Lección 15: los libros 1 y 2 de Samuel

samuel y eli

Nombre

Si uno empieza a leer el primer y el segundo libro de Samuel, y luego sigue con el primer y el segundo de Reyes, tenemos la impresión de estar leyendo una sola obra. Es muy posible que la separación en dos libros divididos a su vez en dos partes tal vez obedezca a razones prácticas de facilidad en el manejo de los rollos de pergamino en los que estaban escritas las copias, y al parecer tiene su origen en la traducción de los Setenta. En esta versión griega los dos libros de Samuel aparecen unidos con los dos de los Reyes formando un conjunto de cuatro libros sobre los Reinados. En la Vulgata se respetaron esas separaciones y agrupaciones, y se denominó a esos cuatro libros con el nombre de 1, 2, 3 y 4 Reyes.

El texto hebreo masorético y la versión griega de los Setenta presentan numerosas divergencias, aunque se trata casi siempre de cuestiones de detalle. No obstante, hay algunas más significativas, como la omisión en el texto griego de algunos duplicados que aparecen en el texto hebreo. En los textos de Qumrán han aparecido bastantes fragmentos hebreos de Samuel, que nos ofrecen una tradición textual más próxima al texto de los Setenta que al masorético.

Estructura

Los libros de Samuel tratan de los orígenes de la monarquía. La narración se va centrando alrededor de unos personajes que van apareciendo y desapareciendo sucesivamente. Los relatos acerca de cada uno de ellos se van superponiendo con el anterior, hasta que éste desaparece, y entra en escena el siguiente. Estos protagonistas sucesivos son Samuel, Saúl y David. Los libros de Samuel se pueden dividir en varias secciones:

  • 1. Samuel (1,1‑7,15). En esta se incluyen dos tradiciones acerca de Samuel: una de ellas lo presenta como profeta y la otra con características análogas a las de los jueces. Separando ambas secciones hay un relato de carácter popular acerca de las distintas peripecias que sufrió el Arca de la Alianza al caer en manos de los filisteos.
  • 2. Samuel y Saúl (8,1‑15,35). También en esta sección se recogen dos tradiciones distintas. En una de ellas se expone que Samuel unge espontáneamente a Saúl tras un encuentro fortuito cuando éste iba buscando las burras que se le habían perdido a su padre. En la otra es el pueblo quien lo pide y Samuel accede en contra de su voluntad. Saúl al principio cuenta con el apoyo de Dios y del pueblo, pero al final es rechazado. Las razones para el rechazo son distintas: por no haber esperado a Samuel para ofrecer un sacrificio, y por haber perdonado la vida a un rey vencido y haberse reservado parte del botín de guerra sin entregarlo al anatema.
  • 3. Saúl y David (1 Sam 16,1‑2 Sam 1,27). También en esta sección abundan los duplicados. El conocimiento de ambos en un caso se deriva de la entrada de David al servicio de Saúl, como músico y en otro de la lucha entre David y Goliat. Saúl atenta en dos ocasiones contra la vida de David (1 Sam 18,10‑11 y 1 Sam 19,9‑10). También dos veces se constata la popularidad de David (1 Sam 18,12‑16 y 1 Sam 18,28-30). Así mismo en dos ocasiones se le promete casarlo con la hija de Saúl (1 Sam 18,17‑19 y 1 Sam 18,20‑27). David es traicionado dos veces (1 Sam 23,1‑13 y 1 Sam 23,19‑28), en otras tantas perdona la vida a Saúl (1 Sam 24 y 26). Y, por último, en dos oportunidades se refugia en la casa de un príncipe filisteo de Gat (1 Sam 21,11‑16 y 1 Sam 27,2‑12).
  • 4. David rey (2 Sam 2,1‑20,26). Aquí se puede apreciar un cambio de estilo con respecto a las secciones anteriores. Esta es más coherente. En ella se narra la consagración de David como rey de Judá en Hebrón, y a continuación las diversas luchas e intrigas que se producen hasta que termina por ser aceptado como rey de Israel tras la muerte del hijo de Saúl, Isbaal. También se narra su adulterio con Betsabé, la recriminación por medio de Natán y el castigo que sigue al mismo. Dentro de su familia se producen hechos escandalosos: Amnon viola a su hermana Tamar y es asesinado por Absalón. Posteriormente éste se sublevará contra su padre, y perecerá.
  • 5. Epílogo (2 Sam 21,1‑24,25). Se trata de seis textos diversos. El primero se refiere a la ejecución de los descendientes de Saúl en Gabaón. A continuación sigue una lista de hazañas de David frente a los filisteos, y se recoge un canto de acción de gracias atribuido a David que coincide con el Salmo 18. Sigue un oráculo acerca de David y una lista de paladines de David. Por último se narra la construcción de un altar en el futuro emplazamiento del Templo, después de la peste con la que Dios castigó a David por haber realizado un empadronamiento del pueblo.

