La salida de Egipto (Ex 3,1-22; 7,8-25; 11,1-13,16; 13,17-14,31)

Este primer grupo de textos tienen como tema fundamental la salida de Egipto. Así tenemos:

  1. La misión de Moisés (Ex 3,1-22)
  2. La primera plaga (el agua del Nilo se convierte en sangre: Ex 7,8-25) y una presentación de toda la sección 7,8-10,29.
  3. La noche de Pascua (Ex 11,1-13,16)
  4. El paso del mar Rojo (Ex 13,17-14,31)

LA MISIÓN DE MOISÉS (Ex 3,1-22)

3, 1 Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián.Trashumando con el rebaño por el desierto, llegó hasta Horeb, la montaña de Dios. 2 Allí se le apareció el ángel de Yahvé en llama de fuego, en medio de una zarza. Moisés vio que la zarza ardía, pero no se consumía. 3 Dijo, pues, Moisés: «Voy a acercarme para ver este extraño caso: por qué no se consume la zarza.» 4 Cuando Yahvé vio que Moisés se acercaba para mirar, le llamó de en medio de la zarza: «¡Moisés, Moisés!» Él respondió: «Heme aquí.» 5 Le dijo: «No te acerques aquí; quita las sandalias de tus pies, porque el lugar que pisas es suelo sagrado.» 6 Y añadió: «Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.» Moisés se cubrió el rostro, porque temía ver a Dios.

El monte Horeb

Horeb en hebreo significa un lugar árido y desierto y se emplea en algunas tradiciones del Éxodo y del Deuteronomio para referirse al macizo montañoso llamado también Sinaí, que a su vez esté conectado con el nombre babilónico del dios Luna (Sin), razón por la cual se evita su nombre en estas tradiciones y emplearon mejor el nombre de Horeb.

Otros opinan que Horeb sería un nombre genérico de la zona y Sinaí sería una de las cumbres. Algunos piensan que al no habitar por allí los madianitas se debería buscar el HorebSinaí en otros lugares. Pero, puesto que Num 10,21-32 deja claro que el Sinaí no era la patria de Hobab, el madianita que hay que identificar con Jetró, además del dato aportado en Ex 18,5-27 donde aparece como oriundo de un país bastante lejano, nos parece mejor seguir considerando su localización en la península del Sinaí. Mejor que el monte Serbal (más al norte), el Gebel Musa (monte de Moisés) corresponde a la descripción bíblica del Sinaí, según lo confirma una constante tradición. Ya hablamos de este problema anteriormente.

Nota: La zarza ardiendo

Jetró

Los padres de Moisés pertenecían a la tribu de Leví (Ex 2,1): se llamaban Amrán y Yocabed (Ex 6,20); su origen levítico destaca el sentido de sacralidad de su vida, pues los levitas se consagraban al servicio de Dios. Moisés, al huir de Egipto por temor a la represalia, se refugió en territorio madianita y como huésped de Jetró (Ex 3,1; 4,18) llamado también Jobab (Jue 1,16; 4,11), hijo de Reuel (Ex 2,18), que era sacerdote de un clan de madianitas que según Jue 4,11 resulta ser de la tribu de los quenitas. El hecho de que Jetró sea sacerdote le sitúa en una posición semejante a la de Moisés, por proceder de familia levítica. Moisés se casó con Séfora, hija de Jetró, y tuvo dos hijos: Gersón y Eliezer. Los madianitas constituían una confederación de caravaneros que recorrían las dos orillas del golfo de Áqaba.

El ángel de Dios

Moisés no vio imagen alguna pero desde la zarza ardiente le vino la voz del ángel de Yahvé, el cual es llamado también Yahvé (vv.4 y 7). Se trata pues, no de un mensajero de parte de Dios, sino de la representación visible (aquí por medio del fuego y la voz) del Dios invisible, y por eso habla y se expresa como Dios mismo y no como mandado por Dios.

Valor teológico de la señal

El hecho de que la misión de Moisés tenga lugar en el Sinaí no carece de significado teológico, significado que se evidencia en el v. 12 cuando se manda a los israelitas que vayan allí a ofrecer un solemne acto de culto: el sacrificio de la Alianza de Dios con su Pueblo. Existe una unidad teológica entre: vocación de Moisés (en el Sinaí), liberación de Egipto y pacto de la Alianza (en el Sinaí). El signo del que se habla (v.12) es un indicio revelador del plan de Dios y su efectiva presencia; es como si le dijera a Moisés, tan cierto como que yo soy quien te envía es que tu estarás aquí con el pueblo liberado y entonces tendrás una prueba (un signo) de que todo esto es de Dios.

Misión de Moisés.

Por otra parte, en estos versículos comienza a revelarse la presencia activa de Dios. Un Dios que ha esperado a que el pueblo se encuentre en una situación límite y clame desde el fondo de su esclavitud. Quizá Dios sólo actúa cuando el hombre reconoce su incapacidad para liberarse a sí mismo y clama desde su impotencia… (¿parábola del hijo pródigo?). Un Dios que oye los gemidos, que no olvida su alianza, que se hace cargo de la situación, que conoce a sus hijos. Una convicción firme a lo largo de toda la Biblia es que Dios escucha siempre las súplica y responde el clamor del indigente (Sal 116,1-2). Está en juego su justicia y su fidelidad a su alianza.

7 Yahvé le dijo: «He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto, he escuchado el clamor ante sus opresores y conozco sus sufrimientos. 8 He bajado para librarlo de la mano de los egipcios y para subirlo de esta tierra a una tierra buena y espaciosa; a una tierra que mana leche y miel, al país de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los perizitas, de los jivitas y de los jebuseos. 9 Así pues, el clamor de los israelitas ha llegado hasta mí y he visto la opresión con que los egipcios los afligen. 10 Ahora, pues, ve: yo te envío al faraón para que saques a mi pueblo, los israelitas, de Egipto.»

11 Moisés dijo a Dios: «¿Quién soy yo para ir al faraón y sacar de Egipto a los israelitas?» 12 Dios le respondió: «Yo estaré contigo y ésta será la señal de que yo te envío: Cuando hayas sacado al pueblo de Egipto daréis culto a Dios en este monte.»

