Comentario a Jn 20, 1-9 (Él había de resucitar de entre los muertos)

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Lecturas: vol. I (B) Aquí para leer las lecturas completas

  • Hch 10, 34a. 37-43: Hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos
  • Sal 117. Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo
  • Col 3, 1-4: Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo. o bien: 1Co 5, 6b-8. Barred la levadura vieja para ser una masa nueva.
  • Secuencia y Aleluya
  • Jn 20, 1-9. Él había de resucitar de entre los muertos; o bien, en las Misas vespertinas: Lc 24, 13-35. Quédate con nosotros, porque atardece.

Las visitas al sepulcro vacío (Jn 20,1-9)

201El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

20,1 Τῇ δὲ μιᾷ τῶν σαββάτων Μαρία ἡ Μαγδαληνὴ ἔρχεται πρωῒ σκοτίας ἔτι οὔσης εἰς τὸ μνημεῖον καὶ βλέπει τὸν λίθον ἠρμένον ἐκ τοῦ μνημείου.

  • El primer (día)’, una manera de expresar hebrea que significa ‘el primer día de la semana’ (cf. Mt 28, 1; Mc 16, 2,9; Lc 24, 1; Hch 20, 7; 1Co 16, 2).
  • ‘Al amanecer, cuando aún estaba oscuro’, tan pronto como puede, María la Magdalena (cf. Jn 19,25; Mt 27,56.61; Mc 16,9; Lc 8,2) va al sepulcro. Quiere ver dónde está enterrado Jesús (Mt 28,1) y para ungir su cuerpo (Mc 16,1; Lc 24,1): quiere rendirle los últimos honores. Cuando llega al sepulcro, ve (βλέπει de blepō ‘ver’) que la gran piedra (‘losa‘) ha sido ‘quitada’ de la entrada (cf. Mt 28,2). Esta piedra pesada y redonda (cf. Mc 16,3s.) cerraba el sepulcro excavado en la roca, ya que había sido empujada justo delante de la entrada, en el surco excavado para ello (cf. Jn 11, 39).
  • El sepulcro’, que además está enfatizado por el uso del artículo (τὸ μνημῖον), se repite 7 veces, en los versículos 1(2x), 2, 3, 4, 6, 8. Esta repetición de entrada muestra que el tema principal alrededor del cual va a girar toda la narración, es el sepulcro. También aparecen varios sustantivos relacionados con el sepulcro, la piedra (τὸν λίθον), los lienzos (τὰ ὀθόνια), el sudario (τὸ σουδάριον), la cabeza (τῆς κεφαλῆς), de los muertos (νεκρῶν).
  • El narrador ha entretejido la narración a través de las repeticiones: 7 veces el sepulcro, 5 veces las referencias a los ornamentos mortuorios y 5 veces las referencias a Jesús a quien relaciona -de este modo- con el sepulcro y los ornamentos.
  • Los datos evangélicos no dan la posibilidad de que el sepulcro donde fue colocado el cuerpo de Jesús, fuera considerado una fosa común de malhechores, ya que la palabra μνημῖον hace referencia a un sepulcro honorable y resalta el aspecto de «memorial» y recuerdo tributado al difunto.

2Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».

2 τρέχει οὖν καὶ ἔρχεται πρὸς Σίμωνα Πέτρον καὶ πρὸς τὸν ἄλλον μαθητὴν ὃν ἐφίλει ὁ Ἰησοῦς καὶ λέγει αὐτοῖς· ἦραν τὸν κύριον ἐκ τοῦ μνημείου καὶ οὐκ οἴδαμεν ποῦ ἔθηκαν αὐτόν. 