Elementos de interés

Estos libros recogerían las tradiciones acerca de los orígenes de la monarquía en Israel. La crítica histórica de los libros de Samuel junto con los hallazgos arqueológicos (más abajo) nos permite realizar un retrato de la época histórica en la que se sitúan las narraciones contenidas en estos libros sagrados. Todavía no se ha encontrado documentación extrabíblica que ofrezca su versión de los acontecimientos narrados en ellos, pero lo que hay permite reconstruir un trasfondo objetivo que se ajusta bastante bien a la ambientación de esos relatos.

Contenido teológico

Como siempre presentamos el sentido teológico de estos dos libros:

  • Sentido teológico de los libros de Samuel. En esta historia vemos a personas al servicio del designio salvador de Dios: reyes y profetas. A pesar de la gran dignidad del rey, “hijo de Dios” nunca es divinizados como en Egipto, o en otros pueblos de oriente. A pesar de la rica personalidad humana y gran sentido religioso de David, en ningún momento está idealizado, se ven sus miserias. El Oráculo de Natán con sus perspectivas mesiánicas, así como la idea de Jerusalén, con el Arca, como la “ciudad del Señor«, son algunas de las ideas que aportan estos libros
  • Significación de los libros de Samuel en la fe de la Iglesia. La clarificación mesiánica como descendencia David, así como la singularidad de su reino, preparan a Jesús “hijo de David” y rey del Reino de Dios. La figura de David ha sido muy usada en la predicación cristiana (pastor, lucha contra el mal, arrepentimiento). Así mismo es de destacar la idea de la “nueva Jerusalén” que presenta el libro

El personaje más destacado teológicamente en 1-2 Samuel es:

Exégesis de un fragmento

Arqueología

  1. Saúl y el paso de Mikmás
  2. Guibá (Tell el-Ful) y Bet-san (Tell el-Husn)
  3. La denominada «inscripción de Goliat»
  4. Las tradiciones acerca de los orígenes de la monarquía en Israel

4 comentarios sobre “Lección 15: los libros 1 y 2 de Samuel

  1. EL BIEN COMUN PRINCIPIO SOCIAL CRISTIANO

    Aunque podemos tener una idea general de qué es la doctrina social cristiana , a menudo resulta más simple eliminar las nociones falsas comenzando con lo que no es. la doctrina social se enfrenta seriamente con las realidades y estructuras existentes, y los desafíos de la humanidad para buscar soluciones a las situaciones sociales, políticas y económicas, dignas de la dignidad humana, de manera que se cree un sano grado de tensión entre las realidades temporales que encontramos y el ideal del Evangelio. La doctrina social cristiana pertenece al marco de la teología y especialmente de la teología moral Es un conjunto de principios, criterios y directrices de acción, con el objeto de interpretar las realidades sociales, culturales, económicas y políticas, determinando su conformidad o inconformidad con las enseñanzas del Evangelio sobre la persona humana y su vocación terrenal y trascendente. Principios y valores fundamentales. La doctrina social adquiere sus principios básicos de la teología y la filosofía, con ayuda de las ciencias humanas y sociales que la complementan. Estos principios incluyen la dignidad de la persona humana, el bien común, la solidaridad, la participación, la propiedad privada, y el destino universal de los bienes. Los valores fundamentales incluyen la verdad, la libertad, la justicia, la caridad y la paz.