Triple misión de Moisés

En el episodio de vocación vemos que se encomiendan a Moisés tres misiones:

  1. Ante el faraón y se trata del objetivo fundamental: la liberación y salida de Israel de Egipto: Ahora, pues, ve: yo te envío al faraón para que saques a mi pueblo, los israelitas, de Egipto.
  2. Ha de dirigirse al pueblo de Israel y ha de revelar con carácter profético el plan divino de salvación; en este contexto de misión profético se le revela el nombre de Yahvé (el que soy): 16 Vete, reúne a los ancianos de Israel y diles: «Yahvé, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, se me apareció y me dijo: Yo os he visitado y me he dado cuenta de lo que os han hecho en Egipto. 17 Y he decidido sacaros de la aflicción de Egipto y llevaros al país de los cananeos, los hititas, los amorreos, perizitas, jivitas y jebuseos, a una tierra que mana leche y miel.»
  3. Por último se trata de una misión provisional y de nuevo dirigida al faraón de hacerle una petición discreta (dejarle ir con el pueblo a hacer un sacrificio en el monte Sinaí) y cuya verdadera finalidad parece ser poner de manifiesto la mala voluntad del faraón: Ellos te harán caso, y tú irás con los ancianos de Israel donde el rey de Egipto y le diréis: «Yahvé, el Dios de los hebreos, se nos ha aparecido; y ahora tenemos que hacer un viaje durante tres días por el desierto, para ofrecer sacrificios a Yahvé, nuestro Dios.» El Señor se adelanta a liberar a Israel antes de que ofrezca sacrificios; es el Dios que siempre se adelanta y al que adoramos en una acción de gracias continua.

Revelación del Nombre divino.

13 Contestó Moisés a Dios: «Si voy a los israelitas y les digo: `El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros’; y ellos me preguntan: `¿Cuál es su nombre?’, ¿qué les responderé?» 14 Dijo Dios a Moisés: «Yo soy el que soy.» Y añadió: «Así dirás a los israelitas: `Yo soy’ me ha enviado a vosotros.» 15 Siguió Dios diciendo a Moisés: «Así dirás a los israelitas: Yahvé, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Éste es mi nombre para siempre, por él seré recordado generación tras generación.

La revelación del nombre de Yahvé

La revelación del nombre está incrustada en una serie de cinco dificultades que Moisés aduce para eludir la misión que le asusta:

  1. no tengo autoridad (3,11)

  2. no se tu nombre (3,13)

  3. no me creerán (4,1)

  4. no se hablar (4,10)

  5. en definitiva: manda a otro (4,13)

Pero la revelación del nuevo nombre está ligada a la nueva relación que se establecerá entre Dios y su pueblo a través de la alianza del Sinaí.

La revelación del nombre se hace en tres fases consecutivas y que en su conjunto dan la interpretación del nombre:

  1. Ex 3,14 Dijo Dios a Moisés: «Yo soy el que soy.» (…)

  2. Y añadió: «Así dirás a los israelitas: `Yo soy‘ me ha enviado a vosotros.»

  3. Ex 3,15 Siguió Dios diciendo a Moisés: «Así dirás a los israelitas: Yahvé, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Éste es mi nombre para siempre, por él seré recordado generación tras generación.

La pronunciación de este nombre divino no nos ha sido transmitida por los israelitas, quienes en un determinado momento incluso dejaron de pronunciarlo en señal de respeto. El TM vocaliza Jehowah para indicar que se lea adonai (señor), por lo que la Vg lo traduce por dominus y los LXX por kyrios. Por eso la pronunciación Jehová es un malentendido. La verdadera o al menos más probable pronunciación sería yahú y seho.

El significado del nombre de Dios es el que es, o El es; actualmente está surgiendo la opinión según la cual dado que en el antiguo Oriente el conocimiento del nombre implica una consecuencia grave como es el poder sobre el ser cuyo nombre o esencia se conoce, Dios se negaría a revelar su esencia por ser incognoscible y así la expresión Yo soy el que soy significaría la indefinibilidad de Dios, algo así como decir: el que es lo que es.

Otra cuestión es si el nombre de Yahvé es original de Moisés o existía con anterioridad. Según el tenor de Ex 3 parece que se está revelando un nombre nuevo; esto parece confirmarse en Ex 6,2. Recordemos que el Génesis desde el cap. 2 ya ha empezado a usar el nombre de Yahvé, pero ello es debido a que el hagiógrafo ha utilizado este apelativo del verdadero Dios. Algunos han propuesto el origen quenita de este nombre de Dios pero hoy por hoy la cosa esta muy lejos de ser cierta.

Metafóricamente Yahvé significaría en este primer momento (en el que se va a verificar la Alianza de Dios con su pueblo) «el que hace ser algo» en este caso «el que hace a su pueblo»; más tarde una vez en Canaán y con la influencia de sus dioses, pasaría a significar el verdadero Dios «el que es en verdad», por oposición a los ídolos que no son, que son nulidad y vaciedad.

Instrucciones sobre la misión de Moisés.

16 «Vete, reúne a los ancianos de Israel y diles: `Yahvé, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, se me apareció y me dijo: Yo os he visitado y me he dado cuenta de lo que os han hecho en Egipto. 17 Y he decidido sacaros de la aflicción de Egipto y llevaros al país de los cananeos, los hititas, los amorreos, perizitas, jivitas y jebuseos, a una tierra que mana leche y miel.’ 18 Ellos te harán caso, y tú irás con los ancianos de Israel donde el rey de Egipto y le diréis: `Yahvé, el Dios de los hebreos, se nos ha aparecido; y ahora tenemos que hacer un viaje durante tres días por el desierto, para ofrecer sacrificios a Yahvé, nuestro Dios.’ 19 Ya sé que el rey de Egipto no os dejará ir, a no ser forzado por una mano poderosa. 20 Pero yo extenderé mi mano y heriré a Egipto con toda suerte de prodigios, que obraré en medio de ellos, y entonces os dejará salir.»

Despojo de los egipcios.

21 «Haré que este pueblo obtenga el favor de los egipcios, de modo que cuando partáis, no salgáis con las manos vacías, 22 sino que cada mujer pedirá a su vecina y a la dueña de su casa objetos de plata, objetos de oro y vestidos, que pondréis a vuestros hijos y a vuestras hijas, y así despojaréis a los egipcios.»


LAS PLAGAS DE EGIPTO (Ex 7,8-25)

8 Yahvé dijo a Moisés y a Aarón: 9 «Cuando el faraón os pida algún prodigio, dirás a Aarón: `Toma tu cayado y tíralo delante del faraón, y se convertirá en serpiente.’» 10 Presentáronse, pues, Moisés y Aarón al faraón, e hicieron lo que Yahvé había ordenado: Aarón tiró su cayado delante del faraón y de sus servidores, y se convirtió en serpiente. 11 A su vez, el faraón llamó a sus sabios y hechiceros, y los magos de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos. 12 Cada cual tiró su bastón y se convirtieron en serpientes; pero el cayado de Aarón devoró los otros cayados. 13 Sin embargo, el corazón del faraón se endureció, y no les hizo caso, como había predicho Yahvé.

plaga: El agua se convierte en sangre.

