Comentario a Mc 9, 2-10 (La transfiguración: Este es mi Hijo, el amado)

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Lecturas: vol. I (B) Aquí para leer las lecturas completas

  • Gn 22, 1-2.9a.10-13.15-18. El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe.
  • Sal 115. Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos.
  • Rm 8, 31b-34. Dios no se reservó a su propio Hijo.
  • Mc 9, 2-10. Este es mi Hijo, el amado.

2Seis días más tarde Jesús toma consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, sube aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. 

  • La presentación del acontecimiento nos recuerda al relato de la subida de Moisés al monte Sinaí para recibir las tablas de la ley (Ex.24 y Ex.34).
    • Acompañado por tres discípulos (vs.2; comp. Ex.24:1,9)
    • Jesús sube un monte alto (vs.2; Ex.24:1,9; 34:2, comp. Gn.22:1-19) para recibir una revelación especial de Dios (vs.7; comp. Ex.24:12).
    • En ambos casos hay seis días que preceden a la revelación en sí (vs.2; Ex.24:16), se habla de una nube (vs.7; Ex.24:15) y del hablar de Dios desde una nube (vs.7; Ex.24:16), de una transfiguración (vs.2b,3; Ex.34:29-35) y del descender del monte (vs.9; Ex.34:29).
  • En el vs.4, además, se nombra a Moisés explícitamente. Las semejanzas sugieren que Jesús cumple el papel de Moisés como Mediador del pueblo. Él es el ‘profeta de Moisés’ (véanse Dt.18:15,18).
  • Como también en otras ocasiones de todos los discípulos sólo están presentes Pedro, Santiago y Juan (Mc.5:37; 14:33). Probablemente Marcos haya escuchado esta historia de boca de Pedro.
  • Para la pregunta sobre dónde sucedió esta transfiguración y para la datación ‘después de seis días’ véase com. Mt 17,1.

3Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo

  • No sólo la figura de Jesús (vs.2), sino también su ropa cambia, ‘de un blanco deslumbrador, (como la nieve)’. Vestidos blancos son típicos para los habitantes del cielo (Mc.16:5; Dn.7:9; Lc.24:4; Hch.1:10; Ap.3:4,5) y reflejan la gloria celestial.
    • En la transfiguración de Jesús, por lo tanto, se revela su gloria celestial (que tuvo antes de que se hiciera hombre y que volverá a tener después de su ascensión) a los discípulos (comp. 2P.1:16: ‘habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad’). Lo que ven en aquel momento sólo se puede explicar indirectamente, por medio de imágenes (‘como la nieve’) y comparaciones (‘como no puede dejarlos ningún batanero del mundo’), ya que los conceptos terrenales no son suficientes para describir la gloria divina.

4Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.

  • La glorificación de Jesús va acompañada de la aparición de dos figuras celestiales, Elías y Moisés, para los judíos posiblemente los dos profetas más importantes del AT.
    • Tienen en común que ambos tuvieron un final de la vida excepcional (Dt.34:1-12; 2R.2:1-12), y los judíos esperaban (ya en el AT) que ambos jugarían un papel en los acontecimientos del final de los tiempos (Mal.4:4-5, comp. Ap.11:1-14).
  • Se aparecieron… La palabra ōphthē (lit. ‘fue visto, apareció’) también se usa en el contexto de las apariciones de Jesús después de su resurrección (1Co.15:5-8). Al igual que estas apariciones, la transfiguración es un hecho visible, real, y no una visión.
  • Conversando… Elías y Moisés dialogan con Jesús, una conversación de la cual sólo Lucas nos menciona su contenido, a saber, ‘su partida, que Jesús iba a cumplir en Jerusalén’ (Lc.9:31).

 5Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».

  • Según la descripción de Lucas, Pedro reacciona justo en el momento en el que Moisés y Elías se alejan (Lc.9:33).
  • Pedro tomó la palabra y dijo… A pesar de que Pedro no sabe lo que dice (vs.6), su reacción no es incoherente, apo-krinomai significa ‘contestar’, pero no era inhabitual usarlo también sin que le precediera una pregunta (Mc.10:51; 11:14; 12:35). En ese caso significa ‘tomar la palabra’ o ‘reaccionar a la situación’.
  • De la reacción de Pedro se evidencia que quiere retener la gloria que están experimentando: ‘hagamos tres tiendas’. Las tiendas que quiere montar les servirían como alojamiento provisional, ahora que han abandonado sus ‘moradas celestiales’ (Lc.16:9, comp. Jn.14:2; Ap.21:3).
  • Las palabras ‘¡qué bueno es que estemos aquí!’ se pueden interpretar de dos maneras. ¿Quiere decir Pedro que es bueno para ellos (los discípulos, pero quizás incluyendo a Jesús, Moisés y Elías) estar allí y que quiere retener esta experiencia ofreciéndoles alojamiento para la noche, o se refiere a que viene bien que estén ellos (los discípulos) allí, porque ahora pueden servir a Jesús, Moisés y Elías montando tres tiendas? Ambas interpretaciones encajan en el contexto y, a falta de argumentos determinantes es difícil hacer una elección. En ambos casos, Pedro no tiene en cuenta que el acontecimiento es de corta duración. Y es que no puede ser duradero, visto que las palabras de Jesús sobre su sufrimiento, su muerte y su resurrección (Mc.8:31) todavía no se han cumplido.