    Directrices de acción: opiniones contingentes sobre acontecimientos históricos. Esto no es una deducción lógica y necesaria que surja de los principios, sino también el resultado de la experiencia pastoral de la Iglesia y de la percepción cristiana de la realidad; la opción preferencial por el pobre, el diálogo, y el respeto por la autonomía legítima de las realidades políticas, económicas y sociales. Ejemplo: sugerencias de condonación de la deuda internacional, reformas agrícolas, creación de cooperativas,El primer fundamento de la enseñanza social católica es el mandamiento de Jesús de amar: Ama a Dios sobre todas las cosas y ama a tu prójimo como te amas a ti mismo. Éste es el fundamento de toda la moral cristiana y, por lo mismo, de la doctrina social de la Iglesia que es parte de esta moral. Jesús decía que el doble mandamiento del amor no es sólo el primero y más importante de todos los mandamientos, sino también el resumen o compendio de todas las leyes de Dios ,inspirado en los valores de la libertad, la democracia, la tolerancia y el humanismo cristiano de tradición occidental” y “defiende la dignidad del ser humano y los derechos y libertades que le son inherentes
    La democracia-cristiana acepta como legítimo el sentimiento nacional y el patriotismo. Lo que no es aceptable para un demócrata-cristiano es el creer que no existen otras asociaciones diferentes que deben tomarse en cuenta dentro del contexto universal. Existe una comunidad de naciones que está unida por vínculos de solidaridad y de justicia social internacional. Para la democracia cristiana el desarrollo actual de la técnica, los problemas económicos y sociales no podrán resolverse si antes no se realiza un proceso de integración en un ente internacional o supra- nacional.

    La democracia social cristiana considera igualmente el que las naciones deben integrarse en tres procesos diferentes: una integración económica, una social y cultural y, de ser posible, una integración política.

    En esta forma, la democracia social cristiana concibe una descentralizada división de poderes, al mismo tiempo que defiende la existencia entre el individuo y el Estado, de otras sociedades cuyo regular funcionamiento garantiza la plenitud de una democracia orgánica. Estas sociedades son de dos tipos: Naturales unas y otras de Creación por la Ley y ambas cumplen una finalidad cuya trascendencia es para la Democracia Social Cristiana imponderable.

    El pluralismo social y jurídico señala que cada uno de los cuerpos intermedios tiene un fin humano, propio de los mismos, que hay que respetar. En esta forma, el hombre con su libertad, forma la familia. Por ello, la democracia cristiana defiende, en primer lugar la integridad de la familia contra todos los intentos de disolución que le amenazan.

    El reconocimiento de los cuerpos intermediarios entre los individuos y el Estado, que son las organizaciones profesionales, es una idea clave en la doctrina social cristiana. Ésta le reconoce ventajas inapreciables: se halla más próximo que el Estado a las verdaderas necesidades del hombre y respeta más la persona; procura y reparte mejor las iniciativas y las responsabilidades; en fin, descongestiona al Estado. Por ello, los documentos de esta doctrina social cristiana han dado siempre tanta importancia a la organización profesional, que descansa en tres elementos: el s., la corporación profesional y la existencia de un estatuto de derecho público,
    Principios cristianos que deben inspirar la política sindical. La idea central de la doctrina sindical cristiana que domina todos los pormenores de esta doctrina y le da su carácter moral, es la idea cristiana del hombre: criatura racional llamada a un fin personal sobrenatural, que ha de vivir en sociedad y utilizar los bienes materiales. Para alcanzar ese fin es muy útil y a veces indispensable la sociedad profesional organizada, que puede prestar grandes servicios a las otras sociedades (a la Iglesia, a la familia, a la nación), haciendo que la persona humana se desarrolle rectamente en el uso de aquellos medios convenientes y necesarios y que tenga fácil acceso a ellos. La organización sindical es una institución cuyo campo de acción es de orden económico-social, y, por tanto, en gran parte técnico, pero que, por referirse al hombre, está subordinado a la moral y la religión. Por eso, y como ya hemos apuntado, la acción sindical ha de estar orientada al bien común, inspirada por la justicia y la caridad, estructurada sobre la base del respeto a la persona y a la convivencia humana, etc. Con respecto, más concretamente, a la estructura sindical, lo vital del pensamiento orientador de la doctrina social cristiana se centra en cuatro principios fundamentales: el de representatividad, el de autonomía, el de participación y el de libertad de actuación. Sin una vigencia efectiva de estos cuatro principios no habría un auténtico sindicalismo que mereciera este nombre, y menos aún un sindicalismo inspirado en la doctrina social cristiana
    Bien Común es lo que preserva, asegura y propicia el desarrollo de los diversos bienes particulares, los cuales se ordenan con base en él. La realización del Bien Común simultáneamente implica la justicia, la seguridad, la defensa del interés general, el respeto y la protección de la persona y sus derechos.
    Sin embargo, el Bien Común tiene un límite. El Bien Común siendo inmanente o temporal no es limitado ni absoluto. La sociedad jamás puede exigirle al hombre el sacrificio de su personalidad, ni arrebatarle sus derechos naturales, ni pedirle que haga el mal, porque el Bien Común es algo moralmente bueno. Por ello, no debe confundirse con el llamado Bien Común del Estado que es uno de los elementos del Bien Común Separado como lo llama Maritain. Los derechos naturales de la persona han de merecer respeto por parte del Estado, el cual debe integrar, sin anular, ni eliminar, a todas las otras sociedades (intermedias entre el Estado y el individuo) y las iniciativas privadas que tiendan a favorecer la perfección de la persona humana. Si se actúa de otro modo, no puede ser alcanzado el Bien Común.