14 Yahvé dijo a Moisés: «El corazón del faraón se ha obstinado; se niega a dejar salir al pueblo. 15 Preséntate al faraón por la mañana, cuando vaya hacia el Río. Espéralo a la orilla del Río, llevando en tu mano el cayado que se convirtió en serpiente. 16 Y le dirás: Yahvé, el Dios de los hebreos, me ha enviado a ti para decirte: «Deja partir a mi pueblo, para que me den culto en el desierto»; pero hasta ahora no has hecho caso. 17 Así dice Yahvé: En esto conocerás que yo soy Yahvé: Con el cayado que tengo en la mano, golpearé las aguas del Río y se convertirán en sangre. 18 Los peces del Río morirán, el Río quedará apestado y los egipcios no podrán beber agua del Río.»

19 Yahvé dijo a Moisés: «Di a Aarón: Toma tu cayado y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus canales, sus ríos, sus lagunas y sobre todas las cisternas, y se convertirán en sangre; y habrá sangre en todo el país de Egipto, en los recipientes de madera y en los de piedra.» 20 Moisés y Aarón hicieron lo que Yahvé les había mandado: alzó el cayado y golpeó las aguas que hay en el Río en presencia del faraón y de sus servidores, y todas las aguas del Río se convirtieron en sangre. 21 Los peces del Río murieron, el Río quedó apestado y los egipcios no podían beber el agua del Río; hubo sangre en todo el país de Egipto.22 Pero los magos de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos, y el corazón del faraón se obstinó y no les hizo caso, tal como había dicho Yahvé. 23 El faraón se volvió y entró en su casa sin prestar atención a lo sucedido. 24 Todos los egipcios tuvieron que cavar en los alrededores del Río en busca de agua potable, porque no podían beber las aguas del Río. 25 Pasaron siete días desde que Yahvé golpeó el Río.

El contexto

La sucesión de las diez plagas representa de un modo gráfico la lucha entre la voluntad divina y la voluntad humana del faraón y hace ver de manera dramática hasta que punto es inútil y doloroso resistir a Dios.

No traeremos aquí una descripción de cada una de las llagas si diremos como curiosidad que algunos términos antiquísimos y de traducción oscura ha permitido distintas tradiciones. Así según la tradición todavía viva de los hebreos en la tercera plaga traducen kinnîm por piojos en vez de por mosquitos y en la cuarta plaga arob significaría una banda de fieras, y no los moscones o tábanos.

Estructura literaria

Es fácil descubrir en estos relatos una estructura literaria más o menos fijas que nos recuerda al primer capítulo del Génesis. Según el punto de vista que tomemos descubrimos estructuras preconcebidas y grupos de plagas.

Esta estructura literaria da a la narración un aire épico y, al mismo tiempo, un tanto artificioso. Este modo artístico de narrar no obsta para la historicidad de los hechos narrados pero deja la puerta abierta para suponer que se pueden encontrar modos de decir hiperbólicos, paradójicos o aproximativos, como se indica en la Divino afflante Spiritu y la Dei Verbum.

Carácter milagroso

Ranas, mosquitos, moscas, granizo, etc. no son en sí realidades milagrosas pero el carácter milagroso es indudable pues aparecen como efecto de una intervención divina y como signos aptos para convencer al faraón (que evidentemente si no fueran de naturaleza milagrosa no surtirían tal efecto).

Podemos admitir un sustrato material natural en todos estos fenómenos pero insistimos la acción de Dios que protege milagrosamente a su pueblo de estas plagas mientras Egipto es desolado, busca convencer al faraón para que libere a los israelitas.

Nota: La transformación del agua en sangre

Nota: las ranas se hicieron plaga

Nota: la transformación del polvo en mosquitos


LA NOCHE DE PASCUA (Ex 11,1-13,16)

Un análisis cuidadoso de esta larga sección pone de manifiesto el criterio de composición de los elementos de diversa índole que lo integran. Se trata de tres ciclos, en el sentido de que por tres veces se vuelve sobre las disposiciones legislativas relacionadas con la pascua:

  1. 11,1-12,39: enmarcándolas en el cuadro narrativo de la última plaga y de la partida.

  2. 12,40-51: dentro de un difuminado marco constituido por noticias breves diversas

  3. 13,1-16: las disposiciones legislativas aparecen sin ningún enmarque histórico

Los tres ciclos tienen como común denominador la preocupación por una distribución concéntrica de sus elementos y la temática común:

  1. En el primer ciclo: dos veces se dan las normar relativas al sacrificio pascual (12,1-14.21-27) y en el centro las relativas a los Ácimos (12,15-20)

  2. En el segundo ciclo: ocupando el centro encontramos las normas suplementarias sobre el sacrificio pascual (12,43-49)

  3. En el tercer ciclo: aparecen en el centro las normas sobre la fiesta de los Ácimos (13,3-10) dentro del marco de la ley sobre losprimogénitos.

Puede resultar pedagógico reproducir el texto de los dos primeros ciclos, sacando la parte legislativa de su marco histórico

El ciclo fundamental (Ex 11,1-12,39)

11, 1 Yahvé dijo a Moisés: «Todavía enviaré una plaga al faraón y a Egipto, tras lo cual os dejará partir; más aún, no sólo os dejará partir, sino que incluso os expulsará definitivamente de aquí.2 Habla al pueblo y que cada hombre pida a su vecino, y cada mujer a su vecina, objetos de plata y objetos de oro.» 3 Yahvé hizo que el pueblo se ganase el favor de los egipcios. Moisés gozaba de gran consideración en el país de Egipto a los ojos de los servidores del faraón y a los ojos del pueblo.

4 Moisés dijo: «Así dice Yahvé: A media noche yo pasaré por en medio de Egipto. 5 Morirán en el país de Egipto todos los primogénitos: desde el primogénito del faraón, que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la esclava, que se ocupa del molino, y todos los primogénitos del ganado. 6 Y habrá en el país de Egipto alaridos tales cual nunca los ha habido ni los habrá. 7 Pero entre los israelitas no ladrará ni un perro, ni a los hombres ni a las bestias, para que sepáis que Yahvé distingue entre Egipto e Israel. 8 Entonces vendrán a mí todos estos siervos tuyos y, postrados ante mí, me suplicarán: Sal con todo el pueblo que te sigue. Entonces, saldré.» Y, ardiendo en cólera, salió de la presencia del faraón.