 6No sabía qué decir, pues estaban asustados

  • Pedro y los otros discípulos evidentemente estaban asustados y no saben cómo reaccionar a la situación. Pedro ha exclamado algo porque no sabe qué decir ante todo esto (comp. Mc.14:40). La palabra ekphobos (‘asustados’) por lo demás sólo aparece en el NT en Heb.12:21 (Dt.9:19 LXX), también allí como reacción humana (de Moisés) a la revelación de la gloria celestial (comp. Mc.4:41; 6:50,51; 16:5,8).

7Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo». 

  • La nube y la voz forman el clímax de esta transfiguración en el monte.
    • La presencia de la nube nos indica la presencia de Dios (Ex 40,34-38; 2Cr 5,13,14; comp. Is.6:4; Ap.15:8). La nube (según Mt.17:5 una nube de luz) tiene aquí una doble función: revela (que Dios está presente de una manera especial) y encubre (de manera que Dios no es visible para las personas).
  • La nube ‘hace sombra, cubre’(Ex.40:35 LXX; comp. Sal.90:4 LXX) a Jesús, Moisés y Elías (‘los’) y de esta manera los quita de la vista de los discípulos. Éstos escuchan una voz desde (ek: ‘de’) la nube.
  • Las palabras habladas son casi las mismas que después del bautismo de Jesús en el Jordán (Mc.1:11); allí se dirigían a Jesús mismo (‘tú eres mi Hijo amado’), aquí son palabras explicativas para los discípulos (‘éste es mi Hijo, el amado’).
    • El título ‘Hijo amado’ recuerda a Sal.2:7 (comp. Gn.22:2,12,16 LXX) y es una referencia al Mesías (véase com. Mc.1:11). A diferencia de Mc.1:11 (‘en ti tengo complacencia’) aquí se finaliza con un llamamiento a los discípulos a obedecer a las palabras y las enseñanzas de Jesús: ‘Escuchadle’.
    • Con estas palabras, que nos recuerdan a Dt.18:15, Jesús es identificado como un ‘profeta como Moisés’, es decir, el Mesías. Al inicio del tiempo del sufrimiento, pues, Jesús es señalado de nuevo por Dios mismo como el Mesías y se hace un llamamiento a los discípulos de ser fieles a Jesús y obedecerle a Él.

8De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos

  • Moisés y Elías se han ido, la nube ha desaparecido y la voz divina ha dejado de hablar. Por lo visto la aparición termina de manera repentina (exapina: ‘de pronto’) y la situación ha vuelto a ser como antes, (‘Jesús, solo con ellos’ comp. vs.2). Jesús no retuvo la gloria celestial que ha experimentado, sino que conscientemente se privó de ésta para ir el camino hacia la cruz (Flp.2:6-11).

9Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. 

  • Mientras descienden del monte Jesús (‘el Hijo del hombre’) les manda a sus discípulos que no hablen de lo ocurrido con nadie (Mc.1:44v.; Mc.3:12; Mc.5:43; Mc.7:36; Mc.8:30). Sólo después de su (sufrimiento, muerte y) resurrección habrá llegado el momento para eso, porque su ser el Mesías no se puede separar de su padecimiento y de su muerte. Si los discípulos empezaran a proclamarle ya ahora como el Mesías, el pueblo en su entusiasmo fácilmente podría proclamarle como líder político (véase com. Jn.12:13). Él no ha venido para liberar Israel de los romanos, sino para morir por los pecados del pueblo y traer la reconciliación entre Dios y el hombre.

10Esto se les quedó grabado y discutían (entre sí) qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos.

  • Esta resurreción de la cual hablan los discípulos entre sí no es la resurrección de entre los muertos general, que ya era conocida en aquellos días por los judíos (Hch.23:6-8). En el contexto del vs.9 debemos pensar aquí concretamente en la resurrección del Hijo del hombre (vs.9). Como los discípulos no relacionan la imagen del Hijo del hombre con la del soberano celestial (Dn.7:13 s.), ni la del Mesías con los textos que hablan del padecimiento y la muerte del Mesías, no logran entender por qué Jesús dice que el Hijo del hombre resucitará de entre los muertos (y además, que morirá primero). Para los judíos la muerte y la resurrección del Mesías no eran compatibles: el Mesías no puede morir (véase Jn.12:34).
  • Las palabras pros heautous (‘para sí, entre sí’) … ton logon ekratēsan (lit. ‘retuvieron la palabra’) se puede interpretar aquí en el sentido de ‘retener para profundizar más’, podríamos decir aquí: ‘no les abandonaba’.
  • En este pasaje, se nos presenta la transfiguración de Jesús en el monte como un anticipación de su resurrección y glorificación, destacando la relación entre la oscuridad de la cruz y la luz de la resurrección.
  • Los discípulos son testigos de la gloria celestial de Jesús, simbolizada por su transfiguración y la presencia de Moisés y Elías.
  • A través de esta experiencia de la voz del Padre, se les confirma la identidad de Jesús como el Mesías y se insta a los discípulos a escuchar y obedecer sus enseñanzas.
  • Aunque Pedro propone retener esta gloria construyendo tiendas, la revelación es efímera y Jesús les indica que guarden silencio hasta después de su resurrección.
  • Los discípulos, desconcertados, reflexionan sobre el significado de la resurrección, aunque no comprenden plenamente su conexión con la muerte del Mesías.

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