    Bien común es el conjunto de condiciones de la vida social que permiten que las asociaciones y cada uno de sus miembros alcancen de manera más fácil e íntegra la perfección que les corresponde.
    Jacques Maritain es sin duda, uno de los filósofos que ha ejercido mayor influencia en el pensamiento cristiano del mundo entero y en la mentalidad socialcristiana de América Latina. Los estudios tomistas deben a él y a Etienne Gilson principalmente, el espíritu de renovación que tanto ha significado en el mundo occidental.La preocupación del pensamiento maritainiano es aunar, reconocer, absorber, dentro de una concepción ecuménica capaz de permitir la búsqueda de las ovejas perdidas, la convivencia con los hermanos separados. Es una preocupación pastoral en la misma línea que un siglo antes en Roma, la Habana y otros lugares de América, habían tenido preocupaciones similares los Varela, los Díaz de Gamarra y tantos otros afiliados a tesis eclécticas o electivas. Vale decir selectivas. Sólo que en Maritain el propósito no es tanto alcanzar una síntesis sino un mosaico. No totalizar – de ahí su fobia a todo totalitarismo – sino particularizar, reconocer que la cordillera supone, por definición cumbres diversas. Su apelación a la analogía es continua. Su rechazo de la identificación es permanente. No hay luz sin sombras ni sombras sin luz. No cree posible ontologizar las antítesis, pero cree que deben coexistir en todo panorama.El fin de la sociedad política es perseguir el bien común. Pero este bien común no es la mera suma de los bienes particulares, pues, como Aristóteles nos enseña, “incluso en el orden matemático seis es algo más que tres más tres”. Es decir que el número seis tiene vigencia propia e independiente de los sumandos, e incluso puede ser resultado de otros diferentes. Y a su vez puede combinarse con entidad propia en la serie de los números en cifras de valor absoluto y relativo ad infinitum. El hombre del humanismo cristiano – dice Maritain – sabe que la vida política aspira a un bien común superior a una mera colección de bienes individuales… que la obra común debe tender, sobre todo, a mejorar la vida humana misma, a hacer posible que todos vivan en la tierra como hombres libres y gocen de los frutos de la cultura y del espíritu… aprecia la libertad como algo que hay que ser merecedor; comprende la igualdad esencial que hay entre él y los otros hombres y la manifiesta en el respeto y en la fraternidad; y ve en la justicia la fuerza de conservación de la comunidad política y el requisito previo que llevando a los no iguales a la igualdad, “hace posible que nazca la fraternidad cívica…”
    Maritain cree que la democracia ha de ser más que una etiqueta, más que una mera forma, un verdadero estilo de vida, toda una concepción cultural del universo. Existe una democracia verbalista, demagógica, que decepciona a los pueblos que no se sienten representados por sus dirigentes. No se vive el propósito igualitario ni participativo. El pueblo no opina, ni decide aunque aparentemente vote. Sólo sufraga, es decir, paga los gastos de la burocracia estatal. Los partidos demócratas cristianos deben ser populares aunque no clasistas, pero mirar con honda simpatía a las clases más desvalidas de la comunidad política y promover su ascensión, no con sentido paternalista, sino para que sea sujeto de sus propias decisiones.”inspiración cristiana”, en buena parte por influencia maritainiana. Incluso al calificar de cristiana la democracia parece subrayarse esta idea. Dentro de las filas del propio social-cristianismo la cuestión del nombre ya ha sido muy debatida. Y de hecho algunos de estos grupos políticos han desechado la etiqueta por cuanto compromete y responsabiliza a los miembros en esta cuestión.Pero para Maritain, el éxito inmediato que alienta el maquiavelismo no es más que una ilusión. Puede ser que el mal y la injusticia triunfen de esa forma, pero solo para provecho de un hombre. Nunca de la sociedad. Ni es tampoco fruto duradero como corresponde al bien común. Más bien fuente de males. Mussolini escribió un prefacio para una edición de ‘El Príncipe’ cuando se creyó en el apogeo de su gloria. Veinte años más tarde vimos como toda aquella aparente exitosa irradiación del poder se volvía tensión, derrotismo y violenta caída en una nación destruida. Pero, aún así, hay que advertir que muchos de los éxitos de la Italia en ascenso fueron debidos también a factores que escapaban al mero maquiavelismo.