  • Cuando María ve que la losa ha sido quitada de delante del sepulcro (v.1) no continúa, sino que regresa de prisa a la ciudad. Según la ley mosaica, no podía llamarse a una mujer a declarar como testimonio. Así que busca a Pedro y también a Juan, que se refiere a sí mismo como ‘el otro discípulo, a quien Jesús amaba’ (cf. Jn 13,23; 19,26; 21,7.20). Parece que María se dirige sólo a estos dos apóstoles; siempre se nombra a Pedro primero, pero parece que Juan tiene también cierto liderazgo entre los discípulos? (cf. Jn 18, 15s; Hch 3, 1,11; 5,29; 8,14).
  • Es posible que Pedro y Juan no se encuentran en una misma casa cuando María sale a buscarles, vista la repetición de πρὸς pros (‘a, junto a’) y la construcción del v.3.
  • María les cuenta a ambos lo que ha visto junto al sepulcro. El evangelista nos cuenta las conclusiones que María ha sacado del hecho de encontrar el sepulcro abierto: ella cree que se ha profanado la tumba de Jesús: ‘Se han llevado del sepulcro al Señor’. Respetuosamente se refiere a Jesús como ‘el Señor’ (cf. Jn 6,68), a pesar de estar hablando de su cuerpo muerto. No dice quién puede haberse llevado al cuerpo, aunque es posible que este pensando en los judíos (cf. v.19) o en los soldados (cf. v.13.15; Mt 27,65s.; Mt 28,4,11s.).
  • Una observación: esta vez Maria no les llevaba noticias de la resurrección, que no esperaban; de hecho supone que el Maestro está muerto.
  • De las palabras de María de, ‘no sabemos dónde lo han puesto’, se deduce que no había estado sola junto al sepulcro (v.1): alguien más la ha acompañado (cf. Mc 16, 1; Lc 23,55; 24,1.9s., Lc 24, 22).

3Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro.

3 Ἐξῆλθεν οὖν ὁ Πέτρος καὶ ὁ ἄλλος μαθητὴς καὶ ἤρχοντο εἰς τὸ μνημεῖον.

  • Sobre Pedro no hemos sabido nada más después de su negación de Jesús (Jn 18, 15-18.25-27). Al igual que los otros discípulos se mantuvo oculto después de la crucifixión de Jesús, por temor a los líderes judíos (cf. v.19). Ahora, después de esta noticia devastadora de María Magdalena (v.2) se dirige al sepulcro, al igual que Juan.
  • La construcción del griego ‘Salieron Pedro y el otro discípulo’ hace suponer que en primera instancia partieron hacia el sepulcro por separado (cf. v.4). Tanto Pedro como Juan quieren ver con sus propios ojos lo que les ha contado María, quizás con la intención y el deseo de descubrir lo que ha ocurrido. El sepulcro se encontraba fuera de la ciudad (cf. Jn 19,41).

4Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro;

4 ἔτρεχον δὲ οἱ δύο ὁμοῦ· καὶ ὁ ἄλλος μαθητὴς προέδραμεν τάχιον τοῦ Πέτρου καὶ ἦλθεν πρῶτος εἰς τὸ μνημεῖον,

  • En caso de que Pedro y Juan no estuvieran juntos cuando María Magdalena les contó lo que había visto, se encontraron yendo de camino al sepulcro. Las palabras de este versículo indican que corrían juntos’ (homou, p.ej. Jn 21,2; Hch 2,1) hacia el sepulcro. Juan fue el primero en llegar.

5e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.

5 καὶ παρακύψας βλέπει κείμενα τὰ ὀθόνια, οὐ μέντοι εἰσῆλθεν.

  • ‘Inclinándose’ Que tenga que agacharse para ello puede implicar que la entrada era algo baja, o que incluso el sepulcro entero se encontraba por debajo del nivel del suelo.
  • Hasta que Pedro no llega junto al sepulcro, Juan no entró, tan solo se inclina en la entrada para poder ver, (βλέπει de blepōver‘) que había dentro de la tumba. Dentro del sepulcro, medio a oscuras, ‘vio los lienzos’ en los que había sido envuelto el cuerpo del Señor cuando fue enterrado (cf. Jn 19,40). Juan no nos cuenta la impresión que esto le causa, pero el hecho de contarlo, indica que esto fuera de un cierto alivio para él: que los lienzos estén allí implica que el cuerpo no puede haber sido robado, ya que entonces los lienzos o bien se habrían ido con el cuerpo (la mirra pega con firmeza la tela al cuerpo), o se habrían roto o cortado, pero no se encontrarían tendidos normalmente en el lugar en el que había estado el cuerpo de Jesús (cf. Jn 11,44). Sea como fuera, Juan no entra todavía en el sepulcro (cf. v.8) por respeto a Pedro y le espera; y porque era poco respetuoso entrar en un sepulcro.

6Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos 7y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.

6 ἔρχεται οὖν καὶ Σίμων Πέτρος ἀκολουθῶν αὐτῷ καὶ εἰσῆλθεν εἰς τὸ μνημεῖον, καὶ θεωρεῖ τὰ ὀθόνια κείμενα, 7 καὶ τὸ σουδάριον, ὃ ἦν ἐπὶ τῆς κεφαλῆς αὐτοῦ, οὐ μετὰ τῶν ὀθονίων κείμενον ἀλλὰ χωρὶς ἐντετυλιγμένον εἰς ἕνα τόπον.

  • Cuando Pedro llega, poco después que Juan, junto al sepulcro, a diferencia de Juan (cf. v.5) sí entra en él. Juan no entra hasta que él no lo hace. Pedro da muestras de la espontaneidad que tanto le caracteriza (cf. Jn 13,8s.; Jn 21,7; Mt 14,28s.; Mt 16,22), además se siente responsable y quiere descubrir lo ocurrido y poder dar explicaciones a los demás. Tengamos en cuenta que María les ha dicho que se habían llevado al Señor (v.2). Por eso, observa los lienzos del sepulcro con mucho detalle, como se demuestra por el uso del verbo θεωρεῖ de theōreō (‘observar, mirar con atención, contemplar’). Pedro concluye que el cuerpo no puede haber sido robado del sepulcro, como creyó María Magdalena. Es cierto que el cuerpo de Jesús no se encuentra allí, pero de los lienzos no se demuestra ningún tipo de intromisión violenta, por el contrario, como se dice a continuación…
  • La frase continúa en el v-7: Pedro ‘vio los lienzos puestos allí, y el sudario … no puesto … , sino enrollado …’. (Hay que mantener unido el v.6 al v.7 porque éste tiene el mismo verbo principal).
    • Un σουδάριονsoudarion, es un paño usado para diferentes fines (cf. Lc 19, 20; Hch 19,12), entre otros el envolver o cubrir la cabeza de alguien que era enterrado (cf. Jn 11,44). Con este paño, que había cubierto la cabeza de Jesús, pasa algo extraño. No se encuentra junto a los demás lienzos, sino aparte.
    • enrollado‘. Además se habla de que está ἐντετυλιγμένον en-tetuligmenon (‘enrollado, doblado, envuelto’, cf. Mt 27,59; Lc 23,53), lo que demuestra que alguien, conscientemente, ha dejado este paño allí de manera ordenada, y no que ha caído allí por casualidad. De esta manera el sudario es otra prueba de que el cuerpo de Jesús no puede haber sido robado atropelladamente del sepulcro, sino que tiene que haber ocurrido algo diferente, y de manera tranquila y ordenada.

8Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

8 τότε οὖν εἰσῆλθεν καὶ ὁ ἄλλος μαθητὴς ὁ ἐλθὼν πρῶτος εἰς τὸ μνημεῖον καὶ εἶδεν καὶ ἐπίστευσεν·

  • Entonces también entra Juan (‘el otro discípulo’, cf. vs.2.4) en el sepulcro… El adverbio τότε tote (‘entonces’) subraya que la entrada de Juan sigue al descubrimiento de Pedro (v.7), quizás porque Pedro le llama o exclama algo sorprendido, o quizás porque Juan no quiere quedarse atrás.
  • También él observa cómo los lienzos y el sudario se encuentran allí expuestos de manera sorprendente, como una prueba de un acontecimiento extraordinario. Según afirma, fue el ver esto lo que le causa fe (cf. vs.29.31): ‘vio y creyó (lit. empezó a creer)’… ¿Qué creyó? Que el Señor había resucitado de entre los muertos (cf. v.9). El evangelista expresa aquí la fe que le causó el ver todo esto. Si también Pedro empezó a creer en la resurrección de Jesús por lo que ha visto allí, o si empezaron a hablar entre ellos lo que acaban de ver, es algo que el evangelista no nos cuenta.
    • «Vio y creyó» (εἶδεν καὶ ἐπίστευσεν eiden kai episteusen). El verbo εἶδεν eiden es el tercer verbo de visión empleado en el relato, y denota una visión que traspasa la visión sensorial e intelectual (cf. visiones descritas en vs. 5 y 6). Para algunos el verbo eidon sería como el aoristo de horaō, es decir, la forma más plena de ver algo. Un matiz más. El verbo ἐπίστευσεν episteusen es aoristo ingresivo e indica el inicio de una acción que empieza a producirse en el tiempo y por tanto que es creciente.

9Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

9 οὐδέπω γὰρ ᾔδεισαν τὴν γραφὴν ὅτι δεῖ αὐτὸν ἐκ νεκρῶν ἀναστῆναι.

  • Con las palabras de este versículo el evangelista explica por qué es que sólo ahora, en vista del sepulcro vacío y los lienzos doblados, los dos discípulos creen en la resurrección de Jesús. Que Pedro y Juan no creyeron antes es porque ellos (en plural) ‘no habían entendido la Escritura’. De haberla entendido, habrían sabido (creído) que era necesario que Jesús resucitara de entre los muertos. Esto enlaza con las palabras del evangelista en Jn 2,22, con las palabras de Jesús de Lc 24,25-27.44-46 y con 1Cor 15,4.
  • Con ‘la Escritura’ se hace referencia una vez más al AT, como también en Jn 2,22; 7,38.42; 10,35; 17, 12 (cf. Mt 22,29). El evangelista no menciona el pasaje de las Escrituras del cual se deduce que el Señor debe resucitar de entre los muertos, aunque podemos pensar en Sal 2,7 (cf. Hch 13,32ss); Sal 16,10 (cf. Hch 2,27ss; Hch 13,35); Sal 110,1.4 (cf. Heb 6,20); Is 53, 10-12 (cf. Rom 4,25). También encajan con estas palabras las predicciones habladas por Jesús mismo (cf. Mt 16,21; 17,23; 20,19 y par.). A pesar de todo esto los discípulos no habían entendido lo de la resurrección; no es hasta ahora, al ver los lienzos, que Pedro y Juan empiezan a creer en la resurrección de Jesús.

Comentario espiritual

FE: TEOLOGIA DE LA VISIÓN. Antes de que Jesús resucitara a Lázaro, Jesús dice a María: «¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?» (11,40) para que se pueda captar lo que el signo está revelando, es necesario ver dicho acto con ojos de fe (opáco). De lo contrario se verá como un acto meramente milagroso «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado…» (6,26). Una vez que se ha visto lo que revela el signo, el discípulo es invitado a realizar un acto de fe en Jesús, a confesar que él es el Mesías, el Hijo de Dios y adherirse de forma radical y definitiva a él y ser su discípulo. El acto de fe en Jesús, al mismo tiempo es un acto de fe en el Padre que se revela en Cristo «El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado» (12,44).

ESPERANZA: EL SIGNO DE VICTORIA SOBRE LA MUERTE. El “sepulcro vacío” es un “signo” particular: el signo de la victoria sobre la muerte. Si el sepulcro mismo cerrado por una pesada losa, testimoniaba la muerte, el sepulcro vacío y la piedra removida daban el primer anuncio de que allí había sido derrotada la muerte. Para las mujeres y para los Apóstoles el camino abierto por “el signo” se concluye mediante el encuentro con el Resucitado: entonces la percepción aún tímida e incierta se convierte en convicción y, más aún, en fe en Aquel que “ha resucitado verdaderamente”. Así sucedió a las mujeres que al ver a Jesús en su camino y escuchar su saludo, se arrojaron a sus pies y lo adoraron (cf. Mt 28,9). Así le pasó especialmente a María Magdalena, que al escuchar que Jesús le llamaba por su nombre, le dirigió antes que nada el apelativo habitual: Rabbuní, ¡mi Maestro! (Jn 20,16) y cuando Él la iluminó sobre el misterio pascual corrió radiante a llevar el anuncio a los discípulos: “¡He visto al Señor!” (Jn 20,18). Lo mismo ocurrió a los discípulos reunidos en el Cenáculo que la tarde de aquel “primer día después del sábado”, cuando vieron finalmente entre ellos a Jesús, se sintieron felices por la nueva certeza que había entrado en su corazón: “Se alegraron al ver al Señor” (cf. Jn 20,19-20). (S. JPII)

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