9 Yahvé dijo a Moisés: «El faraón no os hará caso, para que se multipliquen mis prodigios en el país de Egipto.» 10 Moisés y Aarón realizaron todos estos prodigios ante el faraón; pero Yahvé hizo que el faraón se obstinara y no dejara salir de su país a los israelitas.

En este punto se introduce la sección legislativa sobre la celebración anual de la Pascua (12,1-27) que damos aparte.

28 Los israelitas fueron e hicieron como Yahvé había mandado a Moisés y a Aarón; así lo hicieron.

10ª plaga: Muerte de los primogénitos.

29 A media noche, Yahvé hirió a todos los primogénitos del país de Egipto, desde el primogénito del faraón, que se sienta en el trono, hasta el primogénito del preso, que está en la cárcel, y todos los primogénitos de los animales. 30 Aquella noche se levantó el faraón, sus servidores y todos los egipcios, y hubo grandes alaridos en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto. 31 El faraón llamó a Moisés y a Aarón de noche y les dijo: «Levantaos, salid de en medio de mi pueblo, tanto vosotros como los israelitas, e id a dar culto a Yahvé, como habéis dicho. 32 Tomad también vuestros rebaños y vuestras vacas, como habéis pedido, y marchad. Saludadme.» 33 Los egipcios presionaban al pueblo para que saliese rápidamente del país, pues decían: «Vamos a morir todos.» 34 El pueblo recogió la masa sin fermentar y, envolviendo las artesas en mantos, la cargaron a hombros.

Despojo de los egipcios.

35 Los israelitas actuaron conforme a la palabra de Moisés y pidieron a los egipcios objetos de plata, objetos de oro y vestidos. 36 Yahvé hizo que el pueblo se ganara el favor de los egipcios, que accedieron a su petición. Así despojaron a los egipcios.

Salida de los israelitas.

37 Los israelitas partieron de Ramsés hacia Sucot, unos seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños. 38 Salió también con ellos una gran muchedumbre, con ovejas y vacas; una cantidad enorme de ganado. 39 Cocieron la masa que habían sacado de Egipto en panes ázimos, pues aún no había fermentado.Cuando fueron expulsados de Egipto no pudieron detenerse ni hacerse con provisiones para el camino

Esta narración tiene la vivacidad de la serie de los diez prodigios. Aunque mantiene la estructura típica de las otras plagas encontramos una singularidad y es la disposición simétrica de las secciones, en torno a un centro formado por dos noticias (11,9 y 12,28) que encierran la parte legislativa. La estructura puede ser esta:

  • A: el anuncio de la sección 11,1-6 se cumple en la sección A’: 12,33-39

  • B: el segundo anuncio de 11,7-10 se cumple en B’: 12, 29-32

  • resumiendo: nos encontramos con la estructura concéntrica A B … B’ A’

La sección legislativa ( Ex 12,1-27)

Institución de la Pascua.

12, 1 Yahvé dijo a Moisés y a Aarón en el país de Egipto: 2 «Este mes será para vosotros el primero de los meses; será para vosotros el primer mes del año.3 Decid a toda la comunidad de Israel: El día diez de este mes cada uno tomará una res por familia, una res por casa. 4 Si la familia es demasiado pequeña para comer la res, que la comparta con el vecino más próximo, teniendo en cuenta el número de personas y la ración que cada cual pueda comer. 5 Será una res sin defecto, macho, de un año. La escogeréis entre los corderos o los cabritos. 6 La guardaréis hasta el día catorce de este mes; y, congregada toda la comunidad de Israel, la inmolará al atardecer. 7 Tomaréis luego la sangre y untaréis las dos jambas y el dintel de las casas donde la comáis. 8 Esa noche comeréis la carne.La comeréis asada al fuego, con ázimos y con hierbas amargas. 9 No comeréis de ella nada crudo ni cocido, sino asado al fuego con su cabeza, patas y vísceras.10 No dejaréis nada hasta la mañana; pero si sobra algo, al amanecer lo quemaréis. 11 La comeréis así: con la cintura ceñida, los pies calzados y el bastón en la mano; y la comeréis de prisa. Es la Pascua de Yahvé. 12 Esa noche yo pasaré por el país de Egipto y mataré a todos los primogénitos del país de Egipto, de los hombres y de los animales, y haré justicia con todos los dioses de Egipto.Yo, Yahvé. 13 La sangre os servirá de señal en las casas donde estéis. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo; y no os afectará la plaga exterminadora, cuando yo hiera al país de Egipto. 14 Este día será memorable para vosotros; en él celebraréis fiesta a Yahvé; de generación en generación como ley perpetua, lo festejaréis.»

La fiesta de los Ázimos.

15 «Durante siete días comeréis ázimos; desde el primer día retiraréis de vuestras casas la levadura. El que coma pan fermentado, cualquiera de esos siete días, será cercenado de Israel. 16 El primer día tendréis una asamblea santa y el día séptimo tendréis otra asamblea santa. En esos días no haréis trabajo alguno, salvo la comida para cada uno. Esto es lo único que podréis hacer. 17 Guardaréis la fiesta de los Ázimos, porque ese mismo día saqué yo vuestros ejércitos del país de Egipto. Guardad ese día, de generación en generación, como ley perpetua. 18 Comeréis ázimos en el mes primero, desde el día catorce por la tarde hasta el día veintiuno por la tarde. 19 Durante siete días no habrá levadura en vuestras casas. El que coma algo fermentado, sea forastero o indígena, será cercenado de la comunidad de Israel. 20 No comeréis nada fermentado; en todo lugar donde habitéis, comeréis ázimos.»

Prescripciones sobre la Pascua.

21 Moisés llamó a todos los ancianos de Israel y les dijo: «Escogeos una res por familia e inmolad la pascua. 22 Tomad un manojo de hisopo, mojadlo en la sangre del recipiente y untad el dintel y las dos jambas con la sangre del recipiente; y ninguno de vosotros saldrá por la puerta de su casa hasta la mañana.23 Yahvé pasará para herir a los egipcios, pero al ver la sangre en el dintel y en las dos jambas, Yahvé pasará de largo por aquella puerta y no permitirá al Exterminador entrar en vuestras casas para herir. 24 Observad todo esto como ley perpetua para vosotros y para vuestros hijos. 25 Cuando entréis en la tierra que Yahvé os dará, como prometió, observaréis este rito. 26 Y cuando vuestros hijos os pregunten: `¿Qué significa este rito para vosotros?’, 27 responderéis: `Es el sacrificio de la Pascua de Yahvé, que pasó de largo por las casas de los israelitas en Egipto hiriendo a los egipcios y preservando nuestras casas.’» Entonces el pueblo se inclinó y se postró.

