La tradición de Israel en Egipto

Las construcciones de Pi-Tum y Pi-Ramsés, en tiempo de Ramsés II.

Por esta afirmación se supone que el faraón opresor fue Ramsés II (1292‑1225 a.C.) que destacó por sus construcciones en el delta oriental, donde construyó una ciudad con el nombre de Pi‑Ramsés (=ciudad de Ramsés), que es una de las que cita el texto bíblico. De otra parte es cierto que los soberanos egipcios tenían “ciudades almacenes” como base de aprovisionamiento para las expediciones militares por tierras de Canaán y de Siria. Una de ellas era Pitom; en esta ciudad se ha encontrado un templo dedicado a Tum que debió dar origen al nombre de Pi‑Tum, y también construcciones en ladrillo que podrían ser los “almacenes” de los que habla el Éxodo. Por tanto este dato no es determinante ni de fecha ni de lugar, pero nos aporta una orientación suficiente. El texto bíblico dice que los egipcios sometieron a los hebreos a la elaboración de ladrillos y adobes, y que también los emplearon en tareas del campo. En las pinturas egipcias no son raras las escenas de esclavos atados, bajo el control de los escribas que llevan la contabilidad de sus trabajos, y vigilados por capataces con látigos. En Ex 5,14 se menciona a los escribas egipcios que controlaban la cantidad de adobes producidos por los hebreos. En la tumba del príncipe Rejmare aparecen representadas las diversas faenas de los esclavos en Egipto con esta inscripción: “Prisioneros traídos por Su Majestad para la construcción del templo de Amón, los cuales hacen ladrillos para el templo de Karnak”. Tampoco estaban preparados los israelitas para las labores del campo (Ex 1,14), que eran penosas, pues suponían estar metidos en agua en los canales de riego, para elevarla mediante un cigüeñal. En Dt 11,10 se dice que en la tierra prometida no tendrán que hacer esto: “El país en el que vas a entrar no es como el de Egipto de donde has salido, en el que sembrabas tus semillas y regabas con la ayuda de tu pie como un huerto de hortalizas”. Parece por tanto que si trabajaron en tareas del campo.

Sobre Moisés, nombre egipcio, y la leyenda de Sargón de Agadé (Mesopotamia, XXV a.C.)

Los egiptólogos dan por supuesto que Moisés es un nombre egipcio, que significa “niño” o “hijo”, del tipo de Tut‑mosis (=hijo de Tot), Ah‑mosis (=hijo de Ah) o Ramsés (=hijo de Ra). A propósito de la historia del niño salvado de las aguas se suele traer a colación la leyenda de Sargón de Agadé (Mesopotamia, s.XXV a.C.), que no tiene paralelos en la literatura egipcia, y que recuerda en muchos detalles el relato del nacimiento de Moisés y su liberación de la muerte en las aguas del Nilo (Cf. Ex 2,1‑10). Ese texto dice así: “Sargón, el soberano poderoso, rey de Agad soy yo. Mi madre fue una sacerdotisa; no conocí a mi padre. Los hermanos de mi padre amaron los montes. Mi ciudad es Azupiranu, situada a orillas del Eúfrates. Mi madre me concibió y me dio a luz en secreto; me puso en una cesta de juncos y selló la tapadera con betún; me echó al río, el cual no me anegó sino que el río me transportó y me llevó a Akki, el aguador. Este me extrajo cuando sacaba agua del pozo; Akki el aguador me recibió por hijo suyo y me crió; Akki el aguador me nombró su jardinero” (ANET 119, SAO, 100). El hecho de la formación de Moisés en la corte faraónica no es inverosímil, ya que por los documentos egipcios sabemos que algunos faraones hicieron educar a niños asiáticos en su corte para prepararlos para desempeñar funciones administrativas en las provincias asiáticas del imperio.

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