    Para Maritain los grandes representantes del ‘maquiavelismo contemporáneo absoluto son el fascismo, el nazismo y el comunismo. Son los verdaderos maquiavelismos, los que devoran a ‘los otros más moderados o tolerables.

    La conciencia moral no es suficiente si al mismo tiempo no implica una conciencia religiosa. Pero la política cristiana no es teocrática ni clerical ni es política de pseudodebilidad evangélica y de no resistencia al mal. Sus armas son la justicia real y concreta, la fuerza, la perspicacia y la prudencia. Ha de empuñar la espada, atributo del Estado, pero sabiendo que la paz es fruto no solo de la justicia sino del amor.
    Participar y Decidir el Bien Común en la Justicia y la Paz
    Si permanecen fieles a mi palabra, ustedes serán verdaderamente mis discípulos; así conocerán la verdad y la verdad los hará libres LA BIBLIA (JUAN. 8, 31-32).
    La democracia es fundamentalmente un “ordenamiento”, y como tal, un instrumento y no un fin. Su carácter “moral” no es automático, sino que depende de su conformidad con la ley moral a la que, como cualquier otro comportamiento humano, debe someterse; esto es, depende de la moralidad de los fines que persigue y de los medios de que se sirve
    Hacia la consolidación de la Democracia
    La democracia participativa, con soberanía suficiente para negociar de tú a tú, con el resto de las naciones; anhela tener un gobierno que garantice el respeto irrestricto a los derechos humanos y tenga como prioridad el ejercicio de la justicia social; un gobierno que se conduzca haciendo valer el estado de derecho y que imparta justicia superando cualquier intento de corrupción; un gobierno que someta la delincuencia dentro de los cauces de la legalidad; nuestro Pueblo anhela un gobierno que se respete a sí mismo y gane la autoridad moral ante el pueblo por buscar primero y, ante todo, el bien común.
    Participación ciudadana Todo proceso electoral y democrático deberá desembocar en un proyecto al Servicio de la Nación, y no de los intereses de los Partidos y Grupos Políticos. Todo creyente tiene el deber inmediato e inexcusable de colaborar en favor de un orden justo en la sociedad, configurar rectamente la vida social y animar todas y cada una de las actividades políticas que le corresponda viviéndolas “como caridad social”. Debe hacer presente en nuestra cultura y, por tanto, en su vida cotidiana los valores universales de la dignidad de la persona humana, el respeto a los derechos humanos, la búsqueda del bien común, el cuidado del medio ambiente, la verdad, la justicia, la libertad, el amor, la solidaridad, la tolerancia y la paz. Sin estos valores que, por cierto, tienen una profunda raigambre cristiana, nuestra sobrevivencia y convivencia estarán en peligro.
    Además de presentarse con voluntad de servir y no de beneficiarse del poder; deberán mostrar coherencia básica entre su conducta y los principios morales necesarios para desempeñar su misión. Confiamos que, de forma transparente e integral, los candidatos presentarán al electorado su proyecto de gobierno, basado en una valoración ética sobre el estilo de desarrollo y estableciendo los problemas que nuestra sociedad debe solucionar y los métodos para enfrentarlos.La conciencia cristiana bien formada ejerce el voto de modo que la realización de un programa político o la aprobación de una ley particular sean coherentes con la fe y la moral y no dañen el bien de las personas y las instituciones. Frente a ambos aspectos, es necesaria una formación del criterio y una reflexión profunda, ya que ni en las elecciones ni en ningún otro aspecto de la vida pública, podemos prescindir de las exigencias éticas fundamentales e irrenunciables de la fe, pues “los creyentes deben saber que está en juego la esencia del orden moral, que concierne al bien integral de la persona” De esto surge también el perfil idóneo de quienes ocuparán la presidencia del país y las diferentes responsabilidades en los cuerpos legislativos. El análisis del currículum personal de los candidatos es a menudo un instrumento importante para llevar a cabo este discernimiento.
    El Bien Común es concreto, porque siempre es una realidad tangible, un medio organizado conforme a los mejores recursos del momento. El Estado tiene como misión cuidar directamente, mediante una amplia planificación y coordinación de la cooperación social, todas las necesidades existenciales de sus miembros, contando con una amplia gama de políticas públicas además de un amplio sistema de derechos humanos que protejan a las personas en todas las eventualidades de la vida, proporcionándoles la ayuda que necesitan. Los bienes y organizaciones de carácter público, sumados en armonía, son necesarios para que los individuos, como miembros de la colectividad, cumplan su destino temporal y eterno generando el mayor bien posible.