Las dos primeras leyes tienen el estilo repetitivo propio de la tradición sacerdotal mientras que el tercer texto tiene algo del estilo Deuteronomista. (Cf. Dt 6,20-25). La estructura que ha seguido es la siguiente: en el centro la ley sobre los ácimos (de estilo sacerdotal: Dios habla a Moisés); le precede la ley sobre el sacrificio pascual (también sacerdotal: Dios manda a Moisés); al final se repite la ley sobre el sacrificio pascual pero de forma más popular (Moisés dice al pueblo). La estructura final sería: A B N C D C’ N B’ A’ (donde N y N’ son las noticias de 11,9 y 12,28)

El ciclo suplementario (Ex 12,40-51)

40 La estancia de los israelitas en Egipto duró cuatrocientos treinta años. 41 El mismo día que se cumplían los cuatrocientos treinta años, salieron del país de Egipto todos los ejércitos de Yahvé. 42 Aquella noche, Yahvé veló para sacarlos del país de Egipto. Y esa noche los israelitas velarán en honor de Yahvé, de generación en generación.

Aquí se introduce la ley suplementaria sobre la Pascua (12,43-49) que pondremos aparte.

50 Todos los israelitas obraron así. Hicieron exactamente lo que Yahvé mandó a Moisés y a Aarón. 51 Aquel mismo día, Yahvé sacó del país de Egipto a los israelitas, por escuadrones.

Normas suplementarias sobre la Pascua (12,43-49)

43 Yahvé dijo a Moisés y a Aarón: «Ésta es la ley de la Pascua: Ningún extranjero la comerá.

44 Los esclavos que hayas comprado, si los circuncidas, podrán comerla.

45 El forastero y el jornalero no la comerán.

46 Se ha de comer en una sola casa; no sacaréis fuera de casa nada de carne, ni le quebraréis ningún hueso.

47 Toda la comunidad de Israel la celebrará.

48 Si un emigrante que vive contigo desea celebrar la Pascua de Yahvé, se circuncidará y entonces se acercará para celebrarla, pues será como los nativos; pero ningún incircunciso podrá comerla.

49 Habrá una misma ley para el indígena y para el emigrante que vive con vosotros.»

Esta parte es de estilo sacerdotal tiene una estructura concéntrica: en torno al v. 46 en el que aparecen tres suplementos brevísimos, pero importantes, sobre el sacrificio pascual y se repiten las normas relativas a la necesidad de la circuncisión para participar en el banquete pascual.

Apéndice (Ex 13,1-16)

Ley sobre los primogénitos.

13, 1 Yahvé dijo a Moisés: 2 «Conságrame todo primogénito, todo primer parto entre los israelitas, tanto de hombres como de animales; es mío.»

Los Ázimos.

3 Y Moisés dijo al pueblo: «Recuerda este día en que salisteis de Egipto, de la esclavitud, pues con mano fuerte os sacó Yahvé de aquí; y no comáis pan fermentado. 4 Salís hoy, en el mes de Abib. 5 Cuando Yahvé te haya introducido en la tierra de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los jivitas y de los jebuseos, que juró a tus padres darte, tierra que mana leche y miel, en este mes celebrarás el siguiente rito: 6 Durante siete días comerás ázimos y el día séptimo será fiesta en honor de Yahvé. 7 Durante los siete días se comerá pan ácimo y no se verá pan fermentado ni levadura en todo tu territorio. 8 Ese día explicarás a tu hijo: `Esto es por lo que Yahvé hizo por mí cuando salí de Egipto.’ 9 Y será para ti como señal en tu brazo y como recordatorio en tu frente, para que tengas en tu boca la ley de Yahvé; porque con mano fuerte te sacó Yahvé de Egipto. 10 Guardarás este precepto, año tras año, a su debido tiempo.»

De nuevo los primogénitos.

11 «Cuando Yahvé te haya introducido en la tierra de los cananeos, como juró a ti y a tus padres, y te la haya dado, 12 consagrarás a Yahvé todo primogénito. Todo primer nacido de tu ganado, si es macho, pertenece a Yahvé. 13 Mas todo primer nacido del asno lo rescatarás con un cordero; y si no lo rescatas, lo desnucarás. Rescatarás también todo primogénito de entre tus hijos. 14 Y cuando el día de mañana te pregunte tu hijo: `¿Qué significa esto?’, le dirás: `Con mano fuerte nos sacó Yahvé de Egipto, de la esclavitud.’ 15 Como el faraón se obstinó en no dejarnos salir, Yahvé mató a todos los primogénitos en el país de Egipto, desde el primogénito del hombre hasta el primogénito del ganado. Por eso yo sacrifico a Yahvé todo primogénito macho del ganado y rescato todo primogénito de mis hijos. 16 Esto será como señal en tu brazo y como recordatorio en tu frente; porque con mano fuerte nos sacó Yahvé de Egipto.»

El autor inspirado se refiere a la futura repetición de ciertos ritos en el aniversario de la primera pascua. Esto significa que en virtud de un procedimiento literario ha introducido en este contexto histórico las disposiciones rituales, que tuvieron su origen ciertamente en aquella circunstancia pero que se elaboraron mucho más tarde en forma legislativa.

En concreto tenemos:

  1. La pascua: por dos veces se narra el rito (12,1-13 y 12, 21-27). Al atardecer del 14 del primer mes (luna de marzo) los israelitas, agrupados en número suficiente como para consumir el sacrificio, tenían que sacrificar un cordero (o un cabrito) macho, de no más de un año, recogiendo su sangre en una jofaina /12,22) y luego asperjar aquella sangre con un manojo de hisopo sobre el umbral y los dos postes de la puerta de casa. Luego comían el cordero no cocido sino asado al fuego, totalmente, sin romperle los huesos (12,46) y sin que quedara nada para la mañana siguiente: el fuego debía consumir los restos. Panes ácimos y hierbas amargas (lechuga, achicoria) completaban el banquete sacrificial. Había que comerlo en actitud de viaje: el cinturón a los riñones, calzados los pies, bastón en mano (al modo de una representación sagrada con las vestes propias de la ocasión). Advirtamos que con la centralización del culto no se pudo ya sacrificar el cordero en casa (Dt 16.1-8). El nombre Pascua significa pasar de largo; hace referencia al pasar de largo del ángel exterminador ante las casas de los israelitas, sin entrar en ellas para hacer morir a los primogénitos (12,13.23.27)

  2. Los días de los ácimos: el rito consiste en comer durante siete días panes sin fermentar. Se narra en el contexto de la noche pascual pero debió de tener un origen distinto

  3. La circuncisión: la presencia de muchos extranjeros que se habían agregado a los israelitas (12,38) explica que ya en el desierto se planteara el caso de su participación así como la de los esclavos que habían pasado a formar parte de la familia hebrea: estos deberían someterse a la circuncisión y así, hechos israelitas podían participar del sacrificio pascual.

