geddes, Vater y De Wette prefieren hablar de la Hipótesis de los fragmentos: el Pentateuco resultaría de la recopilación de hasta treinta y nueve fragmentos diversos.

Sin embargo, años después, De Wette (1780-1849) se pasaría a la Hipótesis de los complementos que había sido propuesta por Kelle, Ewald y Delitzsch, entre otros. Según estos autores no se puede negar la unidad que tiene la trama del Pentateuco, que debe provenir de un “escrito fundamental”, el de textos narrativos que usa el nombre de Elohim, “completado” con otros textos.

LOS 3 MODELOS

 

Documentos

Fragmentos

Complementos

Obra literaria autónoma que procede de un único escritor (o grupo) realizada en una época concreta a partir de un material tradicional preexistente

Las tradiciones han sido vehiculadas con independencia unas de otras. Tardíamente se han reagrupado esas tradiciones. No documentos antiguos.

A partir de tradiciones antiguas (escritas u orales) habría sido compuesto un documento inicial. Luego ha recibido complementos sucesivos

 

En la segunda mitad del siglo XIX continúa el debate entre ambas hipótesis. Un paso adelante lo dio pocos años después el Prof. alemán H. Hupfeld, aun manteniendo la idea de un “escrito fundamental” propone una nueva hipótesis de los documentos: llama “primer elohista” al escrito fundamental (después será el P), después vendría el «yahwista«, y por último el «otro elohista«, que estaría muy mezclado con el yahwista. Añadiendo a todo esto el «Deuteronomio« resultaría el Pentateuco tal y como lo conocemos.

  • Mas adelante, en esta línea, Riehm precisó las relaciones entre el Deuteronomio y la reforma de Josías.
  • El holandés A. Kuenen en 1869 mostró que en las leyes sacerdotales había elementos posteriores al Deuteronomio.
  • Finalmente Reuss(1833) y su alumno K. H. Graf, proponen cambiar el orden de los documentos de Hupfeld (nota.)

Quedaba así propuesta la base del sistema que J. Wellhausen se encargaría de perfeccionar y popularizar. Durante la mayor parte del s. XIX, los estudiosos del AT debieron trabajar exclusivamente con el texto bíblico, porque no hay aún resultados arqueológicos.

Resumen: Investigadores sobre el Pentateuco hasta Wellhausen

 

XII R. Abrahán Ibs «Ezra»
XVI Bodenstein; Maes
XVII Spinoza; Simon
XVIII Witter; Astruc; Eichhorn; Ilgen
XIX Geddes, Vater, Ewald; Delitsch; Rielm; Kuenen; Reuss y Graf

 

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