    Es perfectible y dinámico, porque siempre es mejorable y parcialmente realizado, pero jamás perfectamente alcanzado. Al lograr metas, surgen de inmediato nuevos retos; trabajar y hacer política de bien común en Acción Nacional es tarea permanente.
    El Bien Común, como elemento fundamental de la estructura de toda comunidad, implica que gracias al don de la sana convivencia social fundamentada en la amistad, se genera cultura. La cultura es fruto de la acción del hombre, donde quiera que éste se encuentre en el mundo. La cultura humaniza, ya que es el conjunto de significados y valores que le dan sentido de pertenencia y destino a una comunidad. Los hombres y mujeres de todo grupo y nación deben tomar conciencia de que ellos son los autores y promotores de los valores culturales de su comunidad para que estos no decaigan.Sin efectivas garantías de los derechos fundamentales del ser humano, no cabe realización alguna del Bien Común, y sin democracia participativa decae el perfeccionamiento continuo de la comunidad en la búsqueda de su bien propio. La justicia social se promueve mediante la participación de todos en la definición, construcción, realización y disfrute del bien común; su definición en común es lo que constituye la democracia participativa.El Bien Común facilita el despliegue de la persona y el establecimiento de espacios culturales para el ser humano. La máxima expresión del mismo, es un orden social cooperativo y solidario en el que las personas vivan a plenitud el bien ser, el bien hacer y el bien estar, garantizando que las generaciones por venir también tengan acceso a estas posibilidades plenificadoras.
    el bien común nacional y universal exigen esa presencia inmediata y activa, que coopere a restaurar el sentido de unidad y hermandad en la convivencia y el equilibrio de valores que la misma crisis actual coloca en falsas oposiciones, tales como persona y sociedad, libertad y autoridad, trabajo y capital, justicia y libertad.
    Este deber cívico es también una obligación de testimonio y un mandato de caridad, que no se pueden cumplir suficientemente con la sola labor doctrinaria, pues su propia razón de ser está en su realización práctica.
    Ello significa la necesidad permanente de actuar en el terreno político, necesidad más justificada aún en nuestros tiempos y en nuestra Patria, en que la política en sentido amplio es el cauce natural para solucionar los problemas temporales de la comunidad.
    Estamos convencidos de la urgencia y posibilidad de instaurar una política nutrida ante todo en los valores espirituales, fundada en la buena voluntad cívica y vivificada por la libertad y la justicia; una política de unión en los fines supremos y de tolerancia en la diversidad de los medios honestos con terminante exclusión de la violencia; en fin, una política que merezca ser llamada ciencia, arte y virtud del bien común.
    Creemos igualmente que tal empresa sólo puede inspirarse y sostenerse en los principios sociales del cristianismo,

    ABEL REYES TELLEZ
    PRESIDENTE NACIONAL
    PARTIDO SOCIAL CRISTIANO NICARAGUENSE PSC.
    HISTORIADOR TEOLOGO CRISTIANO.
    TELFAX 505 22493460
    EMAIL: PSCNICARAGUA@HOTMAIL.COM
    MANAGUA NICARAGUA.

  2. Samuel es considerado como profeta y juez, el es importante porque le toca en su epoca el establecimiento de la monarquia del pueblo de israel, ungiendo al rey saul, que no cumple con dios y despues unge al rey david, querido por el pueblo de israel, que se establece en jerusalen; david es el personaje mas destacado en los libros 1y2 de samuel; david es presentado en la iglesia como una linea importante de jesus, se le menciona en el nuevo testamento como jesus hijo de david, es sinonimo de pastor, lucha contra el mal, arrepentimiento, etc,.

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