  4. Los primogénitos: aunque también se narra en relación a la noche pascual en la medida en que los primogénitos fueron rescatados y por lo tanto pertenecen a Dios y en consecuencia no pueden dedicarse a usos profanos sino después de haber sido rescatados. Por primogénito se entiende todo hombre o animal que abre la matriz es decir, el primer hijo de la madre y que, además, sea de sexo masculino. Según Num 18,15s el primogénito de los hombres debía ser rescatado un mes después del nacimiento mediante el pago de 5 siclos de plata; el primogénito de los animales aptos debía ser sacrificado y el de los otros animales útiles (asno, etc) debía ser sustituido o suprimido o rescatado.

Origen y significado de los ritos pascuales

Al parecer tanto la fiesta de pascua como la de los ázimos pueden tener un origen distinto e incluso haber existido con anterioridad como ritos preisraelitas; el primero propio de los pastores seminómadas y el segundo propio de los agricultores.

El sacrificio pascual

El sacrificio del cordero pascual no se parece a ningún otro sacrificio israelita, sino que recuerda con gran precisión al sacrificio de los antiguos árabes nómadas o seminómadas  al comienzo de la primavera y con ocasión de la migración estacional hacia nuevos pastos. Es el único sacrificio nocturno, que se hace en casa, en el plenilunio de primavera, es decir cuando los pastores levantan sus tiendas para la migración estacional. El vestido de viaje, bastón en la mano, ponen de relieve que se trata de un rito de partida. Incluso las hierbas amargas y los panes ácimos cocidos sobre lastras de piedra recuerdan los usos de los nómadas.

El utilizar la sangre con que se pintaba la entrada a la tienda o a la casa contiene un evidente simbolismo apotropaico: conjurar las misteriosas asechanzas que pueden hacer daño durante la noche y a lo largo del viaje. En la transmutación yahvista de este concepto la sangre garantiza la protección de Dios y la preservación respecto a los castigos divinos. Incluso la práctica de no quebrar los huesos de la víctima está atestiguada en diversos ambientes nómadas y encierra el simbolismo de una esperanza para el futuro: Dios hará revivir la víctima de manera equivalente, otorgando la mayor fecundidad al rebaño.

Este rico simbolismo se transfiguró en la pascua israelita: el rito tradicional se celebró en la noche memorable en la que se daba comienzo una inmensa y definitiva migración, envueltos por las más evidentes señales de la protección divina. De esta manera aquel rito fue vinculado a la historia de la salvación, vino a ser un memorial, y se le  añadió una explicación, una catequesis doméstica para los pequeñuelos que preguntarán el por qué de un rito tan extraño. Aun los pormenores se historicizaron: la indumentaria de peregrinos y el pan no fermentado por la prisa de la salida; las hierbas amargas por la tristeza de la esclavitud; la sangre del cordero como memorial de la muerte de los primogénitos, hasta que desapareció esta práctica cuando según Dt 16,5s los corderos y los cabritos pascuales debían ser sacrificados sólo en el templo y la sangre derramada en la base del altar. De esta manera la fiesta se convirtió en una peregrinación y la víctima pascual siguió comiéndose en las casas pero solo en Jerusalén donde estaba el único altar oficial.

Los ácimos.

Otro elemento que vino a confluir en la forma definitiva del rito pascual fue la celebración de los siete días de los ácimos. Primero fue una fiesta independiente agrícola (Ex 23,14.17; 34,23), vinculada al comienzo de la recolección de la cebada; luego se identificó con la prescripción de comer el cordero pascual con pan ácimo y de esa manera asumió las características de un recuerdo de la historia de la salvación.

Rito sacramental

Signo y repetición cultual del hecho destacado de la historia de la salvación, fue considerado también como signo de salvación presente, en la que cada uno tomaba parte: 13,8: Ese día explicarás a tu hijo: `Esto es por lo que Yahvé hizo por mí cuando salí de Egipto.’

Con el tiempo la pascua fue adquiriendo un claro significado mesiánico y fue creciendo con el tiempo la esperanza de una más grande salvación en el futuro. Aquella noche Yahvé velo para salvar a los israelitas y esa misma noche los israelitas velan por Dios a la espera de una nueva visita suya (12,42). Es fácil comprender el riquísimo sentido que encierra la última Cena de Jesús en el contexto de la Pascua: la fidelidad de Dios que todavía salva, la parida para el Reino del Padre, la sangre de la nueva alianza, el paso de la muerte a la gloria. Lo que es la Eucaristía: un signo que conmemora un hecho pasado, manifiesta u hecho presente y anuncia un bien futuro, lo era ya la Pascua judía en el orden de la realidad figurativa y profética. Así vemos como Jn 19,36 y 1 Cor 5,75 dan un valor tipológico del cordero pascual al identificarlo con Cristo inmolado en la cruz.


EL PASO DEL MAR ROJO (Ex 13,17-14,31)

Preámbulo (13,17-22)

En este preámbulo hay que fijarse especialmente en 13,20, que fija la posición geográfica en la que se encuentran los israelitas al comienzo de la narración. También es interesante 13,21s en el que se puntualizan la función y el comportamiento de la columna de nube y de fuego.

La partida.

13, 17 Cuando el faraón dejó salir al pueblo, Dios no los llevó por el camino del país de los filisteos, aunque era más corto; pues dijo: «No sea que, al verse atacado, el pueblo se arrepienta y se vuelva a Egipto.» 18 Dios hizo rodear al pueblo por el camino del desierto del mar de Suf. Los israelitas salieron bien equipados del país de Egipto. 19 Moisés tomó consigo los huesos de José, pues éste había hecho jurar solemnemente a los israelitas: «Un día Dios os visitará; entonces os llevaréis de aquí mis huesos con vosotros.»

20 Partieron de Sucot y acamparon en Etán, al borde del desierto.

21 Yahvé marchaba delante de ellos: de día en columna de nube, para guiarlos por el camino, y de noche en columna de fuego, para alumbrarlos, de modo que pudiesen marchar de día y de noche. 22 No se apartó del pueblo ni la columna de nube por el día, ni la columna de fuego por la noche.

La primera terna (14,1-14)

La narración está constituida por tres grupos de escenas, cada uno de los cuales (terna) está formado por dos escenas correlativas, del tipo: mandato-predicción y ejecución-cumplimiento, más una escena peculiar que llamaremos intermedio, la cual tiene la característica de marcar un alto, una pausa en suspenso, mientras la acción se retarda. En esta primera terna tenemos:

  1. 14,1-4: orden-predicción

  2. 14,5-9: ejecución-cumplimiento

  3. 14,10-14: el intermedio

En esta primera parte se pone en evidencia el peligro al que llegan los israelitas al encontrarse sin escapatoria.

De Etán al mar de Suf.

14, 1 Yahvé dijo a Moisés: 2 «Di a los israelitas que se vuelvan y acampen frente a Pi Hajirot, entre Migdol y el mar, enfrente de Baal Safón. Frente a ese lugar acamparéis, junto al mar. 3 El faraón pensará que los israelitas andan errantes por el país y que el desierto les cierra el paso. 4 Yo haré que el faraón se obstine y os persiga; entonces manifestaré mi gloria sobre el faraón y sobre todo su ejército, y sabrán los egipcios que yo soy Yahvé.» Ellos lo hicieron así.

Los egipcios persiguen a Israel.

5 Cuando anunciaron al rey de Egipto que el pueblo había huido, el faraón y sus servidores cambiaron de parecer sobre el pueblo y dijeron: «¿Qué es lo que hemos hecho? Hemos dejado marchar a Israel de nuestra servidumbre.» 6 El faraón hizo enganchar su carro y tomó consigo sus tropas. 7 Tomó seiscientos carros escogidos y todos los carros de Egipto, montados por sus combatientes.8 Yahvé hizo que se obstinara el faraón, rey de Egipto, y persiguiera a los israelitas, pero los israelitas salieron con gesto victorioso. 9 Los egipcios los persiguieron con los caballos, los carros del faraón, sus jinetes y su ejército; y los alcanzaron cuando acampaban junto al mar, cerca de Pi Hajirot, frente a Baal Safón.

10 Al acercarse el faraón, los israelitas alzaron sus ojos, y viendo que los egipcios marchaban tras ellos, temieron mucho los israelitas y clamaron a Yahvé.11 Y dijeron a Moisés: «¿Acaso no había sepulturas en Egipto para que nos hayas traído a morir en el desierto? ¿Qué has hecho con nosotros sacándonos de Egipto? 12 ¿No te dijimos en Egipto: Déjanos en paz, serviremos a los egipcios, pues más nos vale servir a los egipcios que morir en el desierto?» 13 Moisés respondió al pueblo: «No temáis; estad firmes, y veréis la salvación que Yahvé os otorgará en este día, pues los egipcios que ahora veis, no los volveréis a ver nunca jamás. 14 Yahvé peleará por vosotros; vosotros no os preocupéis.»

La segunda terna (14,15-23)

Esta parte tiene la estructura siguiente:

  1. 14,15-18: orden-predicción

  2. 14,19-20: el intermedio

  1. 14,21-23: ejecución-cumplimiento

La escena central con el desplazamiento del ángel y de la nube, suspende por un momento la ejecución de la orden de entrar en el mar y marca el punto en que la situación empieza al volverse a favor de los israelitas. Estos han encontrado una vía de escape pero su suerte sigue incierta porque les persiguen los egipcios.

Paso del Mar.

15 Yahvé dijo a Moisés: «¿Por qué clamas a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha. 16 Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los israelitas pasen por medio del mar, en seco. 17 Yo haré que los egipcios se obstinen y entren detrás de vosotros y mostraré mi gloria sobre el faraón y todo su ejército, sus carros y sus jinetes. 18 Y los egipcios sabrán que yo soy Yahvé, cuando muestre mi gloria sobre el faraón, sus carros y sus jinetes.»

19 El ángel de Dios, que iba delante del ejército de Israel, se desplazó y pasó a su retaguardia. La columna de nube, que iba delante de ellos, se desplazó y se colocó detrás, 20 metiéndose entre el campamento de los egipcios y el campamento de los israelitas. La nube era tenebrosa y transcurrió la noche sin que pudieran acercarse unos a otros en toda la noche.

21 Moisés extendió su mano sobre el mar, y Yahvé hizo retroceder el mar mediante un fuerte viento del este que sopló toda la noche; el mar se secó y las aguas se dividieron. 22 Los israelitas entraron en medio del mar, en seco, y las aguas formaban muralla a derecha e izquierda. 23 Los egipcios los persiguieron y entraron tras ellos, en medio del mar, con todos los caballos del faraón, sus carros y sus jinetes.

La terna final (14,24-29)

La estructura de esta terna es la siguiente:

  1. 14,24-25: el intermedio

  2. 14,26-27: orden-predicción

  1. 14,28-29: ejecución-cumplimiento

 

24 A la vigilia matutina, Yahvé miró desde la columna de fuego y humo hacia el ejército de los egipcios, y sembró la confusión en el ejército egipcio. 25 Enredó las ruedas de sus carros, que a duras penas podían avanzar. Entonces los egipcios dijeron: «Huyamos ante Israel, porque Yahvé pelea por ellos contra Egipto.»

26 Yahvé dijo a Moisés: «Extiende tu mano sobre el mar, y las aguas retornarán sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.» 27 Moisés extendió su mano sobre el mar y, al rayar el alba, el mar volvió a su lugar habitual, de modo que los egipcios, en su huida, toparon con él. Así precipitó Yahvé a los egipcios en medio del mar.

28 Las aguas retornaron y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del faraón, que había entrado en el mar para perseguirlos; no escapó ni uno siquiera.29 Mas los israelitas pasaron en seco, por medio del mar, mientras las aguas formaban muralla a derecha e izquierda.30 Aquel día salvó Yahvé a Israel del poder de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a orillas del mar. 31 Vio, pues, Israel la mano potente que Yahvé había desplegado contra los egipcios, temió el pueblo a Yahvé, y creyó en Yahvé y en Moisés, su siervo.

Estructura unitaria de la narración

La estructura unitaria de la narración es grande. Por ejemplo los binomios correlativos no sólo se suceden, para llegar al desenlace de la acción, sino que están vinculados entre sí por diversos procedimientos:

 

  • colocación simétrica = A A’ B B’ C C’ los de orden-predicción

  • Si llamamos X al intermedio central e Y Y’ a los otros dos intermedios: A A’ Y B X B’ Y’ C C’

  • Efectivamente, los intermedios Y (10-14) Y’ (24-25) son correlativos, tanto por la situación descrita (en Y los egipcios atacan y los israelitas  no tienen escapatoria y en Y’ los egipcios no tienen escapatoria) como por una intencionada relación verbal: Yahvé combatirá por vosotros (v.14) y Yahvé combate por ellos (v.25).

  • La escena central es X: 14,19-20

  • La primera parte (A A’ Y B) tiene dos fórmulas de enganche: Sabrán los egipcios que yo soy Yahvé (14,4 y 18). Y para la segunda parte (B’ Y’ C C’) la fórmula es: las aguas formaban muralla a derecha e izquierda (14, 22 y 28).

  • Existe una especie de estribillo que se complace en enumerar: con todos los caballos del faraón, sus carros y sus jinetes (14,9.17b.23b.26b).

En relación con los diez prodigios y la muerte de los primogénitos este hecho constituye el duodécimo y más grande signo del poder de Dios en favor de su pueblo.

ALGUNAS ACLARACIONES

Número de los Israelitas

Los israelitas que salieron de madrugada y de prisa con todo lo que tenían y con el ganado, formaban una gran caravana en torno a seiscientos mil hombre… sin contar los niños; si los hombres a los que se hace referencia significan los que era actos para la guerra, esto hace suponer en unos dos millones y medio de personas integrando el grupo; otra posibilidad es que solo se quiera indicar el número de adultos capaces de andar por sí mismos (los niños irían cargados a las espaldas). Sin embargo ambos números son muy elevados y resulta difícil imaginar por el desierto a este grupo con las necesidades propias de abastecimiento de agua y alimentos para ellos y para sus ganados.

Debe de tratarse de un número simbólico. La explicación más sencilla es que ‘eleph (mil) no signifique millar, sino agrupación familiar: seiscientas familias o pequeños clanes. Estos valdría también para los censos narrados en Num 1 y 26, que dan un total un poco superior. Según otros el número 600.000 representa al Israel del tiempo de David y Salomón; sería un número considerado simbólicamente -o de modo tipológico en cuanto que miraría al porvenir mesiánico o escatológico- , es decir un número anticipado en cuanto a los grandes acontecimientos del éxodo y del Sínaí.

El itinerario del Éxodo

La intención era ir hacia el este. Salieron de Ramesses (probablemente la actual Qantîr), se detuvieron en Sukkot (hoy Tell el-MasKhûta) y luego en Etam en el límite del desierto (que debe situarse al norte de los lagos Amargos, ya al borde de la estepa sinaítica). Pero en aquel momento llegó una orden de Yahvé que modificó por completo la dirección del viaje. Vuelven sobre sus pasos y se dirigen hacia el sur, entre los lagos Amargos y la colina hoy llamada Gebel Geneffe. Luego acamparon a lo largo del mar, es decir, junto a la orilla de los lagos Amargos, que en aquel tiempo estaba unido al mar rojo por un canal que constituía una prolongación del mar rojo. El Mar de los juncos (13,18 = yam-suf) corresponde a esta prolongación muy probablemente. De todos los nombres que en 14,2 se enumeran con precisión sólo podemos localizar y no del todo seguro Migdol (fortín) se trataría de la fortaleza construida por Seti I, cuyas ruinas s encuentran sobre el cerro Abu Hasa a unos 8 Km del lago. Por aquí pasaban las caravanas que iban a Clysma (la actual Suez). Aquí se dividía el camino y se podía ir hacia el Sinaí o hacia el opuesto golfo de Acaba. Pero de improviso se encontraron rodeados por la caballería egipcia, la cual con sus rápidos movimientos cerraron la vía de salida hacia Suez y amenazaron cercarlos contra el mar quedando atrapados como en una trampa (14,19-12). Pero fue entonces cuando se produjo la intervención de Dios que hizo soplar un fuerte viento sur toda la noche de modo que surgió una vía seca en el armar por medio de la cual podían escapar de los egipcios (14,21s).

Carácter milagroso del hecho

Cabe preguntarse si no intervienen factores naturales en este hecho que la Biblia da por milagroso. Que un no muy numeroso grupo de pastores escape de las garras del mejor ejército del mundo ya de hecho es un milagro. Pero se nombra la acción del viento (14,21) y tal vez de una tempestad (14,24-25) que aparece más clara en Sal 77,17-21. Una terremoto o un maremoto parece mencionarse en el Sal 114,1-4. Estas causas pudieron provocar un bajón del nivel del agua, con el resultado de dejar al descubierto un fondo rocoso (que precisamente han descubierto las últimas exploraciones) el cual proporcionaba un óptimo vado. Las aguas eran como un muro a derecha e izquierda puede entenderse no a modo de levantarse como empalizada (aunque el viento provocaría olas espumosas) sino en cuanto que impedían a los egipcios (al igual que un muro) cercar la caravana y obligándoles a ir tras ellos por aquel lugar difícil de transitar para los carros y con el riesgo del retorno de las aguas como así ocurrió. Cuando el agua volvió a su situación normal, los egipcios no tuevieron tiempo para escapar y perecieron envueltos en las olas (14,27-30). No consta en el texto que el faraón perdiera la vida (el que aparezca el faraón entre los muertos en el Sal 136,15 puede ser debido a un efecto poético).

Se trata de un género literario especial (entre poético y épico) por el que el acontecimiento queda envuelto en cierta nebulosa, pero fue ciertamente de tal naturaleza que fundamentó la fe de Israel, que lo consideró como una revelación grandiosa de la intervención de Dios en la historia de la salvación. El himno triunfal del cap. 15 entonado por Moisés y acompañado por mujeres al son de tímpanos bajo la dirección de María es una de las composiciones líricas más auténticas y brillantes del AT y cierra dignamente la historia de la liberación.

El Éxodo y el paso a través del mar tiene un sentido típico y son expresión del bautismo. Así lo ve San Pablo en 1 Cor 10,1-13, y lo desarrollan los Padres y aparece en la liturgia Pascual.

9 comentarios sobre “La salida de Egipto (Ex 3,1-22; 7,8-25; 11,1-13,16; 13,17-14,31)

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